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Entrevista

Boris Pahor: "La sociedad europea no es honesta porque ha olvidado la destrucción que trajo el siglo XX"

"Europa puede vivir bien sin Inglaterra; es ésta la que ha de pensar en cómo va hacerlo fuera de la Unión"

El escritor Boris Pahor (Trieste, 1913), ayer, en el Hotel HM Balanguera de Palma.

-Europa parece definitivamente debilitada después del Brexit

-Europa puede vivir bien sin Inglaterra. Creo que es Inglaterra quien ha de pensar en cómo va a hacerlo sin Europa. Europa ha de pensar en su propia unidad, y ha de conseguirla de la mejor manera posible. Estoy de acuerdo con el presidente esloveno en que la mejor fórmula sería una unión de estados confederados, que sería lo más natural y cercano a la Europa de verdad.

-¿A qué se refiere exactamente?

-Europa es muy diversa y plural. Europa lo que debería conseguir es que los europeos conozcan la cultura de sus vecinos. Ha de impulsar las distintas lenguas y culturas del continente para que éstas sean conocidas por todos. Estaría bien que la gente conociera la mayor cantidad de lenguas posible.

-¿Los políticos europeos, muy centrados en la unión económica y financiera, están haciendo algo en este sentido?

-No creo que estén en contra de esto que estoy diciendo, pero no están haciendo todo lo que se podría hacer porque está el egoísmo y hay otros intereses por delante. En realidad, no les interesa la defensa de todas las lenguas y las culturas, sobre todo en Francia. Francia no reconoce las otras lenguas que hay en su territorio, como el bretón por ejemplo. Debería cambiar el artículo 2 de su constitución, donde únicamente consta el francés como lengua oficial. Ésta no es una actitud europea. Europa ha de ser pluralista. En ella, ha de haber una unidad, una unión, pero pienso que cada vez seremos más españoles, más italianos, más eslovenos, más alemanes, etc... Y que cada uno protegerá cada vez más su lengua y su cultura.

-¿Dónde está la solución al drama de los refugiados?

-Europa ha de encontrar una forma propiamente europea de pensar en el diálogo, porque sin éste no se conseguirá nada. Los estados europeos han de encontrar una forma de acordar cuántos de estos refugiados pueden asumirse. A esta gente hay que ayudarla aquí cuando se la acoge, pero hay que ir más lejos. Hay que aportar millones y recursos para solucionar los problemas en sus países de origen. El dinero que se le da a Turquía se le tendría que dar a África. También debería pensarse en los chinos y en los americanos. ¿Por qué los americanos los o canadienses no acogen a refugiados?

-¿Habría sobrevivido sin escribir?

-Con la escritura, lo que quería demostrar es que mi lengua es una lengua de la cultura europea y que durante la época del imperio austrohúngaro era una lengua respetada. Yo soy un esloveno que siempre ha vivido en Trieste. Mis padres sabían escribir en esloveno. Durante la I Guerra Mundial se pensaban que los eslovenos eran ignorantes y eso es absolutamente falso. Pienso que con mis libros he podido demostrar que sí teníamos una cultura europea. Después de estar en varios campos de concentración [el de Dachau o el de Natzweiler-Struthof en la Alsacia francesa], me di cuenta de que tenía que escribir sobre todo ello. Los franceses dijeron que gracias a mis libros se ha conocido la existencia de estos campos, campos olvidados en relación a otros de los que siempre se habla. En Italia, por ejemplo, se escribe muy poco sobre los campos fascistas. Y yo lo he hecho. En Liubliana también los había, y se decía que no eran campos de concentración políticos, pero en realidad sí lo eran. Allí dentro había profesores, estudiantes y periodistas que pertenecían al Comité de Liberación de Eslovenia.

-No sé si ha seguido las elecciones españolas, pero la gente votó el domingo por que no hubiera un cambio

-Sí, por desgracia ha sido así. Pienso que habría que enseñarles a los niños cómo se gobierna un país, cómo funciona, lo que supone. Este tipo de cuestiones no se explican en los colegios. En uno de mis últimos libros, recojo la experiencia de los más de 300 encuentros que he mantenido con alumnos de colegios e institutos. Hay que explicarles todo lo que ha pasado en Europa y es algo que agradecen si lo haces en primera persona. Los niños no se quedan indiferentes. Cuando les contaba historias, se quedaban hora y media escuchando, sin toser, sin hacer ruido. Muchos de ellos, después me han escrito. Es un trabajo necesario y que los intelectuales podrían hacer.

-¿La memoria puede salvar a Europa?

-La nuestra no es una sociedad honesta porque ha olvidado lo que fue la destrucción del hombre durante el siglo XX a través del fascismo, el nazismo o el comunismo. Esto fue el siglo XX y esto se ha olvidado cuando debería ser importante tenerlo presente. Porque no sólo tuvo lugar una destrucción física sino también moral. Cuando alguien se muere de hambre en el campo de concentración, también se muere moralmente. La sociedad que olvida esto es deshonesta y perversa.

-¿Qué mensaje le daría a los jóvenes?

-Creo sobre todo en las chicas. Pienso que las mujeres tienen un gran poder social para ayudar a transformar la sociedad. Las mujeres son amor, son madres, están preparadas, son trabajadoras y son el verdadero cambio del motor social.

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