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Entrevista

Jaume Armengol: "No me habría abstenido en la investidura a Rajoy"

"El problema de Inca es que, con la globalización, la integración prácticamente no existe"

Jaume Armengol, frente a su farmacia en Inca b. ramon

-Su libro es un espejo que enseña las transformaciones de una sociedad.

-El libro cuenta las experiencias que yo he vivido y las que me han contado. Comienza en 1932 con la entronización de la República y se prolonga hasta ahora. Gira en torno a cómo van cambiando las personas, tanto física como psíquicamente, y como lo hace la sociedad en la misma intensidad. La forma de conocerse a uno mismo es conocer la ciudad en la que se vive y en la que se está integrado o donde se tendría que estar. El problema de Inca es que, con la globalización, la integración prácticamente no existe. Todo está descohesionado, como ocurre con Palma. En la post-guerra, que fueron años oscurísimos, la población del municipio estaba más cohesionada que ahora. Hoy en día, por el contrario, ni hablamos, ni nos conocemos e incluso dudamos de nuestra identidad.

-En Inca nació el anarquismo.

-La ciudad fue la fortaleza de la clase obrera con La justicia, un sindicato local, pero confederado con la CNT. Cuando estalló el Movimiento, los primeros en ser liquidados fueron los anarquistas en Inca. Se supone que deben estar en una fosa común; aunque es algo que desconozco, no lo sé.

-L'agonia dels noms es un libro histórico.

-La historia surge de un individuo, el protagonista, que yendo en avión o como si estuviese sentado en un ático ve todo lo que está pasando. Un porcentaje elevado de los nombres mencionados en el libro se refieren a personas reales, con otros nombres. Aunque un nombre puede significar tres o cuatro personas.

-¿Cuántos se ven reflejados en su libro?

-Muchos inquers, de una época muy anterior, puede que se vean reflejados en esta novela con unos 300 personajes. Además, cabe decir que Inca fue la ciudad más industrial de Balears. Llegó un momento en que allí hubo unos 180 talleres, entre pequeños y grandes. En la actualidad, esto se ha traducido en que Inca, si continúa con el ritmo al que está, pronto se convertirá en una ciudad dormitorio.

-Y decidió titular L'agonia dels noms.

-Algunos personajes no están muertos del todo, están en agonía, fase por la que pasan muchos antes de morir. Aunque ahora esto ya no ocurre tanto porque te preparan para morirsin que te des cuenta con morfina.

-A la Unión Militar Democrática (UMD) también le dedica un pasaje.

-Cuando yo estudiaba Bachillerato, me contaron que el padre de un compañero que había sido un capitán del ejército republicano y que sufrió consejo de guerra sumarísimo fue degradado del uniforme militar. Este capitán fue ayudante de mi tío, que era el Comandante militar de Girona. Además, otro amigo de la época de Bachillerato fue otra sorpresa que tuve. Era alguien muy culto y me contaron que había pertenecido a esta asociación militar. Es algo que no he vivido, sino que me contaron.

-¿Y en la casa de Jaume Armengol que había?

-De todo. Había Falange, extrema izquierda y extrema derecha. No nos faltaba de nada, como en una farmacia. Por parte de madre, mi familia era extremadamente católica y por parte de padre, una familia burguesa, emparentada con la nobleza, con los Villalonga. Mi abuelo era del Partido Liberal y es quien pone nombre a la calle inquera Jaume Armengol.

-Hablemos ahora de su relación con su hija, Francina Armengol. ¿Qué les diferencia?

-Nos diferenciamos en que ella tiene mucho carácter. Francina empezó en Inca como regidora. Entonces se le hizo una campaña por todo lo alto, no faltaba de nada. Ella tenía tan solo 22 años. En este sentido, a quien le hizo la campaña en aquel momento, le dije: "A mí hija la habéis hecho presidenta". Gracias a aquella campaña, mi hija llegó donde ha llegado; formó un carácter en que lo puede aguantar todo. Si ahora es presidenta es gracias al PP. Cuando ella dice que "no es no". O es blanco o negro, pero no gris.

-Francina Armengol le mostró a Pedro Sánchez su apoyo incondicional. ¿Usted habría hecho lo mismo?

-Yo, si hubiese sido diputado en Madrid el día que votaron, no me habría abstenido en la investidura a Mariano Rajoy; es decir, habría roto la disciplina de partido. Bueno, esto de la disciplina en el siglo XXI es propio de yo no sé qué. Es, ante todo, inconstitucional. Si la Constitución Española ha de respetar los derechos de la persona, uno de ellos ha de ser el de poder expresarse libremente. Sobre todo en un Parlamento, siempre que no se ofenda a los demás. Por tanto, coincido con mi hija.

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