Médica, limpiadora o vigilante nocturna fueron trabajos desempeñados por la rusa Marina Palei (Leningrado, 1955) antes de que, en 1984, tras superar una profunda crisis psíquica, se iniciase en la poesía. Más de tres décadas después, radicada en Holanda pero publicando en Rusia, Palei se ha visto traducida a una quincena de lenguas. Es muy posible que el castellano sea, de momento, la muesca más reciente en su culata. Palei alcanzó reconocimiento en 1991, el mismo año en el que se desplomó la URSS, gracias a Mónechka, cuyo subtítulo ("La Cabiria de Leningrado") orienta bien sobre sus derroteros. Mónechka, o Monka, es una fuerza desatada, un vendaval de seducción que, desde su más tierno despertar a la vida, muestra una capacidad fuera de lo común para gozar el mundo, pero también para recuperarse de las caídas aferrándose al mínimo asidero. Con este impulso irrefrenable, Palei ha compuesto un personaje muy potente que algunos, dadas las fechas, interpretarán como un puro grito de libertad.