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Entrevista

Llorenç Barber y Montserrat Palacios: "Hay que replantear el uso de la campana: no es de la religión, sino de la comunidad"

"Todos componemos porque tenemos una historia auditiva de la que partimos"

Llorenç Barber y Montserrat Palacios, en la Plaza Mayor de Pollença. m. a. crespí

Con formación tradicional clásica y ubicados en Valencia, Barber y Palacios apuestan por el arte sonoro contextual. Qué le pasa o hace la ciudad con el mensaje sonoro de sus conciertos es algo a lo que prestan atención. Qué hace y siente con el sonido el escuchador, así llaman a lo que se podría conocer comúnmente como público, aunque con los matices que requieren sus conciertos de campanas que provoca un sinfín de sensaciones, asociaciones vitales, de memoria e historia, felices y tristes, vanguardistas. Tomando conciencia de tus prejuicios sonoros. Un concierto que se recuerda más allá de lo que se haría con un concierto usual.

-¿Los compositores son ustedes o quién es el compositor en sus conciertos?

-Llorenç Barber: Es también todo aquel que toma en serio algo de lo que escucha. Se sorprende. ¡Ya está! Esa persona ya ha compuesto un poco. A partir de ahí decide seguir escuchando las campanas, con los sonidos ambientes o no. Decide moverse o no, relacionarse, investigar dentro de su memoria y crear una narración propia de ese momento sonoro. Eso nos da una nueva visión del arte. El contexto es el que conforma el mensaje sonoro. Ya no somos hijos de la academia, sino hijos de los vecinos. Los vecinos son nuestros instrumentistas. Aquí el héroe no es el escenario. Nosotros practicamos la vida, la multifocalidad sonora. El foco central no es el escenario.

-Montserrat Palacios: El que escucha deja de ser una persona neutral. Está participando, está tomando decisiones de acuerdo a sus referentes. Te encuentras a gente que escucha maravillas y otras que no escuchan nada o que lo encuentran desagradable, otros que lloran. Más que la obra en sí, lo importante es quien soy yo frente a eso que escucho. Si a mí mis prejuicios no me permiten escuchar lo que escucho como música, porque tengo una idea formada de que la música es por ejemplo una orquesta, simplemente no la escucho. Todos componemos, porque tenemos una historia auditiva de la que partimos.

-¿Desde qué óptica miramos el arte entonces?

-Ll.B.: Desde el que escucha. El arte no lo hace el artista. El artista lo provoca, se ha preparado para ello, pero el que le da sentido es el que escucha. A esto nosotros le llamamos arte contextual. Es la comunidad, el receptor, el que construirá la propuesta.

-¿Que tienen las campanas de especial?

-M. P.: La campana es un instrumento muy desprestigiado. En la jerarquía de los instrumentos musicales no llega a aparecer como instrumento musical, sino como objeto sonoro. Cuando a esa campana desprestigiada, desconocida sobre todo, se la revalora, se la conoce y se crea una composición en el sentido estricto de la composición académica, entonces estos instrumentos son instrumentos de orquesta. Composición con una mentalidad de organizar un contrapunto. Ver cuáles son las fundamentales que da esa campana. Creando con una intención musical dentro de una lógica contextual. Por eso la propuesta de Llorenç es convertir la ciudad en una orquesta.

-¿Cómo acoge la Iglesia sus propuestas artísticas con las campanas?

-LL. B.: A veces hay sacristanes que no se lo creen o párrocos que te dicen que es un instrumento sacro y que no debes subir. Hay que replantearse su uso, qué entorno sonoro queremos formular para tener un ambiente más comunitario, más bonito y más creativo. La campana no es de la religión, es de la comunidad.

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