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Entrevista

Valter Hugo Mãe: "Con este libro me gustaría conseguir cambiar el mundo "

El libro ha sido ilustrado con dibujos de Joan Miró y cuenta con el prólogo escrito por el nieto del pintor

El escritor portugués Valter Hugo Mãe. b.ramón

Entre entrevista y entrevista, se conecta rápidamente a la red WiFi d’Es Baluard para consultar el correo electrónico. Pero pronto deja el móvil y con una mirada amable escondida tras sus gafas de pasta oscura, invita a tomar asiento. El escritor portugués presenta esta tarde a las 19.00 horas en el auditorio del museo su primer libro traducido al catalán, El paradís són els altres, de la mano del escritor Gabriel de la S.T. Sampol.

-Hasta el momento, ninguna de sus obras habían sido traducidas al catalán. ¿Por qué ahora?

-La profesora y también portuguesa Lourdes Pereira y el editor Lleonard Muntaner se interesaron por la obra y nos pusimos en contacto. Me fascina el catalán porque me parece que algunas de sus peculiaridades benefician a su vez al portugués. Existe una conexión entre los dos idiomas. Es una experiencia muy enriquecedora tener un texto mío y poder leerlo en catalán para conocer sus detalles. Para mí, eso incluye una dimensión de mi paraíso.

-¿Por qué El paraíso son los otros?

-Es una historia de afectividad, que se retira un poco hacia la filosofía, de confiar y volver a creer. Aunque algunas personas puedan ser el infierno, nuestro paraíso está en algún lugar.

-Sus obras han sido traducidas a idiomas como el francés, que guarda gran parecido con el catalán.

-Tengo un montón de obras traducidas a otros idiomas. Son lenguas latinas que poseen un corte semejante. El catalán tiene una conexión muy fuerte con el francés y se pueden comprender muy bien. Pero hay algunas palabras que me suenan a portugués, pero abreviadas. Es muy especial para los de mi país leer catalán porque entendemos las palabras que se parecen a las nuestras pero reducidas, como si fuera una lengua rápida.

-¿Busca usted la lectura rápida?

-Con este texto, que contiene cierta ética afectiva, lo que busco es acercarme al lector. Utilizo la lengua porque es mi instrumento, la materia de mi arte. Le doy mucha importancia a la lengua porque es ella la que me regala el libro e incluso la idea que se comunica. Con este libro lo que quiero es salvar el mundo.

-¿Salvarlo de qué?

-En él trato la construcción afectiva entre las personas. Me gustaría que la gente dejase de colocarse como si fueran el centro de la vida. Tenemos una cultura occidental que nos empuja a una singularización de la persona descomunal. Tengo la impresión de que creemos demasiado en la persona independiente pero para mí el sentido de la vida es el otro. La soledad como objetivo es inhumano, por eso ‘El paraíso son los otros’. Significa el encuentro con los demás, y no solo de parejas, sino que implica una actitud ética de la vida, de conducta en la que la vida en común es fundamental.

-¿Entonces desmiente el tópico de “más vale estar solo que mal acompañado”?

-Claro que es válido. Es a lo que se refiere Jean Paul Sartre, quien me inspiró para este libro, cuando mantiene que “el infierno no es otra gente”. Claro que hay un infierno en nosotros, algunas personas son tóxicas, pero aunque puedan herir o frustrar, realmente si no encuentras una justificación en tu vida, no la vas a encontrar de otra manera. No tiene sentido utilizar la soledad como sentido de vida,tan solo como instrumento. Tengo un amigo que decía que creía mucho en la humanidad pero no en los hombres. Creo que es necesario retomar nuestra consciencia y crear una simbiosis de las dos cosas.

-¿Por qué escogió ilustrar la edición catalana con pinturas de Joan Miró?

-Escribí sobre el escritor para un catálogo brasileño y mantengo una amistad con su nieto y su esposa. Cuando le propusimos la idea, le gustó. Me siento muy honrado porque para mí son las pinturas más bonitas de Miró. La colección es poco conocida, sin título, pero muy depurada y con unos vacíos que parece que las imágenes floten.

"La cultura occidental tiende a individualizar la persona. Yo busco la colectivización de la sociedad"

-¿Ve alguna conexión con la obra?

-A veces parece que Miró hubiese leído el texto, que nos conociésemos. En el libro, la narradora es una niña que habla de los animales y en los dibujos se ve perfectamente alguno de estos animales. Es absurdo, pero a veces puede dar la impresión de que estos dibujos fueron pintados después de leer el texto. Están enérgicamente conectados. El resultado de la edición de Muntaner es espectacular.

-Su lenguaje es muy poético. ¿Suaviza de este modo su mensaje?

-Me parece importante que el lenguaje sea delicado para transmitir el mensaje porque el tema es consistente. Sacralizar el contenido para acercarlo a las personas. Lo sagrado es todo aquello que utilizamos. Quiero sacralizar el amor porque quiero utilizarlo, no mirarlo de forma distante.

-En el libro habla de la dualidad del amor. ¿Cómo lo ve usted?

-El amor representa todas las funciones naturales que nos impulsa hacia los otros. Me interesa disciplinar el odio pero no el amor. El amor es libre, la gente debe sentirlo. Deberíamos estar preocupados por el odio no por la forma de amar. El odio es como el punto final de la condición humana, porque lo normal es el amor.

-El libro se dirige a los niños y jóvenes, un público difícil teniendo en cuenta que el CIS recoge que el 36% de ese público no lee.

-Los escritores debemos crear libros que puedan cambiar esto. No hay que obligar a los niños a leer, pero sí procurar que tengan un libro cerca, si no, ni sabrán qué es. Escribo con la esperanza de que a otros niños les ocurra lo que a mí, que cuando conseguí mi primer libro fue como renacer.

-¿Ve diferencia entre la literatura portuguesa y la catalana?

-Existe cierta sintonía por la lengua, los ritmos y lo acústico pero el complejo de comunidades en comparación con la unidad de Portugal se nota. Nuestra literatura habla de una claustrofobia de identidad; y aquí se diferencian energías que chocan. En España me encanta Ricardo Menéndez Salmón o Enrique Vila-Matas.

-¿Cómo nació su andadura en la escritura?

-Para mí, la escritura fue una vía de escapatoria. Cuando era niño, escribía sobre lo que no conocía, lo que no sabía. Utilizaba el texto para tapar mis vacíos, para viajar y tener los amigos que yo quería tener, moverme, pensar; para lo que fuera que me ayudase a superar la realidad. La literatura significa una liberación de todas las reducciones de la vida.

-¿Cómo definiría su estilo?

-A lo mejor ‘realista-poético’. Trabajo mucho con la realidad desencantada pero con un lirismo que en las dificultades de la realidad intenta construir una esperanza.

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