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A tiro

Mejor sin día de la música

El Día de la Música celebrado en la plaza de España ha sido un fracaso estrepitoso. Si el año anterior, el público que se acercó al Parc de Ses Estacions fue escaso, este año ha sido minúsculo.

Las razones no hay que buscarlas exclusivamente en la solanera que se derramaba sobre el escenario y la explanada de cemento, sino también en la propia concepción de la fiesta y su organización.

Por una parte, muchos músicos han lamentado no poder participar en el proyecto y en las actuaciones presentándose a una convocatoria abierta y en igualdad de condiciones. Como consecuencia, la reacción de los mismos (al menos la de muchos de ellos) ha sido desentenderse por completo de la propuesta. (De los ciudadanos, ya ni hablemos). En este punto, cabe decir que las instituciones deberían haberse dado cuenta de que la gente cada vez tolera menos los proyectos con participación restrictiva y sin concurrencia pública y de que si continúan así la brecha con la sociedad será aún mayor.

Por otra parte, tampoco queda demasiado clara cuál es la finalidad musical de este proyecto capitaneado por tres discográficas de la isla. Dicen que de escaparate de las bandas locales pero es que ya existen otras iniciativas que trabajan este concepto, como algunos concursos de bandas o el Fira B!, y cada fin de semana ya hay conciertos de grupos mallorquines a los que acuden entre 50 y 100 personas. Es decir, tampoco da la sensación de que la propuesta sea algo realmente trabajado y diferencial, y parece que la institución ha comprado, sin pensar demasiado, el proyecto con la finalidad de cumplir con una conmemoración y, por ser suave, hacer algo con los músicos porque toca.

¿No debería replantearse el Consell esta propuesta llamada la Festa de la Música? ¿Valorarán e intentarán averiguar las instituciones por qué no ha funcionado? ¿Se preguntan por qué estas cifras son tan bajas? ¿Se sienten responsables de ello? ¿Hay algún plan real y serio para impulsar de verdad la música?

Slam de poesía en Son Gotleu. El postureo cultural es otro de los males de esta legislatura de izquierdas. Cuando la biblioteca de Son Gotleu necesita refuerzo y los datos de alfabetización son propios de países muy alejados de Europa, el Ayuntamiento plantea un combate de poesía en el barrio dentro de la programación de fiestas de verano. Es una actividad sin contexto, aislada, seguramente envuelta de toda la buena intención del mundo por parte de los participantes, pero insuficiente y hasta trivial en un barrio donde casi el 40% de la población tiene problemas para leer y donde escasean políticas educativas y culturales de base para ponerle remedio.

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