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Fanny Tur Riera

"No me gustan las políticas culturales mediáticas; si voy a un acto cultural, no es para hacerme un selfie

La archivera ibicenca se desmarca del anterior equipo al frente de Cultura poniendo el foco más en el ciudadano que en las industrias culturales, "también muy importantes"

Fanny Tur (Eivissa, 1961), esta semana, en el Palma Arena, sede de la conselleria de Cultura. manu mielniezuk

Ideas claras y mucho trabajo sin grandes aspavientos. Los primeros frutos de la llegada de Tur a la conselleria de Cultura están a punto de materializarse. En verano se aprobarán los nuevos estatutos del Illenc y en breve presentará novedades en las líneas de subvenciones.

-61 días al frente de Cultura y todavía no se le conoce polémica alguna. ¿Una proeza en lo que llevamos de legislatura?

-Siempre es bueno que la cultura sea protagonista, pero no por polémicas. Desde el principio he querido dar un perfil bajo en el sentido mediático. Ayer cumplí dos meses en el cargo y en Mallorca aún no he dado ninguna rueda de prensa. Me he concentrado más en poner la maquinaria en marcha y en marcar las líneas de actuación.

-Sus colaboradores también son poco mediáticos y guardan un perfil bajo en las redes. ¿Buscaba desmarcarse del anterior equipo de la conselleria?

-No soy mucho de redes sociales. De hecho, no tengo ni Facebook. Me gustan los actos culturales no para hacerme un selfie y colgarlo en las redes. Si voy a una presentación de un libro me gusta concentrarme en esa presentación. Es una cuestión generacional también. A la hora de formar mi equipo, más que en perfil alto o bajo, en lo que he pensado es en que tengan trayectoria cultural.

-Joana Català es más política.

-Fue regidora de Cultura en Ciutadella. Coincidió que ella estaba allí y yo era consellera de Cultura de Eivissa y Formentera. Fue regidora una legislatura, pero después lo dejó, igual que yo. Es decir, no tengo a gente que haya estado muchos años en política. He buscado perfiles de gestión cultural y de contrastada solvencia. Me quería hacer un equipo a medida, sin pensar en cuotas de partido. De hecho, ésta fue la única condición que puse para aceptar el cargo.

-Su discurso sobre la cultura se desmarca del anterior equipo. Se ha pasado de enfatizar las industrias culturales a hablar de equipamientos públicos y su dotación. ¿Es la línea que seguirá?

-Sí. Pero he de decir que yo también soy plenamente consciente de la importancia de las industrias culturales y audiovisuales. No tendrán menos importancia. Lo que a mí me gustaría es que tuvieran una importancia más transversal. Se puede favorecer el tema de las industrias culturales desde muchas consellerias para expandirlas y hacerlas más fuertes. En este sentido estamos trabajando conjuntamente con la de Trabajo. Pero también hay un tipo de política que es menos mediática y da menos votos que es el hecho de dotar y dar valor a los equipamientos culturales, como bibliotecas y archivos. Me gusta decir que el protagonista final de cualquier política cultural es el ciudadano. Y una manera de garantizarle el acceso es mejorar la accesibilidad de estos equipamientos públicos. Llevo 30 años trabajando en ellos y soy consciente de la importancia de la política que se puede hacer desde ahí. "No quiero ser la única capillita desde donde se hagan las políticas culturales; quiero que las otras conselleries también se impliquen"

-¿Es esta política más de izquierdas que la centrada en las industrias?

-Las políticas culturales han de ser de izquierdas. Me siento profundamente de izquierdas y por eso lo prioritario es que la accesibilidad a la cultura sea un derecho universal y general, y que la gente sea consciente de que tiene este derecho y de que lo ha de exigir y poder ejercer.

-¿Qué es prioritario: el sector cultural o la ciudadanía?

-Las dos porque el sector cultural está formado por ciudadanos. Y los ciudadanos se beneficiarán de un sector cultural potente.

-La gente no va a los museos o a las bibliotecas. ¿Cómo va a reactivarlos?

