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Instrumentos musicales

El único organero de Mallorca está en edad de jubilación

Pere M. Reynés Florit ha vivido toda su vida cerca de este majestuoso instrumento

Pere M. Reynés Florit, posa junto a los órganos en su taller de Campanet.

El organero Pere M. Reynés Florit (1951) ha vivido cerca de este majestuoso instrumento musical prácticamente toda su vida. También cerca del arte de la madera. Se ha interesado por tocarlo y que salieran de él bellos sonidos realizando su faceta de organista y ha ido más allá, los ha restaurado y construido. Es el último organero de Mallorca, a no ser que alguien decida seguir su camino de forma seria. Llegado el momento, tiene intenciones de poner su taller, ubicado en Campanet, y su conocimiento a disposición de la Iglesia, aunque no ve que las nuevas generaciones sigan su sendero artesano. "Se tendría que incentivar más a los jóvenes para que conozcan esta profesión y que se impulsaran iniciativas para que puedan vivir de ella". Ante la posibilidad de que se cree una escuela taller en relación a la construcción de órganos Reynés ya prevé su jubilación, aunque asegura que "un organero nunca se jubila". El último de Mallorca, al menos por ahora, nació en Campanet el 23 de Diciembre de 1951. Su abuelo, organista de la localidad, lo inició de muy joven en la música y en el conocimiento y manejo del órgano. Su padre era carpintero. Reynés se adentraba a la música y al arte de la madera, cimientos que lo han apoyado a ser como es.

A los diez años ingresó en el Seminario de Palma, formando parte de la coral Pueri Cantors. A los trece años tocaba el Harmonium en el seminario. Con Antoni Matheu, organista en aquel momento de la Seu, estudió y tocó el órgano. Fue Matheu quien le propuso que aprendiera a restaurar y a construir órganos y lo dirigió hacia Gabriel Blancafort París, prestigioso maestro organero, que lo admitió en 1982. "Durante dos años estudié en el pueblo de Collbató, situado a los pies de Montserrat", afirma y posteriormente siguió realizando estancias intermitentes. Desde 1985 ha restaurado en nuestra isla unos veinte instrumentos, entre los que destacan "los de Santa Maria la Major de Inca, Binissalem o el de Santa Anna, en Muro. También ha construido nuevos órganos como el de la Colònia de Sant Pere, Sant Josep de sa Talaia (Eivissa) y el de Campanet. "Últimamente he realizado la restauración del órgano que se encuentra en el Casal Balaguer conjuntamente con el que el hijo de mi maestro, Albert Blancafort", informa.

Crisis e innovación en la construcción

La música no se libera de las modas. Entre el 1700 y el 1800 "fue el siglo de Oro para los Órganos en Mallorca". A partir del 1900 "empieza la decadencia del órgano, en lo que a la forma de construir y concebir el instrumento se refiere". Es en 1900 cuándo empieza la moda "de querer tener un órgano expansivo, como si fuera una orquesta y el órgano no es una orquesta. Se quisieron incluir diferentes sonidos imitando algunos instrumentos de orquesta y se perdieron registros propios de los órganos, como son los llenos". La crisis también pasó factura a este sector. "Antes todas las administraciones apoyaban la restauración o construcción de nuevos órganos, esto ya se ha terminado. A esto súmale que no hay una cultura musical, no sólo de la sociedad sino que también son demasiados los párrocos a los que le falta la cultura musical", afirma Reynés. Además hay que tener en cuenta que las Iglesias ya no cuentan con todo el apoyo que contaban anteriormente de parte de la sociedad civil y de sus aportaciones. "Eso repercute en la contratación de un organista y ya imagínate lo que supone emprender la renovación o construcción de un órgano", afirma.

La oferta de conciertos de órganos que se realiza en Mallorca es prácticamente gratuita, a no ser algún caso puntual y la mayoría atienden a una finalidad benéfica social. En Mallorca hay más de 120 órganos "pero más del 60% está en desuso", concluye. Reynés detalla que ha elaborado el instrumento de forma artesanal, aunque empieza a atender a los nuevos mercados que ofrecen piezas de elaboración industrial. La madera que ha estado utilizando proviene de distintas fuentes. En su taller se pueden observar piezas creadas de Palo Santo, Almendro o un teclado de Taronger. La caja que creó para el órgano de Eivissa está elaborada con madera de Pino de Suecia policromada. Actualmente, hace prácticamente más de una década, la profesión de organero se está especializando. La artesanía da paso a la industrialización. En Europa, Alemania, Holanda o Francia, surgen profesionales especializados en crear las piezas del órgano de forma industrial: tubos, teclados... La concepción de un nuevo órgano pasa ahora por la incorporación de estas piezas industriales versus las piezas creadas de forma artesanal anteriormente.

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