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Puro teatro

Carles Molinet: "En España, la única industria que molesta es la cultural"

"No somos unos subvencionados, lo que sí recibe el 100% de su actividad en dinero público en esta comunidad es la promoción turística"

El actor recita algunos pasajes de la obra de Büchner. Fotos de guillem bosch

Carles Molinet, 53 años, siete páginas de currículum. Viene para la entrevista con la americana roída y los guisantes de Woyzeck, un personaje que conoce muy bien y que le viene al pelo para denunciar la situación social del país. Lo representará en breve en Montevideo y Argentina. A su regreso, ensayará Ricard III y representará en octubre Centaures para la Fira B!

-En España, Woyzeck no es tan conocido como Hamlet o Antígona. ¿Por qué debería serlo?

-Por su actualidad y el mensaje que contiene. En Montevideo, en una zona muy obrera donde vamos a representarlo, lo conocen mucho. En Alemania, evidentemente, es famosísimo. Y es un personaje que se ha hecho en todos los centros dramáticos del mundo. Es, sin duda, uno de los grandes roles de la historia del teatro. Woyzeck tiene la peculiaridad de estar inspirado en un hecho y contexto reales. El hecho real es que se estaba juzgando a una persona por matar a otra y se empezaba a debatir si podía haber alguna circunstancia eximente: enajenación mental o elementos más sociales como extracción muy baja o poca instrucción. Büchner supo recoger todo ese debate moral sobre la aplicación de la justicia que se estaba produciendo por entonces en Alemania. En realidad, es un debate sobre la culpabilidad o el grado de la misma en función de los antecedentes o circunstancias de cada uno. Por otra parte, Woyzeck es el primer héroe trágico que no es un príncipe.

-¿Qué significa Woyzeck hoy día?

-En el momento actual, en este momento de desaparición de las clases medias y en un momento con mucha gente haciendo cola en los comedores sociales, Woyzeck es el ejemplo de un personaje al que el entorno le conduce a un destino trágico sin que él sea culpable. Además, es un personaje torturado. La ciencia está haciendo un experimento con él, está en un cuartel militar donde le obligan a hacer los peores trabajos y es el encargado de afeitar al capitán con una navaja. Esa navaja simboliza el poder del pueblo, un poder que muchas veces no se ejerce. Y yo me pregunto: ante la injusticia, ¿por qué Woyzeck no le rebana el cuello al capitán cuando le está afeitando?

-Le devuelvo la pregunta: ¿por qué la gente que está perdiendo su casa o le recortan las ayudas sociales no se subleva?

-Sí, y encima gana el PP. Pero, cuidado, que el PP no es mayoría absoluta. Toda la izquierda y los otros partidos suman más. Pero sí es la fuerza más votada. El PP ha sabido capitalizar el franquismo y la derecha europea en una conjunción basada en una estructura centralista y radial del Estado donde un grupo de personas del centro son las que tienen el control a todos los niveles: político, económico, familiar, emocional... Con esta estructura es muy difícil competir. Hay una serie de imágenes que las encuentro bestiales. Por ejemplo, el 75% de las exportaciones se hacen por el corredor Cantábrico y por el corredor Mediterráneo, en cambio, estas zonas son las peor comunicadas. Ese modelo radial, que es una manera de compensar flujos económicos, es absurdo. Incluso Europa se ha pronunciado sobre ello.

-¿Qué representan los guisantes de Woyzeck y cuáles son los nuestros?

-Los guisantes representan los experimentos que hacen sobre nosotros o la dieta a la que nos someten a todos los niveles: en cultura, sanidad o educación.

-¿Hasta qué punto cree en el determinismo social y en la propia responsabilidad de nuestros actos?

-El determinismo social existe. Puede haber culpabilidad, pero puede haber una parte social muy importante detrás de esta culpabilidad. ¿Y si Woyzeck hubiera estado alimentado en condiciones? ¿Y si no hubiera estado en condiciones de pobreza? Ahora mismo existen bolsas de hambre en nuestro país. Yo sí creo que estamos orientados a unas circunstancias determinadas por culpa de una organización social. Luego la pregunta sería: ¿hasta qué punto somos corresponsables?

-El capitán vincula el estatus social a la moral. ¿Dónde hay más ética, en las clases altas o en las bajas?

-Él considera que la moral sólo la pueden tener las clases pudientes. Pero no es así. Seguramente, la dignidad y la moral están mucho más presentes en las clases bajas que en las altas. A mucha gente que tiene la vida resuelta, le es más fácil dar clases de ética o de moral. Las clases bajas tienen más dificultades para mostrarla.

-Woyzeck ha fascinado a Werner Herzog, a Alban Berg, a Tom Waits o hasta a Nick Cave. ¿Por qué atrae tanto?

-El personaje es oscuro. Las imágenes del lago y la luna, el cuchillo o las sombras son fascinantes. El personaje es muy lunático. Büchner fue un gran precursor del expresionismo alemán. Además, Woyzeck tiene una parte grotesca.

