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Crítica de teatro

Agua mineral sin gas

En dos comentarios anteriores he señalado el mérito de la nueva dirección del Principal al apostar por esa línea de nuevas dramaturgias en su acogedora Sala Petita. Eso es un riesgo, claro: uno puede cosechar aciertos y errores. Pero me sigue pareciendo conveniente, y hasta necesario, que sea, precisamente, un centro público, el que nos dé esas oportunidades de asistir a funciones poco convencionales.

Este montaje que se nos ofrecía el sábado, en pase único, se presenta como una adaptación de Claudia Faci (dramaturga, directora y actriz) del clásico de Strindberg Acreedores. A Strindberg ya casi no se le pone en escena (salvo quizás su Señorita Julia), porque su teatro, a estas alturas, nos resulta pesado y artificioso. De todas formas, el texto original sólo se nos acerca fragmentado y a modo de banda sonora. El discurso con que Faci sustituye la última parte resulta intelectualmente indigente. La pretenciosidad verbal, aburrida. Las canciones, prescindibles. Ninguno de los recursos, novedoso. La obra sólo arranca en realidad (y prácticamente finaliza) cuando, ahí sí, la estupenda pareja protagonista ataca un diálogo feroz. Las evoluciones sobre un escenario sembrado de botellas de agua, aparentemente arbitrario, no consiguen sustituir la pieza deconstruida por una creación coherente.

Hay, ciertamente, talento en Claudia Faci y en su excelente compañía, con mención especial para el trabajo, vocal y corporal, de Fernanda Orazi. Pero me da la impresión de que la transgresión dramática señalada, por ejemplo, por Angélica Liddell, ha dado lugar a cierto teatro adánico, por así decirlo, que adolece de genuina sustancia.

*A-creedores

Teatre Principal (Palma)

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Autor: August Strindberg. Versión y dirección: Claudia Faci. Intérpretes: Fernanda Orazi, Pablo Messiez, Claudia Faci y Mr. X. Iluminación: Carlos Marquerie. Música: Óscar Villegas.

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