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Buena propuesta, lugar equivocado

En efecto, la propuesta era muy interesante. Reunir a ese numeroso grupo de jóvenes instrumentistas que forman la Jove Orquestra de les Illes Balears que dirige Joan Barceló, junto a una, también nutrida, masa vocal proveniente de diferentes corales de la isla para interpretar dos obras de compositores mallorquines, suena muy bien. Y es una iniciativa que no podemos más que aplaudir.

Ahora bien, el marco elegido para el evento no fue el adecuado. Los Jardines de Natzaret, espléndidos y llenos de encanto, no son el marco apropiado para la música que convenimos en llamar clásica. Mejor reservarlo para grupos de jazz, pop, gospel? para los que la amplificación ya se supone.

Así que, al aire libre, sin ningún apoyo logístico que condujera el sonido, sin ningún tipo de paneles ni toldos, el efecto no fue el deseado. El conjunto se oía sin matices, la audición llegaba muy débil. Y aún más, seguramente los propios componentes de las diferentes agrupaciones participantes también debieron sufrir esa dispersión sonora. En otras palabras, lo que pudo haber sido un buen acontecimiento quedó un tanto a medias, y no por la calidad de las interpretaciones, que fue más que correcta, sino por la forma con la que esas interpretaciones llegaron al público, numeroso por cierto.

Esa Orquestra Jove hubiera sido impensable hace veinticinco años. La creación de la Orquestra Simfònica profesional ha incentivado proyectos como éste, en el cual participan músicos formados aquí. Y esas corales que cantaron en el concierto que comentamos, Cor Ciutat de Mallorca (que dirige Joan Laínez), la Coral de Felanitx (con Margalida Massutí al frente), la Coral de Ses Salines (bajo la dirección de Alejandra Carrizo) y el Cor de cambra del Conservatori de Felanitx (dirigido per Catalina Garí), han aumentado la calidad gracias a la buena formación de sus directores, que han salido de un Conservatorio superior y profesional de buen nivel. Incluso más, ni Toni Tudurí ni Víctor Ferragut ni Toni Mairata, compositores ellos, podrían haber escrito las obras que aparecían en el programa sin una formación académica impensable hace un cuarto de siglo. Tudurí ha sabido pasar una obra de cámara de Haydn a Orquesta con un resultado excelente, Ferragut ha creado una Missa Brevis laica que está llena de interés, Mairata construye un Gloria armónicamente perfecto. Enhorabuena a todos ellos y a los intérpretes a los que añadimos una súplica, la de repetir la experiencia en otro espacio acústicamente más adecuado.

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