El denominado Sitio de Baler es un ejemplo de valentía y determinación para unos y un caso más de estulticia guerrera para otros. La clave, el único rescoldo de interés dramático que mantiene esa historia, es que en un momento dado el gobierno español capituló, cediendo Filipinas a los norteamericanos. Los sitiados no tenían forma de asegurarse al 100 % de que eso era cierto y aguantaron varios meses más en una situación límite, física y psicológicamente.
El mayor mérito del director Salvador Calvo y el guionista Alejandro Hernández es salir indemnes del campo de minas de esta historia. Logran (en positivo) nadar y guardar la ropa. Contentan a los nostálgicos del pasado imperial con loas iniciales a España y un par de izadas de banderas; y a los pacifistas al no esconder al final la rigidez, rozando lo criminal, de los manuales de instrucción militar.
Para unos el teniente Martín Cerezo (Tosar) fue ejemplar al negarse a dar un paso en falso; para otros, un caparrut que alargó inútilmente el sufrimiento de su tropa durante varios meses, fusilando incluso por una traición dudosa. Se critica la incompetencia de los políticos; se insinúa la de los mandos militares, anteponiendo su voluntario honor a las vidas de sus forzosos subordinados. Eso es lo mejor tratado de la película. No se mete, ni pretende, en junglas mentales como la de Conrad/Coppola en Apocalypse now; se echan en falta personajes más matizados o desarrollados; y el único personaje femenino, la bella filipina, ejerce de previsible pitufita desdichada. La música es demasiado ampulosa a ratos; los actores cumplen; la fotografía entre más que correcta y brillante.
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Nacionalidad: España, 114 min.
Director: Salvador Calvo.
Actores: Luis Tosar, Álvaro Cervantes, Javier Gutiérrez, Carlos Hipólito.
Cines: Augusta, Ocimax, Porto Pi, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor.
