Diario de Mallorca

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Entrevista

José Carlos Llop: "El desasosiego, la inquietud y el malestar anímico provocaron que el Archiduque fuera un nómada"

"Nadie se va a acabar nunca al personaje de Luis Salvador porque es él el que acaba agotándote: fue excesivo en muchos aspectos" - "Fue un ilustrado desclasado y un romántico también trasnochado que curiosamente enlaza muy bien con ciertas posturas y creencias de la modernidad y de la contemporaneidad"

José Carlos Llop (Palma, 1956), en los jardines de La Misericòrdia. manu mielniezuk

Los papeles del Nixe es el libro número 30 de José Carlos Llop, una selección de textos escritos entre 1985 y 2005 que contiene algún inédito, como el guión para un documental que nunca llegó a realizarse.

-El Any Arxiduc fue en 2015. ¿Por qué publica ahora este libro?

-Tenía que publicarse a finales de 2015, año en que se cumplieron 100 años de su fallecimiento. Quería que saliera por entonces porque durante muchos años me había dedicado a la figura y obra del Archiduque. Pensé que no estaría mal publicar en ese momento una antología de textos relativos a él. Por cuestiones editoriales, el libro se ha retrasado diez meses.

-¿No es mejor publicar cuando hay menos ruido y pocos focos?

-Bueno, yo escribí todo este material entre 1985 y 2005. Y por entonces lo escribí sin ruido ninguno. Se trataba de mi relación como lector y como persona que había investigado sobre la persona y vida del Archiduque. Las personas nómadas tienen un grado de seducción que no tienen las estables. Y, si encima topas con un personaje que es el punto de inflexión donde el patrimonio natural y el patrimonio cultural de la isla se convierten en método y a partir de ese momento ya nada es igual que antes, el interés es doble. Con el Archiduque la manera de interpretar la isla cambia. Éste es un fenómeno curioso y que se repite a lo largo de la historia. Hay que tener en cuenta que el turismo culto nació con dos figuras extranjeras: George Sand y el Archiduque.

-Usted defiende que el Archiduque es más importante. ¿Por qué?

-Un invierno en Mallorca es un libro muy importante pero Die Balearen y el resto de textos que Luis Salvador escribió sobre las islas es mucho más importante porque en ellos hay una voluntad metodológica y una apreciación desde la ciencia, el arte y la etnología de lo que es la vida de la isla a lo largo del tiempo. Lo que encuentro curioso y sorprendente es que sea gente de fuera la que hace que la visión propia cambie. Es una cosa que se repite a lo largo de la historia de Mallorca. ¿La Coste Norte sería la misma Costa Norte sin el Archiduque o Robert Graves? No lo creo.“El Archiduque encontró en la isla y otros sitios donde viajó la reproducción del Jardín de Boboli que perdió de niño”

-Su relación con Luis Salvador comenzó a partir de un trabajo con la correspondencia del aristócrata para la biografía de Juan March Cencillo.

-Sí. Fue la ordenación de toda la correspondencia que recibió el Archiduque en Mallorca y en el barco como trabajo de campo para que Juan March Cencillo escribiera la biografía. Éramos un grupo de amigos y nos lo pasamos muy bien. Había todo tipo de cartas. La carta es una manera de profundizar en la personalidad de un individuo y en la mirada de los demás sobre ese individuo. Piensa que la correspondencia que nosotros leíamos era la correspondencia de sus corresponsales, no las cartas que él había mandado.

-Es de las pocas personas que ha escrito sobre el Archiduque y ha tenido acceso directo a fuentes tan primigenias.

-Sí, fuimos de los primeros por lo menos. Sin embargo, hay un libro del Archiduque que es muy importante y que es previo a todo esto. Es un libro de alguien que tuvo acceso y contacto con Luis Salvador a través de su padre. Se titula El archiduque errante y es de Bartomeu Ferrà. Es un volumen escrito con una prosa modernista, fruto de la época, pero es impecable porque lo cuenta todo. Los aspectos más destacados de la obra y de la vida del Archiduque aparecen narrados con una delicadeza y respeto extremos. Y es un buen libro, se lee muy bien. No han pasado los años por encima de él. Es una obra esencial, la primera biografía, editada por Montaner y Simón. Y es tan así que Juan March cuando escribe el suyo, S'Arxiduc, lo subtitula Biografía ilustrada de un príncipe nómada. Lo de "príncipe nómada" tiene que ver con el "archiduque errante" de Ferrà. El de Juan March, un diario de a bordo de la vida del Archiduque, es un libro insoslayable para cualquiera que quiera hacer lo que sea sobre Luis Salvador.

