Ovidie (Lilla, Francia, 1980) inició su carrera en la industria del cine porno como actriz cuando contaba 18 años. A los 19 ya había dirigido su primera cinta y a los 21 publicaba su primer libro. Activista feminista, como periodista ha producido diversos documentales entre ellos Pornocracy, cinta que presentó ayer en el Atlántida Film Festival.
¿Por qué un giro hacia el periodismo en su carrera?
Empecé a actuar a los 18 y lo dejé a los 22. Me convertí en directora a los 19 años. Desde el principio compaginé mis estudios de Filosofía con el trabajo. Seguía escribiendo. Lo que quiero decir es que el porno es parte de mi vida, una experiencia interesante que a veces ha sido feliz y otras no. Es parte de mí, pero no lo es todo.
Conoce bien la industria y sin embargo ¿qué le ha llevado a realizar esta investigación sobre el sector en Internet?
La mayoría de los documentales sobre porno que existen no son buenos porque están impregnados de pánico moral o porque son documentales hechos con mala fe, que con la excusa de la libertad de expresión defienden el porno como tal, y no ven los problemas que hay dentro. Yo estoy entre esos dos mundos porque no hago juicios de valor y al mismo tiempo soy periodista, gracias a esa posición podía volver al porno y hacer un documental desde dentro, estando en una posición más neutra.
¿Cuál es la revelación más impactante de Pornocracy
El nuevo modelo económico que ha surgido. El porno mueve muchísimo dinero en Internet y está controlado por las grandes plataformas. También la explotación laboral aunque esto ocurre en otros sectores económicos. Del material realizado con lifecams, se quedan con el 60 ó el 70 por ciento de los beneficios. Se permite todo, es un espejo exagerado de la sociedad pero no sólo en la parte monetaria, si no también en la más social. Si la sociedad es sexista, el porno será súper sexista y si es racista, el porno lo será.
Y este modelo de sexualidad distorsionada es el que está llegando a los jóvenes
Se acaba de publicar un estudio en Francia que revela que el acceso al porno es cada vez más prematuro, a los 9 años. En el 75 por ciento de los casos llegan a través del móvil; sin ningún tipo de restricción. Y el contenido muchas veces es muy violento. Me extraña mucho que los gobiernos no hagan nada y que el problema ni siquiera haya llegado a la Unión Europea. Hace 20 años un chico le robaba un VHS a su padre y lo miraba por curiosidad. La de ahora es una generación cobaya, más adelante se promulgarán leyes que controlen todo esto, pero ahora estos jóvenes están creciendo con unos nuevos modelos sexuales que son muy violentos.
¿Por qué es necesario el porno feminista?.
Es muy importante no mostrar una sola forma de porno. La pornografía mainstream está siempre basada en las mismas reglas y pautas aunque se hagan en un orden distinto. Hay que encontrar formas de mostrar otro tipo de sexualidad y esto lo están consiguiendo realizadoras como Erika Lust. El porno feminista es necesario pero por sí solo no puede luchar contra todos estos estereotipos, es una gota de agua dentro del océano.
