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Entrevista

Luis Antonio de Villena: "Yo soy más de izquierdas que Pablo Iglesias"

"La izquierda no es Sánchez o Podemos, la izquierda está por venir: una izquierda más elegante, culta y social"

Entrevista con Luis Antonio de Villena

Entrevista con Luis Antonio de Villena

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Entrevista con Luis Antonio de Villena M. Elena Vallés Palma

Culturalismo, verso largo, ritmo fuerte, fotografías y un sentimiento del mundo como placer. Éstos son algunos de los ingredientes del último poemario del escritor madrileño, quien ve en el cibersexo -presente en estos textos- algo del espíritu del amor trovadoresco.

-El libro es una declaración de intenciones y una huida de la vulgaridad en toda regla. ¿Corren tiempos zafios y ordinarios?

-Mucho. Por ejemplo, entendemos que Pablo Iglesias se vende como de izquierdas pero la historia que en realidad ofrece es terrible y es la siguiente: que la izquierda es igual a la vulgaridad. ¿Ser de izquierdas es ser chabacano, ordinario, ir mal vestido o dar la teta a un niño en pleno Congreso de los Diputados? Toda esa vulgaridad, chabacanería y ordinariez no tienen nada que ver con la izquierda. La izquierda puede ser culta, elegante, instruida, puede tener alto nivel. La izquierda no tiene por qué ser una panda de facinerosos, mal vestidos y horribles. Yo me siento mucho más de izquierdas que Pablo Iglesias y no dejaría entrar en una fiesta a Pablo Iglesias sin cortarle una coleta que está 30 años anticuada. Yo soy más de izquierdas que Pablo Iglesias pero él me consideraría de derechas porque busco ir bien arreglado, me gustan la educación, las buenas maneras y la gente culta e ilustrada. Por ese mismo motivo, yo le considero a él un pobre pelagatos sin importancia ninguna y mentiroso. Y esa suciedad, ese aire tosco y esa idea de que sólo lo bajo es de izquierdas son todo mentiras. Este señor está engañando a todos. Hay una izquierda alta, que tiene cultura, modales, educación y el deseo de evolucionar hacia arriba. Él lo que está pidiendo es evolucionar hacia abajo. Le gusta la comida basura, le gusta la democracia basura y le gusta el estilo basura. Y con todo eso está engañando a la gente y está incrementando los problemas de España a base de basurismo.

-Pero es la alternativa al PSOE.

-Mira, la izquierda no es lo que hay ahora, la izquierda no es Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias. La izquierda está por venir: una izquierda más bonita, una izquierda más elegante, una izquierda que crea en lo social, en defender a los menesterosos, a los ofendidos y a los humillados. Pero ha de defenderlos hacia arriba y no hacia abajo.

-¿Dónde está esa izquierda de la que habla?

-No puede salir ahora porque ese espacio lo han copado los que quieren la izquierda vulgar, tosca, de pobretones y donde se tienda a bajar el listón. Es la idea de convertir la vulgaridad, la chabacanería y la falta de nivel en una ideología cuando en realidad no lo son. Ir hecho un guarro por la calle o una tía sin principios con las tetas colgando no es una ideología. Eso es simplemente una falta de gusto.

-Esa izquierda ilustrada de la que habla, ¿de qué bases intelectuales debería beber?

-De la izquierda de Bertolucci o Visconti, que eran del partido comunista y fervorosos comunistas. Bertolucci hizo Novecento, una película absolutamente ideológica que defendía al proletariado. Pero Bertolucci era un señor ilustrado. Su padre era un gran poeta, Attilio Bertolucci. Y Visconti ya no digamos, porque era un noble. En España, tuvimos a Azaña, que era un hombre enormemente ilustrado. En Valencia, por ejemplo, a Juan Gil-Albert, un escritor espléndido que fue toda su vida de izquierdas pero una especie de dandi. Estamos hablando de una izquierda histórica, con principios y valores culturales y que tenía ideas. Ahora lo que hay es una chapuza, desde la alcaldesa de Madrid a la de Barcelona, que son impresentables. Van disfrazados de obreros cuando a todos les va muy bien. El dinero les sobra pero tienen que ir vestidos de proletarios. No, no vayan así vestidos, sino que enseñen al proletario a comportarse como una persona de arriba, que es lo que hizo Evita Perón. Perón llevaba trajes de Chanel y collares de brillantes y lo que intentaba decir es que los descamisados podían subir el nivel. Que podían ser como ella, que también era una descamisada.

-Todo el libro puede leerse en clave de elegía, como una pérdida de un mundo y unos valores que están cambiando y en fuga.

-Sin duda. A mí me parece bien que los valores del capitalismo salvaje hayan decaído. Pero el capitalismo salvaje no se cura con la vulgaridad salvaje. Sería como salir de Málaga para entrar en Malagón. El libro refleja esa sensación de sentirse como el último romano. Te sientes solo, porque el nivel cultural cada vez es más bajo. Y ves a los políticos enfangados en estas luchas egoístas y que ninguno piensa en su país sino sólo en ellos mismos. En estos meses han hecho tal demostración de egoísmo que, como decía un amigo mío, en estas próximas elecciones todos los cabezas de lista de los comicios anteriores deberían estar suprimidos. Yo no me voy abstener, porque la abstención no sirve para nada. El voto en este momento es votar lo menos malo. Y Ciudadanos podría ser lo más favorable si realmente se abren un poco.

-Prácticamente es el único novísimo que sigue siéndolo.

-No soy el único. Hay otro poeta que lo es y que además creo que ha mejorado mucho. Es Jose María Álvarez. Los últimos libros que ha publicado son buenos, pero aquí le hacen poco caso. En estos momentos, es uno de los mejores poetas de España. Se espera que la renovación de la poesía venga de los jóvenes, pero en este momento no está viniendo de ellos sino de gente algo más mayor. Los jóvenes tienen un lío sobre qué camino seguir. No tienen modelos que afirmar o que negar. En Francia, la poesía está incluso en unos niveles peores que aquí y la renovación está aún más estancada. Están atados a las poéticas postmallarmianas y necesitan salir de los supuestos herederos de Mallarmé para hacer una poesía nueva.

-La superficialidad es un enemigo de la cultura europea, pero hay amenazas peores: el Estado Islámico. ¿Cómo ve la situación?

-Europa se está comportando mal porque tiene miedo. Europa está sometida en estos momentos a una guerra. A una guerra nueva. En este momento, lo que tendría que hacer Occidente es declarar una guerra al Estado Islámico. Éste sí tiene ubicación, porque busca dominar un territorio, muy grande, que va desde el sur de Rusia hasta Mali y Senegal. Como tiene un territorio, en este momento tienes que mandar tanques, aviones, barcos e infantería, y tienes que ir a atacar a ese Estado Islámico, tienes que ganarle las ciudades, tienes que matar a sus jefes y tienes que hacer una guerra convencional con miles de muertos. Eso es muy duro. Pero es que nunca se han hecho las guerras de otra manera. La guerra es un mal de la humanidad. La humanidad no ha sabido prescindir de la guerra. En realidad, somos muy lerdos y tontos. La humanidad no tiene nada de qué envanecerse más que de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.

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