La Fundació Pilar i Joan Miró inauguró ayer, con motivo de su 25 aniversario, una exposición sin precedentes, Miró mai vist, una exquisita selección de obras creadas en los talleres Sert y Son Boter, algunas inéditas e incluso sin catalogar -la mayoría expuestas por primera vez en Palma-, que podrán contemplarse hasta 28 de enero de 2018. La muestra consta de 95 obras y está centrada en el último periodo de creación del genial artista catalán, desde que se instaló en la isla, en 1956, hasta su muerte, en 1983.

La inauguración de este "sueño hecho realidad", como lo definió el director de la Fundació Pilar i Joan Miró, Francisco Copado, estuvo marcada por lo emotivo y las reivindicaciones, entre estas, la urgente restauración y consolidación de Son Boter y también del Taller Sert, según anunció el alcalde José Hila. Una de las intervenciones más esperadas del acto celebrado en el auditorio era la de Rafael Moneo, el arquitecto que proyectó el edificio. El ganador del Premio Pritzker le lanzó un "ruego" al batle: reparar y devolver a su estado original la cubierta del Espai Estrella, concebida por Joan Miró como una "piscina de agua", víctima durante años de filtraciones y humedad.

Para Moneo, la Fundació Miró no debería perseguir el convertirse "en un museo multitudinario", sino buscar otro objetivo: "Ser un santuario de peregrinación para quienes aman a Joan Miró. Esa debería ser la preocupación".

"El Territorio Miró -insistió- va más allá de lo que es un museo. No hay que luchar por cifras escandalosas de visitantes. En la Fundació aún están los árboles que Miró vio crecer... este es un lugar que guarda el aliento del artista".

Por su parte, la directora de la Fundació Miró Barcelona, Rosa Maria Malet, señaló que "un buen regalo" para quienes trabajan por el conocimiento y la difusión del mundo mironiano "podría ser un archivo común" de las tres fundaciones: la de Palma, la Ciudad Condal y la de Mont-roig (Mas Miró).

La nota emotiva la pusieron los dos nietos del artista, Joan y Teo Punyet. El primero recordó que fue "el amor de Pilar Juncosa" el que hizo posible que se levantara esta Fundació, al tiempo que evocó uno de los últimos gestos en vida del artista, cuando le pidió a su esposa un papel y un lápiz en el que le escribió: " Mai oblidis lo molt que t'he estimat". Teo, por su parte, quiso leer al auditorio un poema escrito para su abuelo, una lectura que despertó los aplausos de los presentes, entre los que se encontraban, entre otros, el artista Nils Burwitz, el director general de IB3 Andreu Manresa, el compositor y presidente de ACA Antoni Caimari, la directora de Es Baluard Nekane Aramburu, el director de la Mallorca Film Commission Pedro Barbadillo o el galerista de Pelaires, Pep Pinya.

Precisamente, tres de las obras que Joan Miró utilizó para su primera exposición en Palma, en octubre de 1970, en Pelaires, pueden contemplarse en la exposición, junto a una pieza que le dedicó a Maria del Mar Bonet.

Una exposición de "tesoros"

La muestra contiene auténticos "tesoros", en palabras de Francisco Copado. Uno de ellos son las tres obras del Reina Sofía Pintura I, Pintura II y Pintura III, de 1973, que se exponen juntas por primera vez en España, ya que el citado museo no las había sacado nuncas las tres a la vez, salvo en una ocasión, en 2015-16, para dos exposiciones en Fráncfort y Zúrich. Un caso similar se da con las tres grandes telas de la Fundació Miró de Barcelona, que desde la retrospectiva del Grand Palais de 1974 no habían vuelto a exponerse juntas.

Todas las obras exhibidas se crearon en el Taller Sert y Son Boter para pasar después a manos de amigos, instituciones de renombre y coleccionistas privados. " Miró mai vist ha logrado reunir estas piezas únicas en el lugar en el que fueron concebidas", subrayó Copado.