-Ha sido un libro criticado.

-Y en este aniversario ha vuelto a serlo. Escribí un artículo destacando toda la labor que había ahí. Nadie se lo salta ese libro. No sólo no se lo saltan si no que hay muchas cosas que nunca se sabrían de no ser por ese libro.

-En el prólogo menciona el libro que todavía no ha escrito sobre el Archiduque. ¿Se refiere a una novela?

-No hablo de un libro de ficción. Hablo de un libro que trate sobre él desde el ensayo. Lo que pasa es que sería usando técnicas narrativas, por eso hablábamos del El regreso de Martin Guerre con Alberto Cardín. Es decir, sería un ensayo que se leería como una novela. Pero vete a saber. Es cuestión de tiempo. Ahora todo esto está demasiado manoseado. Es decir, todo está demasiado cerca, se han hecho demasiadas cosas, mucha gente se ha subido al carro cuando nunca antes habían hecho nada sobre su figura. El factor de la coyuntura siempre vela la realidad de las cosas. La vela y a veces la tizna. Por lo tanto, hay que dejar que pase tiempo.

-¿Ha modificado alguno de los textos recopilados?

-No he cambiado nada. El relato, Los papeles del Nixe, se aguanta perfectamente. Está escrito a finales de los ochenta. Y sin que el protagonista sea el Archiduque hay distintas incursiones en su mundo hechas por personajes que nada tienen que ver con el Archiduque ni con el tiempo del Archiduque.

-En Los papeles del Nixe también hay un juego de espejos entre el aristócrata y el narrador.

-Por el paisaje donde vivo gran parte del año, tanto el Archiduque y Graves [por la Costa Norte] como Llorenç Villalonga por la parte de Palma han sido como pequeños dioses lares de mi mundo. En general, el Archiduque despierta mucha fascinación. Y dentro de esa fascinación normalmente despierta una identificación. Yo eso no lo he sentido nunca. Por eso es muy importante en Los papeles del Nixe hablar del personaje narrador. Yo no siento identificación con el Archiduque, no nos parecemos en nada, pero sé dónde hay alguien de un valor aquilatado, aparte de que es muy novelesco todo lo que rodea el mundo de Luis Salvador. La novela está hecha sin hacer nada prácticamente. Y en eso quizá sea demasiado fácil. A la hora de afrontar un libro sobre el Archiduque, habría que darle bastantes vueltas para no caer en esa facilidad que tiene el personaje. Porque la facilidad de ciertos personajes hace que pueda atreverse todo el mundo con ellos.

-¿Por qué era tan nómada?

-El Archiduque es un ilustrado desclasado respecto a la Ilustración. Es decir, es un ilustrado cuando la Ilustración ya hace casi un siglo que ha pasado. Y es un romántico también trasnochado. Porque es un romántico cuando el Romanticismo ya hace 50 años que se ha extinguido. Esto es muy curioso: siendo un personaje así, en cambio, enlaza muy bien con ciertas posturas y creencias de la modernidad y de la contemporaneidad. Pese a estos dos aspectos, el Archiduque era miembro de una familia imperial y fue educado como tal. Por lo tanto tenía un lado, no diré tiránico, pero sí muy posesivo y dictatorial. Y no quería que nada de su mundo se le escapara. De hecho, su mundo se le empieza a escapar cuando se empieza a deshilachar el imperio austrohúngaro. Son dos cosas que suceden en paralelo. Él está enfermo cuando empieza la I Guerra Mundial y la caída del imperio austrohúngaro es paralela a su caída física y a su muerte. El Archiduque siempre llevaba su mundo tanto en el barco como en tierra. En cuanto a su nomadismo, creo que es puro desasosiego. En Mallorca tenemos la idea de que el Archiduque vivió en la isla durante toda su vida. Y no es verdad. Vivió en el Mediterráneo porque vivió mucho tiempo en Ramleh, por ejemplo, en Zante, y en otros lugares, pero sobre todo su casa fue el Nixe. El Nixe es capital. Sin el Nixe, el Archiduque no sería tal como lo conocemos, no habría hecho todo lo que sabemos que hizo y probablemente habría vivido menos o mucho peor de lo que vivió.

“Considerar la listeza por encima de la inteligencia es un mal endémico de la sociedad mallorquina

-¿Por qué escogió Mallorca?

