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Crítica de cine

Hay vida después de Miyazaki

Hayao Miyazaki (El viaje de Chichiro) montó la productora Studio Ghibli junto a Isao Takahata y han pasado a los anales de la animación en las tres últimas décadas. Hace poco el cineasta anunció su retirada, con posterior anuncio de un bis puntual. La productora, anticipándose al vacío que dejará, ofreció al cineasta holandés Michel Dudok de Wit colaborar en una película.

La tortuga roja no se puede comparar con ninguna obra de Miyazaki. De Wit busca su espacio, su estilo, los temas que le atraen u obsesionan. Y a la vez, por agradecimiento a los productores, intenta amoldarse a su reconocible estilo. El filme es corto (80 minutos), casi mudo (sólo algunos gritos e interjecciones, además de un discretísimo fondo musical) y su argumento muy sencillo. Un náufrago llega a una pequeña isla desierta. Se construye una balsa para escapar pero una fuerza misteriosa le hunde la balsa. Al tercer intento asocia esa fuerza con una tortuga roja y? sólo puedo añadir que mezcla las peripecias típicas de náufragos (escasez de alimentos y bebidas, fenómenos meteorológicos amables y adversos) con un elemento de realismo mágico naturalista. Guión sencillo sin renunciar a giros bastante originales. Se aprecia influencia de El Principito en algunos rasgos faciales y, sobre todo, en similar ternura. El toque japonés transpira en los trazos del mar o la flora de la isla, y en el aire zen que asumen sus protagonistas. No es una obra maestra, pero su modestia, la sencillez de sus dibujos, los encuadres, las peripecias, el final, desarman y embelesan al espectador. Como todas las películas de Studio Ghibli.

La Tortuga Roja

****

Nacionalidad: Francia, Japón, 80 min.

Director: Michael Dudok de Wit

Actores: (Animación)

Cines: CineCiutat

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