Miquel Massutí Pasqual (Palma, 1960) ha viajado al pasado para, en un ejercicio de introspección, dar un paso adelante en su carrera musical, iniciada a finales de los años 70, antes de que decidiera dedicarse profesionalmente al fotoperiodismo. L'arbre dels penjats, disco que ayer presentó en Xocolat y que firma junto a los Zeromonstres, su banda, es "una especie de biografía personal, con todas las contradicciones -miedos, fantasmas y momentos que rozan la felicidad- que se enriquece con las eclécticas aportaciones de un grupo de amigos que se reencuentran", apunta su autor.

Rafel Joan, artista ligado a la música desde la irrupción de Forats Negres en la escena de los 80, y cuyo último trabajo en este campo se remontaba a El Pes del Cel -disco que Pere Pla publicó en 2013 y en el que firma las ilustraciones del libreto interior-, se ha encargado de la portada y los grafismos de L'arbre dels penjats, con dibujos que juegan con algunas de las radiografías de Massutí después de un grave accidente de moto que sufrió en 2015 en Caimari, donde se ha gestado este álbum.

"La música me ha servido de terapia", confiesa el músico. "Durante mi ingreso en el Hospital Sant Joan de Déu, mi terapeuta se dio cuenta de que me aburría, así que me dejó tener una guitarra con la que practicar. El mundo se me había vuelto como muy cerrado, todo lo que allí te envuelve es dramático, y la música me ayudó física y anímicamente", reconoce. Del hospital, Massutí se llevó una canción que ha incluido en el disco, 210 B # Revisited, "dedicada a todo el personal del hospital, mucho de ellos ya amigos".

Precisamente la amistad es una de las marcas de este álbum, el primero que publica Massutí desde el adiós de Rock?ess, banda con la que grabó tres trabajos. " L'arbre dels penjats es un disco nacido del azar, como casi todas las cosas mágicas que nos pasan en la vida. Es el resultado del reencuentro de músicos-amigos que nos conocíamos desde hace un montón de años, algunos de los cuales han acabado viviendo en Caimari o Selva".

El cedé se grabó en Son Cantagrins, el estudio que Massutí tiene en su propia casa, a los pies de la Serra de Tramuntana. Un proceso en el que participaron Toni Hernansáiz (batería), Pep Lluís Victòry (bajo), Carles Bujosa (teclados y flautas) y Alfonso de la Sierra (guitarras). "Nunca había tenido una libertad igual como la que he disfrutado en esta aventura. Todo han sido placeres, desde improvisar arreglos hasta componerlos sobre la marcha de la grabación", señaló De la Sierra, otro histórico de la escena mallorquina.

El disco de Massutí, que cuenta con colaboraciones "de lujo", como son las de Cris Juanico, Marta Elka, Maryflowers, Carolina Marí y Natalia Tascón, habla de amor y de odio, bares y oscuridad, paisajes de la Serra y paisajes interiores, adicciones psicotrópicas y, sobre todo, de la distorsión de los recuerdos y el paso del tiempo, el envejecimiento y la muerte.

L'arbre dels penjats se abre con un tributo a "uno de los grandes de la generación beat", Kerouac; incluye un emotivo homenaje a su padre Miquel Massutí Oliver, En Massutí dels peixos; y pone música a un poema de Jaume C. Pons Alorda, Pudak 3000. Para su presentación en directo, en un lugar por determinar, el grupo ha incorporado al guitarrista Pere Davila.