-En la familia Habsburgo, la enfermedad y la locura, basta pensar en Luis II de Baviera, están ahí agazapadas siempre. Y el Archiduque tenía cierta alergia a la vida de la corte. Él había perdido el Palazzo Pitti, la Toscana, los Jardines de Boboli, donde jugaba con sus monos y sus árboles. Todo eso lo había perdido de niño y todo eso lo quiere recuperar. Siempre he creído y así lo he escrito desde hace mucho tiempo que él encuentra en Mallorca y en otros lugares del Mediterráneo la reproducción de los Jardines de Boboli. Y quiere gobernar sobre las personas de la misma manera que gobernaba de niño sobre los monos en el árbol. Pero ese desasosiego, inquietud y malestar anímico es lo que le hace moverse constantemente. Además de que decía que no quería escribir sobre ningún lugar si no era el sol de ese lugar el que secara la tinta. Venía a decir que no podía escribir, que no era un ser creativo, que no sabía escribir ficción y que era un enciclopedista pasado de tiempo con una sensibilidad romántica. Aunque luego hay libros deliciosos, porque Somnis d'estiu ran de mar es el libro de un poeta. Pero el caso es que al Archiduque le interesaba mucho crear un método y dejar sistematizado el lugar al que llega, a sus ojos de ilustrado europeo, un lugar siempre salvaje. Esa sistematización en sus obras es una forma de posesión sexual también. Es una forma de dominación habsbúrgica si quieres, una dominación que no es ejercida desde una inocencia rousseauniana. El Archiduque tiene necesidad de una cobertura intelectual. Por eso, cuando llega a Mallorca, en qué lugar se fija: en Miramar y en la figura de Ramon Llull. Quiere para sí ese paraguas luliano porque se siente identificado con él. Y lo que hace es ampliar geográficamente el Miramar de Llull. Compra muchas más fincas y entonces hace un macro-Miramar de Llull, donde establece su base.

-¿El Archiduque mostró la misma entrega al estudio que a los placeres de la carne?

-Era una persona en que la sensualidad y la sexualidad ocupaban un lugar preeminente en su vida.

-¿Era el sexo una suerte de sublimación?

-No lo creo. Pienso que era algo que iba acompañado a su concepción romántica por un lado y a su propia naturaleza sexual por otro. Pero también hay que añadir que el Archiduque es una persona muy interesada en una moda del momento: el orientalismo. El orientalismo es muy sensual. Es una visión de Oriente pero hecha desde Europa donde las huríes, los mercados de esclavos, las alfombras, los platos de reflejos, las armas son de una sensualidad teatral. Y el Archiduque poseía esta sensualidad teatral y se encontraba a gusto en ella. Y en la medida que pudo reproducía ciertos esquemas estéticos. Y los reproducía también a través de la sexualidad. Pese a ello, ese desasosiego no se lo quitó nunca.

-Le dedica un capítulo a su amante, Catalina Homar. ¿Era inteligente o lista?

-En la cultura mallorquina, popularmente siempre se ha apreciado mucho la listeza [ser viu] como rasgo étnico. La listeza se ha considerado que tenía más interés o que incluso era superior a la inteligencia. Pienso que eso es un mal endémico, es uno de los defectos de nuestra sociedad. Y es una de las cosas que ha hecho que nuestra sociedad sea defectuosa. Catalina Homar fue una mujer muy inteligente. Y ella sí tuvo una vida muy superior a la que hubiera tenido en su medio. Y supo disfrutar de esta vida y supo hacer de su capa un sayo. Fue la mayorala de s'Estaca, pero también una payesa que vivió mejor que cualquier señora mallorquina de su época por sus viajes y por la gente que conoció, por el desarrollo que experimentó desde el analfabetismo a cierta cultura propia, por cómo levantó la finca... Ella aprovechó del Archiduque lo que le convenía, aunque padeció también sus maniobras porque se pasó ocho años prácticamente sola escribiéndole para que él regresara pero siempre le dio la callada por respuesta. Y cuando murió, el Archiduque estaba en Ramleh y no se movió de allí. Pese a ello, Catalina ocupó un lugar preeminente en el telar de relaciones que tejió el aristócrata.

-¿Es el Archiduque un personaje inacabable?

-Nadie se lo va a acabar nunca. Yo creo que el personaje acaba agotándote. Eso yo lo vi con Juan March. Su libro nace de una identificación, de una simbiosis con aquel personaje que te agota porque te supera. El Archiduque fue excesivo en muchos aspectos.

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