Julián Panadés, el primer viticultor mallorquín que apostó en 2016 por la elaboración de una bebida aromatizada a base de vino y de un colorante azul a partir del extracto de la flor de jazmín (Cap Salines) se ha salvado de una reclamación del sector vitivinícola que impide comercializar la bebida de color azul como vino.

La polémica ha surgido después de que la empresa Gik, radicada en Portugalete (Bizkaia), haya puesto en circulación su afrutado, Gik Live -un caldo de una tonalidad azul intensa- como vino. Una acción cuyo resultado se ha traducido en una reclamación -por intrusismo- del sector procedente de los grandes productores del vino, que con ayuda de la normativa ha desencadenado en la prohibición de comercializar el Gik como un vino. Y es que, según la legislación, el vino solo puede ser blanco, rosado o tinto, pero nunca azul.

De esta forma, los responsables de la pyme vasca optarán por crear nuevas etiquetas, en las que no podrá aparecer la palabra vino. Sin embargo, la sanción impuesta a Gik y la decisión administrativa de no venderse como vino ha llevado a sus creadores a lanzar una campaña en change.org para conseguir la categoría de vino y "un lugar justo en la industria" vitivinícola.

Desde Mallorca, Julián Panadés, asegura ser "el único" que ha creado un vino azul, que no lo ha denominado como tal. Su andadura legal comenzó cuando acudió a la conselleria y se informó de cómo tenía que hacerse este proceso y cómo denominar su nuevo producto, Cap Salines. Entonces, "de ninguna manera se podía llamar vino azul, ni nada relacionado con estas dos palabras", señala Panadés, al tiempo que incide en que por ese motivo su botella incluye una etiqueta que indica que se trata de una bebida aromatizada a base de vino, "que es exactamente lo único que puede ser este líquido", apostilla Panadés.

El artífice también hace hincapié en que quienes han comercializado el caldo como vino azul lo han hecho "sin mirar la legislación y poniendo vino azul en la etiqueta, algo que está prohibidísimo, porque el vino solo puede tener el color que viene de la piel de la uva, y es imposible que el azul venga de la piel". Además, remarca, aunque sin decir cuáles, que "algunas empresas han mentido al asegurar que el color azul venía de la piel", algo que "es imposible".

"La empresa de la Península sacó su bebida al mercado sin consultar la legislación; yo estaba alucinando. Me pasé medio año intentando poner vino azul a una botella y de ninguna manera podía conseguirlo, porque está prohibido, y me pareció raro que otros sí lo hicieran. El tiempo ha dictaminado que lo correcto es lo que hemos hecho nosotros", concluye Julián Panadés.