El director de orquesta inglés Neville Marriner, fallecido en la madrugada de ayer en Londres, seguía en activo a sus 92 años e iba a actuar el 20 de octubre en el ciclo de Ibermúsica en el Auditorio Nacional al frente de la Orquestra de Cadaqués, de la que era batuta invitada desde hacía 25 años.

El director y violinista, que ostentaba el título honorífico de sir, había empezado su carrera en la Orquesta Sinfónica de Londres y después estableció allí, en 1958, la Academia de música de St.Martin in the Fields, una de las de cámara más importantes del mundo.

Sir Neville Marriner, autor de la banda sonora de la película de Milos Forman "Amadeus" (1984), iba a dirigir el día 20 a la Orquestra de Cadaqués con la presentación de Agustin Hadelich, con el concierto para violín opus 61 de Beethoven.

En una entrevista concedida a EFE, Neville Marriner, que había nacido el 15 de abril de 1924 en la ciudad de Lincoln, recordaba que entre 1950 y 1990 grababa, "como mínimo", un disco al mes y él y sus colegas eran casi "divos", aunque, decía, la música clásica, era "más apasionante ahora", con un punto "peligroso".

Celebró sus 90 años dirigiendo a la Orchestra Cadaqués en el Auditorio Nacional y entonces reconocía que todo era "más peligroso" que cuando él empezó y eso era justamente lo que le hacía "estar en activo y no en un geriátrico".

Lo "peligroso", precisaba, es que en la actualidad había "más pasión", "más creatividad en cada solista y orquesta", lo que a él, proveniente de una escuela "tan sólida, solemne y sobria" como la inglesa, le hacía estar "muy, muy pendiente" de todo lo que sucedía en el foso.

"Me gustaría decir que -la música- es algo tan excitante para mí como el alcohol o las mujeres, pero no es el caso. Solo puedo decir que escogí muy cuidadosamente a mis padres", se reía.

Sostenía que toda su vida había visto la música clásica "en crisis", que esa era una "característica intrínseca" y que no le gustaba hablar de eso sino de los jóvenes artistas: "nunca hay drama en ellos, siempre aportan algo fresco, algo distinto".

"He tocado un repertorio extraordinario, porque las compañías querían todo Shumann, todo Shubert, todo Tchaicovsky,... Esa oportunidad no está ahora a disposición de los jóvenes porque la industria está muy tocada y es muy distinta a lo que sucedió entre 1950 y 1990", lamentaba.

Marriner estaba muy agradecido por la "excepcional protección económica" que el fundador de Ibermúsica, Alfonso Aijón, uno de sus más antiguos amigos, le había dado siempre a él y a muchos de sus coetáneos.

"Él ha sido el que nos ha protegido de la crisis económica. Junto con Hans-Ulrich Schmid (1926-2012), ha sido la persona que más influencia ha tenido para todos nosotros. Aijón es conocido desde Tombuctú a Australia o América. Ha entendido siempre el extraordinario poder de la música clásica y ha compartido una forma de entenderla que no tiene sucesor por el momento", alababa.

Estaba "muy contento" de su colaboración con la Orchestra de Cadaqués y recordaba que cuando empezó con ellos "solo el 20 % eran españoles, y ahora lo son el 99 %".

"Ha cambiado su carácter, ha crecido y es un ejemplo bastante importante de lo que ha pasado con la música en este país. Tienen un punto de peligro incontrolado, de fuego incontrolado, muy latino, que es precisamente lo que más me gusta de ellos", confesaba