Tomeu Cañellas ha querido innovar en Palma y ha escogido el Casal Solleric como escenario para su proyecto experimental. De esta decisión hace ya 3 años, y ahora se materializa en el catálogo que se ha presentado en el centro bajo el nombre de ‘Box27’. Durante este tiempo, 12 artistas mostraron sus obras efímeras en el escaparate de cuatro metros cuadrados cerrados en el ventanal del edificio.

“La idea era un espacio experimental, abierto todos los días las 24 horas pero que solo pudieses verlo desde fuera, una intersección entre el interior y la calle. Ya de por sí este tipo de espacio suponía una novedad en Palma”, ha explicado Cañellas, quien después de 15 años fuera de la isla, regresó con ganas de aportar frescura artística al centro y propuso la idea a Pilar Ribal, en su momento directora del centro y a quien Cañellas le agradece su apoyo para arrancar el proyecto.

Un espacio en forma de caja ubicado en el número 27 de las Ramblas, de ahí su nombre en inglés, ‘Box27’. “Han sido tres años con luces y sombras, aunque al final todo ha salido. Comienza con la obra de Juan López, que no quiso utilizar el espacio sino que se centró en el uso del cristal del escaparate. Una forma de comenzar contundente para seguir con varios proyectos que fueron evolucionando”, indicó.

El escaparate creado exclusivamente para la ocasión fue transformándose evolutivamente hilando una metamorfosis. “Lo interesante de este proyecto es que artistas de la talla de Pepo Salazar o Francesc Ruiz, que estuvieron también en el Bienal de Valencia; o Carles Congost hayan querido participar en este proyecto y que precisamente sea una especie de oasis para ellos”, aseguró el creador de ‘Box27’.

“Quise terminar con un artista local y casualmente Ana Cabello me propuso su idea y me pareció perfecta para concluir”, añadió Cañellas. El catálogo recoge la exposición de las doce obras que interactuaron con los viandantes desde 2012 a 2015. “Si la persona no va al arte, el arte debe ir a la persona”, sostuvo el comisario del proyecto, quien lamentó a su vez que a pesar de la buena acogida en la sociedad mallorquina, por el momento no se contempla su continuidad.