Sebastián Raimundo presentó hace unos días su cuarto y último disco grabado en un estudio. Un proyecto llamado Paso a paso en el que el pianista toca acompañado por un bajista y un saxo, y que podrá escucharse en directo en el festival de jazz de Banyalbufar el próximo jueves, 4 de agosto. Además de pianista, regenta una escuela de música.
Aunque Raimundo reconoce que la música clásica "es otro mundo" y que es "muy duro, porque hay que prepararse mucho y luego tiene muy pocas salidas", es optimista con la situación actual del jazz en Mallorca: "Con la entrada del grado superior en el conservatorio profesional de música hay mucha gente joven aprendiendo. Yo me tuve que ir a estudiar a Barcelona, aquí no se enseñaba. Ahora hay un nivel muy alto y músicos que están tocando muy bien".
También da importancia al aumento del consumo de jazz: "Es una música que hace 15 años no se enseñaba y ahora está incluso de moda. Parece que ir a escuchar un concierto de jazz te da caché. Luego te das cuenta que el público no es muy entendido y que hay una parte de postureo", opina. Raimundo explica que esto ocurre porque el jazz es un tipo de música "un poco complejo" en el que se trabaja mucho la improvisación. Son espacios abiertos para crear y eso la gente no lo entiende demasiado. Enfatiza en que la sociedad de hoy en día está más acostumbrada a escuchar música comercial, aunque cada vez haya "un público más culto" musicalmente hablando. Sobre este tema dice que "los extranjeros tienen otro nivel de cultura. Mucho más alto, sobre todo la gente mayor", que sabe apreciar y entender un concierto. "Aquí va más poco a poco, faltan unos cuantos años pero está creciendo el jazz en Mallorca", sentencia.
Esto se ve afectado en parte porque "el nivel de música que se imparte en primaria y en secundaria es muy bajo, de hecho, la música la están quitando, ya casi no existe en los colegios". Añade que "en España el nivel de cultura musical es muy bajo por la parte política" y esto se ve reflejado en la sociedad.
Sobre sus actuaciones, dice que en estas ocupa una gran parte la improvisación: "Tocar una canción de jazz es como una pequeña excusa para luego tener un espacio de improvisación". En el momento de la actuación, "el artista refleja su estado de ánimo". Aunque afirma que esto puede conducir a "un lenguaje bastante complejo" y al que hay que "acostumbrarse", ya que mucha gente no lo entiende: "Me han llegado a decir que les gusta el jazz menos cuando improvisan, eso no tiene ningún sentido". Por este motivo, explica como es su nuevo disco: "Yo lo llamo música para todos los públicos", ya que mezcla estilos más comerciales como el gospel, el blues y el funky con el jazz, aunque sin abandonar la música instrumental.