-Cuando tú creas un servicio, el servicio ya a su vez ofrece la oportunidad de crear una demanda. Pero se ha de crecer. Desde la educación, por ejemplo. Tengo prevista una jornada de trabajo el próximo día 14 con el conseller de Educación. Ya se hacen muchas cosas a través del programa Viu la cultura. Funciona bien este servicio, pero hay dos líneas nuevas que me gustaría abrir tras escuchar al sector. Por ejemplo, desde la AELC me han pedido la actividad de escritores en las aulas. Me gustaría ponerla en marcha a partir del curso que viene. Otra es con el gremio de libreros. Me gustaría que en Viu la cultura hubiera actividades para que los niños y niñas visiten las librerías. "En el Illenc, el lema del director y el mío con los viajes es: austeridad e

ir el mínimo número de personas posible"

-¿Cree que la nueva plataforma CREA formada por 72 empresas culturales responde a alguna preocupación ante el cambio de discurso en la conselleria?

-Pienso que es casualidad porque hace muy poco tiempo que se ha creado. No creo que la asociación se haya creado para presionarme. Me reuniré con ellos, ya me han pedido cita. Es lógico que quieran tener voz y la tendrán. Igual que me gusta escuchar a los colectivos y cuando veo que una cosa es buena la hago mía, también te he de decir que tengo una línea flexible pero muy clara de lo que quiero hacer. Evidentemente se escuchará a todo el mundo, pero no porque presionen más o menos. También es posible que alguna manifestación mía haya contribuido a la preocupación o que a la vez se les haya dado alguna información de manera tergiversada para preocuparlos. Porque yo he recibido a muchísima gente que ha entrado en el despacho con una idea equivocada y ha salido con otra. Tampoco engaño a nadie: les digo lo que pienso. Pero he de decir que el sector será absolutamente escuchado.

-Ha contratado a la filóloga y crítica literaria Begoña Méndez para redactar el plan de cultura. ¿Qué pasos se están siguiendo?

-El plan de cultura empieza ahora. Begoña se está reuniendo con colectivos y el sector. También lo estamos haciendo tanto la directora general de Cultura como yo. Cada semana ponemos las informaciones, datos y observaciones de estas reuniones sobre la mesa. Y vamos perfilando. Mi compromiso es que cada tres meses demos explicaciones del trabajo que estamos haciendo. El primer hito que nos hemos puesto es a finales de julio.

-¿Qué hay de los datos recogidos en uno de los informes de Garau?

-Hubo una recogida de datos a partir de entrevistas. Se hicieron 19 con diferentes personas del sector cultural de las islas. De hecho, yo fui una de las 19 personas entrevistadas. Estas 19 entrevistas forman parte del material que manejamos al igual que lo es una propuesta de documento de un consell de la cultura que hizo en su momento la periodista Cristina Ros. Ahora toca elaborar el plan y redactarlo.

-¿Qué hay del gran congreso que iba a celebrarse como última fase del plan?

-Había una propuesta hecha, pero como expediente administrativo no se había ni empezado. Nosotros el sistema que usaremos será menos visual y más de trabajo de recogida de datos, pero el objetivo es el mismo.

-Pero un congreso es visualmente más abierto a todo el mundo que no una reunión a puerta cerrada.

-Soy partidaria de que todo se abra a la participación, por supuesto. Y evidentemente se harán debates. Debates públicos por una parte y debates sectoriales por otro. Yo reconozco que no soy de palabras grandilocuentes. Si en lugar de llamarle congreso, le podemos llamar mesas redondas, mesas de trabajo o debates, mejor. Por otra parte, ya he hablado con el gerente de la ATB y otros consellers. A mí me gusta hacer políticas transversales. Porque creo que las políticas culturales, sociales y medioambientales han de ser muy transversales. Yo quiero que esta conselleria esté abierta a las otras conselleries y que trabajemos juntos. Yo necesito trabajar con Trabajo por el tema de las industrias, con Educación, etc. A esas mesas de debate también me gustaría invitar a personas de otros lugares que han puesto en marcha este mismo instrumento, como Berta Sureda, que está trabajando en el Ayuntamiento de Barcelona. Berta se ha comprometido a venir a ayudar. Creo que se puede hacer política cultural desde muchos sectores. Yo no quiero ser la única capillita donde se hagan las políticas culturales. No sé si me explico.

