Leer y tomarse un café en el Born será una realidad. Libreros y restauradores han llegado a un acuerdo que se materializará en la 35 edición de la Fira del Llibre, que tomará el Passeig del Born entre el 26 de mayo y el 4 de junio. Una reclamación de los comercios de la zona que permitirá la instalación de mesas de las terrazas entre los expositores, algo que no ocurrió en 2016 y que motivó sonadas protestas.

"El daño que nos hizo la Fira el año pasado fue muy grande. Veremos el resultado final de esta edición, pero las pérdidas serán mucho menores. Estamos en el buen camino, el de la integración y el trabajo en equipo", comentó ayer el portavoz de las terrazas del Born, Mika Ferrer.

"El resultado de este acuerdo será una Fira guapa visualmente y de integración", destacó la presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Barceló, quien animó a toda la ciudadanía a participar en este encuentro.

Aunque se ha rechazado la petición de los restauradores de colocar los expositores de libros, 43 en total, en el centro del Passeig del Born, en una sola hilera, de cara a los comercios, la decisión final ha contentado a ambas partes, en un acuerdo en el que ha mediado el ayuntamiento de Palma.

Finalmente, los expositores volverán a ocupar el Born del mismo modo que en la edición anterior, de espaldas a los comercios, logrando una calle central que será tomada por los amantes de los libros.

Las tres terrazas que participarán en la Fira serán las de Burguer Lab, Es Born y Born 8. "Se abrirán pasillos por los laterales y se dejarán espacios para que las terrazas se puedan incorporar a la Fira", anunció Lola Fernández, miembro del Gremi de Llibreters y coordinadora de esta cita.

"Estamos convencidos de que la Fira será un éxito", señaló la teniente de alcalde de Funció Pública i Govern interior del ayuntamiento, Aurora Jhardi, quien expresó su deseo de que "a partir de ahora se puedan alcanzar acuerdos más desarrollados y profundos".

A diferencia del año pasado, cuando las terrazas de los bares y restaurantes del Born tuvieron que cerrar 20 días, en esta edición tendrán que hacerlo "solo" durante seis días, los que los libreros dispondrán para montar y desmontar los expositores.

"Los restauradores están motivados y lograremos una Fira muy dinámica. Al final podrán convivir los libros con los cafés", suspiró Mika Ferrer.