Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión: Una política artística a medias y mediocre, por M. Elena Vallés

Tras un cambio de gobierno, el primer año nunca es fácil para el gestor recién llegado al cargo, pero sí suficiente para detectar tics, talante y capacidad resolutiva. Después de un periodo de adaptación comprensible que no debería alargarse más de un trimestre, las excusas sobran. Y los pretextos y movimientos del último medio año no convencen en el caso de la gestión cultural de Miquel Perelló, jaleos con sa Feixina aparte.

Empezando por el apartado más doloroso, hay que afirmar rotundamente que la política artística ha sido mediocre y hasta dañina para los ojos. Demasiados meses sin director en el Casal Solleric han provocado un serio vacío en el programa expositivo y que se haya optado por parches inaceptables en un centro de arte contemporáneo de estas características. ¿Acaso no tenía clara su actuación en materia artística Més per Palma después de todos aquellos encuentros que tuvieron lugar en el bar Rita antes de las elecciones? ¿De qué sirvieron tantos cafés con el sector? ¿No se trabajó con las propuestas de los profesionales por entonces? ¿Entraron en los despachos sin un proyecto? Pues sí. Sin brújula y sin complejos.

Después de meses de presiones y malestar en las artes visuales, regresaron las reuniones con el sector para trazar unas líneas estratégicas para la Fundació Palma Espai d'Art (Solleric, Ses Voltes). Y finalmente -¡ha pasado un año de legislatura!-, están sobre la mesa así como los candidatos a la dirección-gerencia del organismo. Sin embargo, la cosa no se queda ahí. Hay dudas: ¿Podrán llevarse a cabo todas las acciones acordadas en ese documento estratégico? ¿Cambiará Cort los estatutos de la Fundación o los porcentajes en el Patronato para incrementar el poder de decisión de los profesionales, condición sine qua non para que los cambios sean efectivos? Y por otra parte, no menos importante: ¿Serán los profesionales del sector plurales con el resto de compañeros de las artes visuales y no entrarán en luchas internas de poder o protagonismos? ¿Dejarán sus intereses personales de lado? ¿Tendrá lugar, finalmente, un verdadero cambio de modelo en la gestión? ¿Es esto un episodio lampedusiano, un "cambiarlo todo para que todo siga igual"?

La contratación para la Fundació Miró de un director sin ninguna experiencia en gestión de museos (no cuelan las prácticas de un máster) fue otro capítulo sonrojante del breve paso de Perelló por la política activa.

Por último, otra de sus debilidades fueron las maneras excesivamente nerviosas que a veces imprimía a sus explicaciones ante las polémicas: así fue con el caso de Copado en la Miró y también cuando Arte Visión protestó por la anulación de su evento en la calle durante la Nit de l'Art. El acierto: la ciudad ha mejorado la programación musical.

Compartir el artículo

stats