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En contra

Jaron Rowan: "Para democratizar el Liceo, sería más rápido demolerlo"

Jaron Rowan (Londres, 1978) pasó su adolescencia en Menorca y vive en Barcelona, donde se licenció en Bellas Artes y se doctoró...

Jaron Rowan, doctor en estudios culturales, autor de ´cultura libre de estado´

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Hay que quemar el Liceo?”

-Si queremos transformarlo, no podemos quedarnos con cambiar sus elementos simbólicos. Para democratizarlo y hacerlo accesible, sería más rápido demolerlo. El problema a atajar es la cultura de la transición, su conexión con la política.

-¿Qué pondría en lugar del Liceo?

-No hay que reemplazarlo. Las instituciones culturales que dan la espalda a los ciudadanos volverán a ser espacios democráticos. Los ciudadanos decidirán, porque la gestión de grandes auditorios y teatros ha generado desafección.

-¿No bastaría con cambiar la programación?

-Por mucho que cambiemos los contenidos, las instituciones no cambian. Se necesitan nuevos actores frente a la hegemonía.

-¿Por qué arremete contra el Liceo y no contra el Teatro Real?

-Porque lo tenía a mano, paso por delante a menudo. He visto en el Liceo varias óperas y no es una cuestión de contenidos, sino de políticas culturales.

-¿Necesitamos un ministerio con cultura?

-Uno de los grandes problemas del Estado español es que piensa que la política es una cosa y la cultura es otra. El 15M se abrió a la política de lo femenino, lo tecnológico o lo estético. Ahora se ha vuelto a cerrar la política tradicional, hay que reventarla.

-¿Ya sienten nostalgia del 15M?

-El 15M está en un momento de mixtificación. Cambió las políticas y las relaciones. Además hubo muchos, el de Madrid no era el de Barcelona ni el de Maó. Nos gusta buscar los orígenes pero pienso que queda bastante por hacer, así que no es útil mirar atrás.

-¿Por qué no da nombres?

-El problema de dar nombres, como Víctor Manuel y Ana Belén, es que no los juzgo como artistas, sino como síntomas de una época. No sé si sus canciones son mejores o peores, me interesa el entramado.

-Me permitirá que me interese por su nombre, Jaron.

-Lo encontraron mis padres en un libro, no sé en cuál y tampoco sé muy bien por qué me lo pusieron. El apellido corresponde a mi madre inglesa.

-¿Sobrevivirá la cultura si el Estado retira el dinero?

-Gran parte de la producción cultural contemporánea depende de las subvenciones, pero recibe tan poco en comparación con otros sectores como la banca que la retirada de ese dinero ha afectado menos a la cultura.

-Vivimos en la primera época en que ser inculto es un mérito.

-Hay tantas formas de consumo cultural que, el que no lee, ve series y aprende inglés mientras lo hace. Se han abierto los candados, nunca hemos estado tan en contacto con el consumo cultural. Mis alumnos recortan, suben, ponen música. Normalmente no le dan trascendencia.

-Gracias a internet, la cultura es libre y mala.

-Hay memes buenísimos en internet, que son cultura popular digital. Y tampoco es gratuita, pagamos con datos sobre nosotros que son muy valiosos.

-¿Ha aportado usted dinero a un ‘crowdfunding’?

-Alguna vez. Tiene un límite y funciona a pequeña escala, cuando Pepito necesita dos mil euros para su primer disco. Sin embargo, no es sostenible porque no garantiza una carrera musical.

-¿Las sociedades de autores matan la creatividad?

-Las entidades de gestión colectiva no tienen nada que ver con la creatividad. Generan un gran rechazo social, no son transparentes y requieren un trabajo de limpieza interior.

-¿Su libro puede ser copiado y trajinado libremente?

-Sí, siempre y cuando se cite la fuente original. No tengo inconveniente porque, cuantas más veces se copie o comparta, mejores serán los ingresos para el autor, aunque no siempre por la venta de ejemplares.

-Francamente, no esperaba una cita de Dickens en un libro así.

-Por una parte estamos en un momento excepcional. Nadie podía pensar hace cuatro años que Ada Colau ocuparía un cargo de relevancia. A la vez, las inquietudes se queman muy rápido. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”, Dickens lo clavó.

-¿Hitler acabó con la cultura, o solo con la cultura alemana según sostenía Adorno?

-Es una pregunta tan grande que nos podríamos pasar toda la tarde debatiéndola, y no llegaríamos a ninguna conclusión.

-¿Ve la tele?

-No tengo, pero intento ver películas y series siempre que tengo tiempo. Me quedo fascinado cuando me encuentro con una televisión, no tenerla me protege de la atracción que siento por ella.

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