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Crítica de cine

Cena a ciegas

El planteamiento argumental (Marc Creuet filma su propia obra teatral) recurre a una gran, no diré inverosimilitud, sí alta improbabilidad: el encuentro imprevisto en una cena entre la víctima de un abuso de los antidisturbios (inspirado en el caso real de Ester Quintana) y su verdugo.

Creuet hace tragar esa píldora apoyándose, mucho, en Un dios salvaje de Yasmina Reza. Y funciona bastante bien. La obra de Reza intenta mostrar la desnudez, la falsa seguridad, la arrogancia a penas disimulada de la burguesía. Creuet en cambio lleva el argumento a la presente crisis mundial y local. El choque entre simpatizantes de derechas a los que les cuesta asumir del todo los valores democráticos e izquierdistas cada vez más radicalizados por el aumento de la injusticias sociales y económicas. En valores cinematográficos, la película no se suelta del todo, no rompe amarras con su origen teatral. Sólo algunos contrapicados de cámara, un fugaz homenaje a Taxi Driver y algunas recreaciones de sueños. La banda sonora tampoco despega; el libreto pide más marcha, riffs tipo Birdman o algo similar. Las actuaciones son impecables, curtidos los actores por las tablas físicas del original. El guión es lo más destacado. No alcanza las alturas de las obras de Reza y tiene algunos valles, pero se compensan con golpes de humor negro ("¿Otra vez has reventado un ojo? ¡Es el segundo en un mes!"), surrealistas (el método Ludovico en el intento de reconciliación víctima-verdugo) o la charla económica tipo Leopoldo Abadía. El rey tuerto es por tanto un divertido reflejo de la esquizofrenia social que vive el país (¿y el mundo?) en estos momentos.

El rey tuerto:

***1/2

Nacionalidad: España, 92 min.

Director: Marc Creuet

Actores: Alain Hernandez, Micki Esparbé, Ruth Llopis, Betsy Turnez

Cines: CineCiutat

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