El artista Joan Soler (Sóller, 1965) expone, hasta el 21 de enero de 2017 en la galería barcelonesa Àmbit, Llum obscura, una muestra cuyas composiciones condensan entre sus líneas geométricas y sus colores suaves unas reflexiones íntimas y profundas de debate sobre lo interior y lo exterior, sobre la ambigüedad de las apariencias.

La armonía de colores y de formas domina estéticamente las obras de Soler, en las que el orden de la geometría, y su fuerza reguladora, se contrapone al azar de lo aleatorio, reconocible en formas de humo, sinuosas y casi intangibles.

"La obra de Soler es abstracción de un paisaje de contraste, la síntesis de un desorden controlado, un espacio tranquilo y a la vez inquieto, espejo de una realidad hecha de oxímorones donde el bien y el mal coexisten, donde la realidad, a veces cruel y feroz, se esconde detrás de la belleza estética, del orden y de la armonía", explican desde la galería.

Las obras expuestas en Llum obscura presentan también la evolución de sus últimos trabajos sobre tiza y representan una panorámica que gira en torno al camino de exploración y de búsqueda artística que Joan Soler, arquitecto de formación, ha emprendido en los últimos años.

La experimentación comenzó a conducir a Soler por nuevos derroteros hace aproximadamente un año, momento en que empezó a trabajar con el yeso y otras superficies blancas. Entonces, en una entrevista concedida a este periódico, el artista mallorquín explicaba: "Creo que a veces enriquezco demasiado el cuadro. Ahora estoy depurando mucho. Fue a raíz de una crítica constructiva que me hizo Amparo Sard, a quien le pareció interesante esta nueva vida que está cobrando mi trabajo".

Ahora, con esta nueva exposición Llum obscura (que se puede visitar en horario de 10 a 15 horas y de 16 a 20 horas, de martes a sábado), el solleric Joan Soler regresa a Barcelona después de un largo recorrido que en el último año ha llevado sus obras a Huelva, Huesca y hasta las salas del Matadero de Madrid.