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Entrevista

Marc Gili: "No hemos claudicado ante el mercado ni las modas"

"Dorian nunca se convertirá en una franquicia, trabaja con corazón e intuición"

Marc Gili, el líder del grupo barcelonés Dorian.

-Cierran gira en Palma. ¿Con qué tipo de espectáculo?

-Con el concierto más elaborado y preparado de todos los que hemos hecho durante nuestra carrera en Mallorca. Será un viaje de algo más de dos horas por toda la discografía de la banda, con sorpresas desde la primera canción. Habrá momentos electrónicos y bailables, también de rock de guitarras y otros acústicos e íntimos. Estamos muy contentos con los resultados de esta gira y con el feeling que estamos sacando de ella.

-¿Nunca fallan?

-Somos una banda que siempre ha salido en los conciertos a muerte, a darlo todo. Un día puedes estar más cansado, pero cuando sales a tocar te sacudes el cansancio. A quien no nos ha visto todavía le diría que Dorian hace una mezcla de new wave, de electrónica y de rock, que presta especial atención a los textos y que intenta transmitir la idea de que la separación entre artista y público desaparezca al instante. No nos gusta que exista esa especie de pantalla invisible entre grupo y espectadores, intentamos dinamitarla y convertir nuestros conciertos en una gran comunión colectiva. Dorian raras veces tiene días extraños, suele ser una banda efectiva cada noche.

-¿Qué conclusiones extrae de estos diez primeros años de vida?

-En los tiempos que corren, marcados por lo efímero, por lo pasajero, sumar diez años como banda en la carretera es casi un milagro. Podemos estar orgullosos de nuestra trayectoria, sin haber claudicado ante las leyes del mercado discográfico ni ante las modas o imposiciones comerciales que se han podido ir presentando. Por eso hemos querido celebrarlo con esta gira. También estamos particularmente contentos de lo variado que es nuestro público, tanto en edad como en origen, al venir de escenas musicales distintas. Por alguna razón, el sonido de Dorian tiene una transversalidad que atrae a mucha gente diferente, y yo creo que eso debe ser la música, debe transmitir libertad, no etiquetas. En esa riqueza reside parte de la clave del impacto que hemos tenido.

-¿El sector de la música está abandonado a su suerte?

-Siempre lo ha estado. Desde que estamos en democracia no ha habido ningún partido político, del signo que sea, que se haya preocupado realmente de apoyar la música pop y de exportarla. La mayoría de los grupos que hemos sido capaces de exportar nuestra música a otros países lo hemos hecho prácticamente solos, sin ayuda, una tónica que va a seguir. Como ahí sigue después de tantos años el salvaje 21 por ciento de IVA cultural.

-¿Qué espera del futuro?

-Seguir disfrutando de la música y de la compañía de los integrantes del grupo. Dorian nunca se convertirá en una franquicia. Es un grupo que trabaja con el corazón, con la intuición, y así seguirá. Esperamos seguir desarrollando el sonido de la banda y trabajar con productores de primera fila, seguir aprendiendo lo que es la producción musical porque esa ha sido una pauta en nuestra carrera, el hecho de que con cada disco hemos intentado sonar mejor. Como letrista espero tocar temas que en el pasado tocamos poco o hacerlo de otra manera y también abordar otros nuevos. Espero evolución, seguir siendo parte de una banda que tiene ganas de experimentar con el sonido, de estar apegada a la calle, con el oído puesto en la gente joven, porque esa es otra de las claves de la longevidad de una banda. No me gustaría que Dorian se convirtiera en una banda con un sonido fácilmente clasificable, aunque sea personal; quiero seguir sorprendiendo a nuestros seguidores con producciones que les llamen la atención y les demuestren que estamos vivos, inquietos, con ganas de seguir experimentando.

-¿Qué temática quiere abordar en sus nuevas letras?

-Últimamente estoy reflexionando mucho sobre los cambios que estamos viviendo en la sociedad actual; una sociedad totalmente líquida, lo sólido ha dejado de existir y caminamos encima de una especie de lodo, de barro, de arenas movedizas continuamente. Antes, a partir de una cierta edad la gente ya tenía una seguridad laboral y ahora ha tenido que aprender a vivir en la provisionalidad porque el sistema ha quebrado. Estamos en un momento de cambio, de transformación. El siglo XXI está empezando ahora mismo y eso tiene múltiples temáticas, mucho jugo para sacarlo en letras como observador de la realidad que soy. No es lo mismo tener ahora 30 años que hace 30 años.

-"Ens cauen pals cada deu segons", canta en uno de sus últimos temas (Ara). ¿Cuál ha sido el último bofetón que, como ciudadano, ha recibido?

-Como barcelonés, y los mallorquines sabéis de esto, el de la especulación urbanística y el turismo masivo, que está destruyendo el paisaje urbano y social de mi ciudad. Nos están sacando a todos de nuestra propia ciudad. Algo que sucede porque grandes grupos de inversión compran bloques enteros de viviendas para trocearlos y venderlos al año siguiente y porque nadie hace nada para detener una situación que genera graves injusticias sociales. El tema de la vivienda es uno de los palos más fuertes que nos ha caído en los últimos años.

-¿Qué han planeado para 2017?

-Tras el de Palma nos quedarán solo dos conciertos para concluir una gira de año y medio muy bonita pero a la vez agotadora. En 2017 descansaremos y compondremos la primera mitad del año. En junio haremos una última gira por Latinoamérica, en cuatro o cinco países, y a partir del otoño entraremos a grabar el nuevo álbum, que será una vuelta de Dorian a los sintetizadores y a las guitarras eléctricas tras el desenchufado que fue Diez años y un día.

-¿Qué les hace sentir tan bien en tierras mexicanas, donde les adoran?

-México combina dos factores que no se encuentran tanto en otros países: por un lado es tremendamente acogedor y hospitalario, de una tremenda empatía hacia el extranjero; y por otro es un país intensísimo, de una riqueza cultural y paisajística bestial, lo puedes visitar mil veces y seguirás descubriéndolo, y con gente muy inteligente y con mucho talento. Además tiene una escena musical independiente fantástica que invito a descubrir.

-¿Qué opinión le merece Donald Trump?

-Donald Trump es un poco un signo de los tiempos, tiempos en los que los cimientos que sustentaban la sociedad se están viniendo abajo. En los momentos de inestabilidad se abren grietas y por ellas siempre se cuela gente que fomenta el miedo y el odio, como está ocurriendo en Francia, Alemania, Inglaterra y, por desgracia y contra pronóstico, también en Estados Unidos. Estamos viviendo en el mundo una ofensiva de la ultraderecha que se está aprovechando de la debilidad de la economía mundial y como ciudadanos tenemos que ser capaces de parar esto. Son gente muy peligrosa que nos recuerda sospechosamente a esa Europa de los años 30. Estamos jugando con fuego. Pero también es indudable que Trump ha ganado las elecciones democráticamente así que lo que tenemos que preguntarnos es: ¿qué está ocurriendo en Estados Unidos para que esto haya sucedido?, ¿qué pasa con la educación y con el odio? Como ciudadanos tendremos que tener los ojos muy abiertos y la conciencia muy despierta porque si nos limitamos a mirar a otro lado, el peligro de que el odio se extienda y con él terminemos con el planeta y quizá con la Humanidad es real. Tenemos una responsabilidad como ciudadanos frente a gente como Trump, un auténtico demagogo.

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