-¿Cuándo estará redactado?

-El plan estará redactado el año que viene. Partimos de la idea de que tenga una validez aproximada de diez años. Pero es posible que durante la redacción veamos que es más práctico hacerlo de cinco o de quince.

-¿Es partidaria de las subvenciones?

-Sí. Porque esto garantiza una accesibilidad mayor a la cultura. También porque una subvención pública a una obra de teatro tiene un retorno social y económico.

-¿El clientelismo que a veces generan no le preocupa?

-Sí. Se ha de huir de eso, pero creo que están asumidas en otros sectores y en el cultural aún no, siempre se critican. Lo mismo sucede cuando se proyecta fuera a los creadores de aquí. No se trata de pasear a los artistas sino de proyectar su obra y proyectar una imagen diferente de las islas. Y eso a veces no se entiende. Reconozco que cuando era directora adjunta del Institut Ramon Llull a veces costaba que se entendiera. Seguramente era por una falta de claridad en el discurso, hago autocrítica.

-¿Pero siempre es necesario que con un proyecto que sale al exterior viaje el director, el conseller, el jefe de prensa, el asesor..., máxime cuando el retorno de la actividad no está demasiado claro?

-Tanto el director del Illenc [Francesc M. Rotger] como yo estamos muy de acuerdo en que no. Él encarna la austeridad franciscana. Moverse entre islas no es viajar porque nuestro territorio es insular. Y yo tengo la obligación de ir a las otras islas. Pero si un acto es en Eivissa, Formentera o Menorca basta que vaya uno. No necesitamos ir cuatro o cinco. El lema es austeridad e ir el mínimo número de personas posible.

-¿Han revisado ya los estatutos del Illenc?

-Sí se ha hecho una revisión. En ellos, creo, honestamente, que hay cosas que son competencia del Consell, como es la promoción cultural. Todo lo que sea una actividad que vaya de una isla a otra lo podemos apoyar. Si se hace sólo en Mallorca no porque es competencia del Consell. Esta labor pedagógica es muy importante y nosotros tenemos que ponerla en práctica. También vamos a perfilar el carácter empresarial recogido en los estatutos. Por otra parte, se va a crear un consejo de dirección más reducido para la gestión diaria con el fin de agilizar decisiones. Y luego se creará un consejo asesor donde sí estarán representadas todas las instituciones y que se podrán reunir dos veces al año para aprobar las líneas de ayuda, las cuentas, los presupuestos? Es decir, el esqueleto. Aparte de las instituciones, en ese consejo asesor estará también representado el sector cultural. "Uno de mis compromisos es dotar mejor los equipamientos para facilitar al ciudadano el acceso a la cultura"

-¿Devolverá al organismo su nombre original, IEB?

-Administrativamente, no puedo ahora mismo. Quitarle el acrónimo significaría empezar por el principio. De cara a la ley presupuestaria de 2018 veremos qué pasa. A mí me gustaría cambiarlo no por capricho. El IEB ya tiene una trayectoria de muchos años y hay muy pocas instituciones que lleven el nombre "Illes Balears": la orquesta sinfónica también, por ejemplo. Y creo que es un nombre con el que la gente se siente identificada.

-¿Habrá líneas de ayuda nuevas en el Illenc para compensar áreas que estaban menos atendidas?

-Sí. Se daban subvenciones a la traducción en castellano pero no al catalán alegando que había una dirección general de Política Lingüística. Esto cambiará, también se subvencionarán en catalán. Asimismo recuperaremos una línea de ayudas que había sido una de las proas del IEB: las ayudas a jornadas de estudios locales. Las artes visuales también necesitan una atención especial por sus características y hay una línea específica para exposiciones que se moverán por más de una isla.

-¿Se estaba aprovechando lo suficiente la potencialidad del Institut Ramon Llull?

-No. Qué he de decir yo. Una de las cosas que dije al empezar es que deseaba que el interlocutor con el IRL fuese Lluís Maicas. Lo está siendo y creo que tenemos que dinamizar este aspecto y aprovechar el potencial de esa institución. Además su director, Manuel Forcano, nos tiene en cuenta. El Llull llevará una exposición de Miró a París y contarán con las islas.

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