El traductor, investigador lulista, músico y expresidente del GOB Anthony Bonner fue investido ayer doctor honoris causa por la UIB, un "acto de justicia" con el que se galardona a un "mallorquín nacido en Nueva York" que ha dedicado su vida a divulgar la obra y figura de Ramon Llull, a quien el distinguido considera "un autor siempre innovador y sorprendente".

El programa de actos de la investidura comenzó con la siembra de un teix (tejo) junto al edificio Ramon Llull del campus universitario. "Lo elegí al tratarse de un árbol espectacular que yendo por la montaña se ve en muy pocas localidades", apuntó Bonner, "muy contento y honrado" por este homenaje.

Con el fin de que se sintiera "más cómodo y arropado por los suyos", según apuntó el rector Llorenç Huguet, la investidura se desarrolló en una pequeña estancia, la Sala de Graus del Ramon Llull, ante unas 80 personas. Tras la lectura por parte del secretario general de la UIB, Pedro Grimalt, del acto de nombramiento, tomaron la palabra los dos padrinos del doctor.

El primero en hacerlo fue el catedrático de Filologia Catalana Pere Rosselló, quien señaló a los presentes que celebraban "un acto de justicia" con Bonner, ya reconocido como honoris causa por otras universidades como la de Friburgo y la de Barcelona, y galardonado, entre otros premios, con el Nacional de Literatura Catalana (1990), la Creu de Sant Jordi (1997), la Medalla d'Or del Consell (2002) o el Ramon Llull de les Lletres del Govern (2002).

"Anthony Bonner es un mallorquín nacido en 1928 en Nueva York, que, entre otras labores, ha dedicado la mayor parte de su vida a investigar, traducir y dar a conocer a otro mallorquín, Ramon Llull, que falleció hace ahora 700 años", manifestó Rosselló .

Bonner y su esposa Eve llegaron a la isla en 1954, no con el fin de "tomar el sol o de contemplar los olivos, sino que se integraron y se comprometieron con la sociedad" de la isla, defendiendo tanto "el territorio como la cultura", añadió.

Roselló recordó que "su profesor de catalán fue el pueblo de Puigpunyent", donde vivió cerca de 30 años y fundó la Camerata Barroca, y se refirió a Bonner como "un hombre del Renacimiento, al igual que Llull (...), un hombre sabio y sencillo" al que debemos la autoría de Plantes de les Illes Balears, que "40 años después de su aparición sigue siendo una obra de referencia".

El otro padrino, Josep Lluís Llinàs, profesor de Filosofía, destacó que, desde su llegada a Mallorca, Bonner "supo captar la importancia de la figura de Llull, cuando mucha gente de esta tierra le ignora, sino lo menosprecia". Un idilio con el beato que le convirtió en "divulgador y actualizador" de su figura, a través de publicaciones en medios, ediciones de libros, diccionarios y enciclopedias, obras colectivas o conferencias. "Bonner es un modelo y espejo para los nuevos investigadores lulianos", subrayó.

Tras los discursos de los dos padrinos, el rector Huguet le colgó a Bonner la medalla y le entregó el título de doctor honoris causa al tiempo que se fundió con él en un sentido abrazo. "Quizá el honor le llega un poco tarde, pero le llega", dijo Huguet, quien definió a Bonner como "una persona llena de sabiduría, abierta y plural".

En su intervención, en catalán, Bonner tuvo palabras de agradecimiento para la editorial Moll, "que publicó mi primera obra en catalán", la citada Plantes de les Illes Balears; para su esposa Eve, "por su ayuda"; y para "la hospitalidad de Puigpunyent, donde mis tres hijos fueron a la escuela primaria".

El investigador centró su intervención en Ramon Llull, "una figura innovadora y sorprendente", con un discurso que "no se asemeja a ningún otro de la historia de la filosofía".

"Sigo aprendiendo de Ramon Llull. Siempre me da sorpresas", afirmó.

El acto, sencillo y solemne, concluyó con la interpretación del himno universitario, el Gaudeamus igitur, una versión libre a cargo de miembros de la Coral Universitat de les Illes Balears que hizo sonreír a Bonner.

En su encuentro con los periodistas, Bonner se mostró satisfecho de que su nombramiento como honoris causa se enmarcara en el Any Llull, "una coincidencia fantástica", confesó.

"Estaba un poco alarmado por la idea del Any Llull, pero ha sido muy productivo y ha habido cosas interesantes. La cosa ha ido por un camino más serio de lo que pensaba", reconoció.