-¿Todos somos Woyzeck?

-Todos no. Algunos son los capitanes: las clases sociales con el poder, el dinero, el control y las leyes. Otros son como el doctor, que es toda la parte oculta que maneja los hilos y no conocemos. No sé si el doctor sería el Ibex 35 o toda esa gente que maneja los hilos desde la sombra, como el Grupo Bilderberg. Luego hay otro tipo de personaje en la obra que representa a los nihilistas. Es una mujer alcohólica que en la pieza siempre está en un bar filosofando. Representa a esa gente que toma absoluta distancia con la vida, ya no se implica y es muy sarcástica. Es un personaje muy contemporáneo.

-¿Qué podemos hacer para no acabar como Woyzeck?

-Pues, antes que matar a María, deberíamos emplear la navaja.

-Pero no lo hacemos. ¿Por qué?

-El poderoso y el propio Estado acaban de descubrir la utilización de la paranoia para controlarnos. Basta ver la situación de pánico que se creó el otro día en Platja d'Aro por lo que había sucedido en Niza. Cuando estás en una situación de paranoia es más fácil que te manipulen, que te hagan trabajar hasta morir, que te hagan experimentos, etc. Te mantienen en una situación de esclavismo.

-¿Tildaría de irresponsabilidad unas terceras elecciones?

-No prefiero que haya unas terceras elecciones, evidentemente. Ahora España tiene una estructura electoral que refleja más lo que es el país de lo que se había reflejado hasta ahora. Es una situación en la que el que ha ejercido el poder de una manera cómoda, aplastando la opinión de millones, ya no lo puede hacer. Pero pretende ejercer el poder como lo ejercía cómodamente por supuesta responsabilidad. Si estamos en una situación en la que esto ya no es así, la responsabilidad es respetar lo que han expresado los ciudadanos y no evitar unas terceras elecciones. El PP ha dicho que todos los españoles van a entender que no pacten con los nacionalistas. ¿Qué pasa, no vas a gobernar para ellos? ¿O harás un gobierno en el que estos millones de personas quedarán excluidas? El hecho de sacar a los independentistas de la negociación es lo que nos lleva a las terceras elecciones, no que el PSOE o los partidos de izquierdas no se pongan de acuerdo. Se están excluyendo de la negociación a millones de personas con el mismo derecho porque pagan impuestos y encima son regiones que aportan mucho al Estado. Como mínimo, tienen el mismo derecho que los demás a ser escuchados. Si ha de haber unas terceras elecciones que las haya. Ahora ponen la excusa de los presupuestos. Prefiero que no los toquen porque lo que piensan hacer es peor.

-¿Qué armas tenemos para no ser un pelele como Woyzeck?

-Hay una serie de paradigmas que se repiten desde la democracia española y la Revolución Francesa, pero que hemos comprobado que tampoco son ciertos al cien por cien. Uno de los paradigmas es que si hay más cultura, ya estamos protegidos. Pues no. En la Grecia clásica, en la época de más esplendor, se producían situaciones absolutamente injustas por mucho que los griegos fueran los inventores de la democracia. No necesariamente la cultura ni la democratización cultural son la panacea. Yo pienso que el acceso a la cultura ha de ser voluntario. Es un tema que está bien recogido en la ley pero hay mucho desconocimiento por parte de la gente. La gente se piensa que educación, cultura y sanidad son iguales. Que el Estado tiene la obligación de que llegue a todos los puntos, y con la cultura no es exacto. En educación y sanidad, el Estado ha de suministrar el 100% del acceso. En cultura, no. En cultura, el Estado ha de suministrarla donde socialmente o privadamente no llega. Si analizas profundamente la ley y la estructura, es así. Y estoy de acuerdo con ello. El otro sistema, en el que el Estado decidiría toda la cultura, es estalinista.

-Dice esto, pero sí cree en las subvenciones.

-Esa cultura privada puede ser incentivada, pero no ayudada al cien por cien. Aclaro que jamás recibimos el cien por cien de lo que producimos y pienso que no ha de ser así. Lo que sí recibe el cien por cien de su actividad en esta comunidad es la promoción turística. Y encima aún tenemos un debate como el de la ecotasa, en el que hemos de hacer concesiones. Y además hemos de padecer los ciudadanos todas las congestiones que está habiendo, la falta de agua, los problemas que están acarreando los alquileres vacacionales... Hay una tendencia hacia el malestar muy elevada y el futuro es apocalíptico.

-¿Cuál es el colectivo más débil?

-Parados y dependientes.

-Gran parte de los parados son artistas.

