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Entrevista

Miguel del Arco: "Shakespeare es como un ochomil, solo puedes abordarlo paso a paso"

"Soy un director que me entrego al actor, la piedra angular de cualquier montaje junto a la palabra"

Israel Elejalde, a la izquierda, protagonista de este ´Hamlet´ de Miguel del Arco.

­­-¿Dónde pone el acento la versión de su ‘Hamlet’?

-Lo que me interesaba era el mecanismo del pensamiento de Hamlet. Harold Bloom decía que el problema del príncipe de Dinamarca no es que piense demasiado sino es que piensa demasiado bien. El montaje parte de un espacio mental más que de un espacio realista. Todo el primer acto es un espacio mental, reescrito siguiendo fidedignamente el original, descolocando algunas partes para que todo trasnscurra más que en la habitación de Hamlet, en la cabeza de Hamlet. Hamlet recuerda lo que fue como si ya estuviera muerto, repasa toda su vida y ve lo que ha sido, segundos antes de la muerte. El suyo es un pensamiento febril, privilegiado, un prodigio.

-¿Cómo se enfrenta un director a un clásico de esta altura?

-Cuando empezábamos nos gustaba contemplar la imagen del montañero ante el ochomil. La única manera de abordarlo es paso a paso. Poco a poco te vas enfangando. Si piensas en abstracto en Hamlet nunca darías el primer paso para abordarlo porque es inaprensible. Su profundidad de pensamiento es tal que si empiezas a pensar en la idea de llevarlo a escena, te arrugas en el intento. Lo primordial es empezar a caminar y dejarse llevar por los caminos de la mano de la intuición, abandonarte en esa búsqueda.

-Un ochomil no se puede subir solo. Se necesita un gran equipo. ¿Qué buscaba a la hora de configurar el elenco?

-Israel Elejalde (Hamlet) es un actor con una madurez espléndida, pese a su juventud -tiene 40 apenas años-. Hamlet requiere una preparación física y mental. Con el elenco buscaba fundamentalmente la complicidad con el actor. Soy un director que me entrego por completo al actor, al que considero, junto a la palabra, la piedra angular de cualquier montaje. Puedo prescindier de cualquier cosa, de la escenografía o de la iluminación, pero nunca de los actores. Necesitaba una cuadrilla muy dúctil, versátil, con mucha energía, porque son dos horas y media. Es un Hamlet muy dinámico, en el que las escenas se mueven a la misma velocidad que el pensamiento del príncipe; como dice Peter Brook, Shakespeare tiene que ser interpretado como una frase sinuosa que camina sin cesar hacia el final. Muchos de los actores doblan personajes, por lo que tienen que estar físicamente muy en forma.

-¿Qué balance hace del recorrido de este ‘Hamlet’ hasta la fecha?

-En febrero cumpliremos un año con este montaje y tras las funciones de Palma queremos cerrar el círculo volviendo a Madrid, donde lo estrenamos y donde vendimos todas las entradas antes de estrenar. Regresaremos a nuestro teatro, el Pavón -por estar cerrado por reforma el teatro de la Comedia-, tras una gira muy complicada, porque técnicamente es un gran espectáculo. Está siendo una gira que nos ha hecho mayores. Un reto que nos deja muy contentos.

-¿Qué le han parecido las distintas actividades que a lo largo del año se han desarrollado con motivo del 400 aniversario de la muerte de Shakespeare?

-He echado en falta mucha más implicación de parte de las administraciones. De Shakespeare he visto varios montajes, unos mejores y otros peores, pero Shakespeare tiene la grandeza de que sea como sea algo sacas como conclusión y algo siempre bueno.

-¿Qué lección le está dando su montaje?

-Hamlet está siendo una escuela importante. Aprendes con el texto, con las maneras de abordarlo, de trabajar la palabra... A niveles técnicos ha supuesto la consolidación de la compañía, al ser un montaje grande, sin precedentes para nosotros en los últimos años. Algo que me gusta mucho, porque Shakespeare también era un hombre de compañía, de teatro.

-¿Cómo se consigue, en los tiempos que corren, mantener una compañía y girar con un espectáculo sin darse un tortazo?

-Cuando elegimos el nombre, Kamikaze Producciones, estábamos siendo visionarios. Ha sido un año muy complicado porque Hamlet es un espectáculo muy complicado con el que girar pero nos gusta mucho nuestra profesión. Alrededor nada acompaña, salvo el público, una parte esencial, gracias a la cual subsistimos. El público está ávido de buen teatro pero hay que reinventarse para llenar el teatro de gente joven, algo que estamos consiguiendo y que resulta maravilloso y esperanzador.

-¿Por qué conecta tan bien su versión con el público, como reflejan las cifras de espectadores que están logrando?

-Porque hay algo muy clarificador en la versión, el pensamiento hamletiano queda de una manera muy clara, por lo menos yo me quedo enganchado. Conceptualmente el actor tiene transitado el sitio desde el que habla. Es una obra que conmueve desde la emoción.

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