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Música

Acordes de la nueva generación

26 alumnos del Conservatorio balear y de otros centros de enseñanza musical de España y Europa ensayan con la Simfònica para el primer concierto de la temporada

Las autoridades y los 26 alumnos de la Acadèmia Simfònica posaron ayer en la sala de ensayos de la orquesta.

­Son suficientes quince minutos de descanso en los estudios Sonoteque donde la Simfònica ensaya para confirmar que hay más ruido que de costumbre, más instrumentos y más partituras en los atriles. Caras nuevas preparan el primer concierto de la temporada que se celebrará mañana en el Auditòrium. Desde el pasado sábado, 26 alumnos del Conservatorio Superior de las islas y de otros centros de enseñanza musical de España y Europa disfrutan -con horas, codos y sudor- de la oportunidad de vivir una semana como músicos profesionales de la orquesta. Un proyecto educativo de residencias -ayer inaugurado por la consellera de Cultura Ruth Mateu- que escasea en España pero que es muy habitual en Europa. La estudiante Raquel Jiménez, de 22 años, alumna de máster en el Conservatorio de Hannover y que estará en la trompa en el concierto de mañana así lo confirma: "Todas las orquestas de Alemania tienen su academia. Hay muchísimas. Allí se valora mucho más la música que aquí", apunta la joven intérprete valenciana, quien también hizo una residencia similar a la que está haciendo en Mallorca con la Orquesta de la Comunidad de Madrid. En Palma, el día a día de estos alumnos es muy completo. Ensayos para el concierto, pero también clases individuales o colectivas además de la preparación de varias actuaciones de cámara, que se celebrarán hoy simultáneamente a las 13.15 horas en la Escola Son Serra, en el casal de barri Es Jonquet y en Projecte Home. "La verdad es que nos queda poco tiempo libre", detalla Beatriz Bueno, de Sevilla, actualmente cursando el ciclo de especialización en el Conservatorio de Estrasburgo. La inmersión es tal, apunta, "que aprendes cómo llevan los músicos su día a día. Es entonces cuando te das cuenta de que es muy difícil mantener ese nivel de exigencia".

La gerente de la orquesta, Mar Rescalvo, comenta que los alumnos -13 del Conservatorio balear y 13 de fuera- se dividen en ocho grupos, cada uno de ellos a cargo de los ocho solistas de la orquesta, "que son quienes les dan clases y les guían en sus interpretaciones con sus consejos".

El proyecto Acadèmia Simfònica, creado por iniciativa del director Pablo Mielgo, ha recibido una gran demanda de solicitudes, asegura Rescalvo. Para la selección de los estudiantes, ha prevalecido que la mitad de los alumnos proviniera del Conservatorio de las islas. "Las otras solicitudes las hemos recibido de parte de la Joven Orquesta Nacional de España", desvela la gerente. Los alumnos tenían que presentar un currículum y vídeos. La criba final la han realizado finalmente los propios solistas de la Simfònica.

Estos pequeños campus de una semana volverán a repetirse en cuatro ocasiones más durante la temporada. En concreto, en los meses de enero, febrero, abril y mayo. "Pasarán un total de 80 alumnos. Algunos de ellos repetirán", comenta Rescalvo, quien añade que este año el proyecto toma forma real "porque el año pasado el presupuesto no contemplaba el apartado de becas y por eso se tuvo que celebrar de forma reducida", argumenta.

Los alumnos ven esta oportunidad como unas "prácticas muy valiosas" y la posibilidad de hacer currículum. "También es una estupenda ocasión para ir ensayando y tocando un repertorio muy importante, grandes obras y sinfonías que son obligatorias cuando te presentas a audiciones", explica Gabriela Couret, de 21 años, procedente de Cuba y actualmente estudiante en el conservatorio balear.

Para Beatriz Bueno, este tipo de estancias provocan que uno se sienta responsable de lo que va a pasar en el concierto, "eres uno más y desarrollas un gran respeto hacia los músicos y esta profesión". Para la alumna sevillana y sus compañeros, la educación musical está "algo descuidada" en España. "Se invierte mucho esfuerzo en cosas que no son necesarias. Creo que es porque no hay una conciencia real de lo que supone esta profesión", agrega.

Los estudiantes de la Acadèmia Simfònica son conscientes de que gozan de muchas menos oportunidades que los músicos que ahora están en las orquestas españolas, que entraron de muy jóvenes. "Nosotros no tenemos esa experiencia, pero sí hemos tenido que salir más fuera de España por las circunstancias. Eso nos hace más flexibles y quizá tenemos la mente más abierta", asegura Raquel Jiménez.

El día a día de estos talentos es una carrera de fondo y sólo muy pocos conseguirán trabajar en una orquesta, su gran sueño desde la infancia. "Son muchos los que quieren entrar en una Sinfónica y muy pocos lo consiguen porque hay muy pocas plazas. Mucha gente acaba abandonando", comenta Jordi Roca. "Sí, pero quien la sigue la consigue", le corrige Jiménez. Y no hay duda de que estos chicos lo van a intentar con todas sus fuerzas.

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