-Sí. Pero está demostrado que una de las más importantes industrias para la creación de puestos de trabajo, la cultura, ha sido vapuleada por el Estado español hasta niveles insultantes. En Francia se burlan del discurso del ministro de Hacienda. Toda la estructura cultural española es una mala imitación de la francesa. Por eso no ha funcionado. Y una vez ha pasado la crisis todo el mundo quiere imitar el sistema británico, pero yo creo que debemos relativizarlo: no somos anglosajones. Si comparas nuestros grandes valores culturales, pienso por ejemplo en Lorca o Miguel Hernández, con los franceses e ingleses, te das cuenta de que los suyos no han sido asesinados o machacados por las fuerzas del Estado. Toda la intelectualidad destruida durante el franquismo no es gratis. El problema es que ha sido el propio Estado el que ha perpetrado esta aniquilación. En España, colectivamente, no hay ninguna necesidad de la cultura pero porque tampoco sabemos quiénes somos, quiénes hemos sido o cómo somos a nivel colectivo y cultural.

-John Berger: "Lo que el arte ofrece es esperanza".

-El arte te hace pensar que la humanidad tiene solución y una salida. ¿Qué buscamos en las civilizaciones para conocer su nivel de humanidad? Dos cosas básicamente: sus obras de arte y saber si enterraban a los muertos.

-Hubo unos años en que se podía vivir como actor en las islas. ¿Volverán esos tiempos?

-Había bastante más gente que podía hacerlo. Pienso que los tiempos serán diferentes. Si es una cuestión de número de personas, podría ser que sí. Si es una cuestión de calidad de vida de la media, podría ser que no. Hay un cambio muy importante en estos años: la Esadib. Ha abierto una etapa nueva, una revolución, cuyos efectos veremos más adelante. En contra de lo que la mayoría de gente pueda decir, la escuela es una fábrica de gente creativa. Mucha gente de mi generación no se ha adaptado y ha tirado la toalla porque dice que ya no hay nada que hacer. Yo pienso que sí se pueden hacer cosas. Abrir nuevos mercados, por ejemplo. Nosotros, con Iguana, lo hemos hecho en Sudamérica, y cada vez que vamos aumentamos nuestras posibilidades. El Ricard III que estamos preparando ya lo tenemos vendido en Argentina. Ésta es una de las apuestas, pero hay más posibilidades. De la Esadib ha salido gente como la de Trampa y otros proyectos. En Ricard III, por ejemplo, cuya dramaturgia corre a cargo de Pere Fullana, estamos trabajando con dos exalumnos, Lucía Sánchez y Josep Orfila.

-¿Están siendo las políticas culturales como esperaba?

-No hay color con el PP. Me sorprenden algunos concursos, que están fracasando en la forma de decidir quién ocupa plazas de estructuras culturales. Está habiendo déficits en estos procesos. Confiaba en que la parte política pesara menos.

-¿Se refiere al Teatre Principal?

-A la Miró, Solleric, a todo... Ha habido concursos en bastantes instituciones. En el pasado y ahora. Creo que no estaban bien resueltos y creía que la izquierda lo iba a resolver.

-Usted es uno de los grandes defensores de las industrias culturales.

-Es que si no existieran, la cultura trabajaría a nivel folclórico. Si queremos que existan las obras completas de equis autor relevante y deseamos que sean difundidas y traducidas a todos los idiomas, ha de haber una industria que lo permita porque si no no sería posible. La otra opción sería que el Estado decidiera a quién se publica y a quién no. Y eso es estalinismo. Las empresas son necesarias. Trampa Teatre lo es. Sin empresarios, Miquel Barceló no existiría ¿Por qué nos preocupamos tanto por la industria cultural y en cambio no criticamos las otras? La única industria que molesta en España es la cultural. Y ésta es la diferencia con Francia. La presidenta del Govern balear se refirió en dos ocasiones a la creación de un instituto de empresas creativas y culturales. Al final, es algo que asume el IEB. El problema que yo veo es coger una estructura que no está creada para esto y la conviertes en una especie de Instituto de Industrias Culturales pero que no perderá las funciones originarias y que llevará también otros temas que no son industria.

-La pregunta de rigor: ¿confía en que esta vez haya Circuit d'Arts Escèniques?

-El Consell de Mallorca tiene un problema de gestión espectacular, ancestral. Si te conceden alguna ayuda, al final no la podrás recibir toda por los problemas de las justificaciones y además la recibirás dos años tarde. Desarrollar actividad contando con ellos es imposible. ¿Cómo se solucionaría la cuestión? Es impresentable que el Consell no tenga un Instituto de Cultura. Lo tiene Reus y cualquier municipio de España con más de 15.000 habitantes. Hay un IMAS, un Instituto Hípico, pero no de Cultura porque no se ha visto como algo importante. Se ha propuesto ahora, pero, legislativamente, en estos momentos no se pueden crear nuevas estructuras. Entonces, ¿sirve para algo el dinero que se destina para Cultura en el Consell? Pues mucho dinero, no. Malgastan dinero por culpa de la estructura, no voluntariamente. Sabemos que no existirá un Circuit hasta que no haya un Institut de Cultura.

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