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Oxígeno

Dependemos del oxígeno por razones que entiende hasta un niño. Cuando el planeta...

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Dependemos del oxígeno por razones que entiende hasta un niño. Cuando el planeta, con la aparición de los primeros microrganismos, conocidos como algas cianofíceas, cambió su atmósfera reductora por otra oxidante a causa de la fotosíntesis que liberaba oxígeno en la atmósfera, los seres vivos tuvieron que adaptarse a esas nuevas condiciones. Lo hicieron convirtiendo el oxígeno letal en la fuente misma de la vida aeróbica.

También dependemos, de una manera quizá menos conocida pero muy importante, de los océanos. En ellos surgieron las primeras moléculas ligadas a los organismos y, desde entonces, la evolución tuvo que ir resolviendo, para que se pudiese producir la colonización de la tierra firme, cómo sobrevivir y reproducirse fuera del agua. De los océanos depende en buena medida el clima y a ellos se debe el que los grandes cambios climáticos, como los de las glaciaciones, sean globales afectando a todo el planeta.

El cruce, pues, del oxígeno y los océanos, a través del gas presente en las aguas marinas, se vuelve un elemento crucial para la vida de todos los organismos. Con una mala noticia: el estudio publicado en Nature por tres investigadores de GEOMAR (Helmholtz Centre for Ocean Research de la universidad de Kiel, Alemania), Sunke Schmidtko, Lothar Stramma y Martin Visbeck, pone de manifiesto que los océanos están perdiendo su oxígeno.

Como dicen los autores en la primera frase de su artículo, los modelos de la dinámica de las aguas marinas predecían ya un decremento en su oxígeno disuelto de entre un 1 y un 7% para finales de este siglo. Con el fin de comprobar el alcance de esa pérdida, Schmidko, Stramma y Visbeck, combinaron los perfiles de salinidad, temperatura, profundidad y contenido en oxígeno de las aguas marinas „con datos procedentes de cinco bases de datos públicas„ y obtuvieron el mapa de esas propiedades indicando sus cambios desde 1960 a distintos niveles de profundidad. El contenido en oxígeno depende, claro es, del nivel de las aguas y el resultado obtenido por los autores indica que muchas de las regiones oceánicas han perdido hasta un 4% por década en profundidades medias.

Las razones de esa pérdida continua son diversas. La disminución de oxígeno en las zonas cercanas a la superficie parece estar ligada de manera directa al calentamiento global y, por tanto, depender en cierto modo de la contaminación atmosférica que generamos los humanos. Pero por lo que hace a la pérdida en las aguas más profundas, Schmidko, Stramma y Visbeck apuntan a que es posible que se trate de la consecuencia de una variación de los movimientos de convección de las aguas que transportan el oxígeno. Éste se disuelve en gran cantidad a las aguas de la Antártida y desde allí va trasladándose hasta alcanzar los mares tropicales. Por razones aún pendientes de aclarar, esa circulación está reduciendo su eficacia.

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