Aceptemos que Led Zeppelin peca de "antiguo", y que el ´trap´ o ´rap´ de los pobres convierte la pista de baile en disquisición bizantina. Todo a cambio de que Kvinz restituya la figura del productor musical, del editor literario, de la persona con criterio que selecciona las perlas y sobre todo descarta lo inadmisible. Este árbitro inyecta un mínimo de cordura en los creadores, y permitirá un día a Kvinz un yate de David Geffen. Por cierto, el término ´DJ´ fue acuñado por el viperino Walter Winchell en 1935. ¿Quizás un poco "antiguo"?
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