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Ópera

Parera Fons: "He buscado iluminar las palabras de María Moliner con la música"

El músico mallorquín compone la ópera contemporánea dedicada a la figura de la célebre lexicógrafa - El montaje, que conmemora el 50 aniversario de la publicación de su diccionario, se estrenó en abril en el Teatro de la Zarzuela

La mezzosoprano María José Montiel encarna a la filóloga María Moliner.

Confiesa Antoni Parera Fons (Manacor, 1943) que lo que más le fascinó de la lexicógrafa María Moliner es que decidiera ir contra todo y contra todos para elaborar su ya célebre diccionario. "Se sintió dentro de una especie de corriente superior que le dictaba actuar y hacer esa magna obra pese a sus adversarios", explica el compositor mallorquín, creador de la partitura de la ópera María Moliner, una producción del Teatro de la Zarzuela estrenada el pasado 13 de abril con gran éxito de público y crítica. La obra conmemora el 50 aniversario de la publicación del Diccionario de uso del español (1966).

El montaje, una ópera documental en dos actos y diez escenas, se centra en la segunda mitad de la vida de Moliner cuando, haciendo de la necesidad virtud y utilizando el encierro cultural al que se vio abocada tras la victoria franquista en la Guerra Civil, decide realizar su idea asombrosa: la hazaña de hacer ella sola, en su casa, un diccionario cuya enjundia puso en evidencia al diccionario de los académicos.

El trabajo de Parera junto a la libretista Lucía Vilanova y el escenógrafo Paco Azorín comenzó en una primera fase con la recuperación de la biografía de la filóloga: cada detalle, frustración o logro, "para después detectar en qué aspectos concretos debíamos centrarnos".

Entre ellos, es muy destacable que Moliner fuera mujer. "Lo que hizo fue muy atrevido. Hubo de convencer a su marido, un señor muy formado y culto, catedrático en ciencias", relata Parera. "Le advirtió que iba a seguir adelante con el diccionario y se comprometió a que dicha labor no afectara a su vida familiar", agrega. "Además de ser mujer, era de izquierdas en un contexto en el que tomar dicha posición conllevaba tener el viento en contra, incluida la intelligentsia institucional", prosigue. "Precisamente, hizo el diccionario porque lo que ya se había trabajado a nivel lexicográfico no le convencía", sostiene.

En el plano operístico y musical, el caso de la lexicógrafa presenta a ojos de Parera una importante novedad respecto al repertorio tradicional: una mujer que se enamora de su trabajo y no de un hombre. "Así, estaba claro que el texto iba a ser fundamental y lo que había que conseguir era que se entendiera toda la palabra pronunciada sobre las tablas", considera. "Por eso la música tenía que ir muy aliada al lenguaje", añade.

La tragedia y el drama alcanzan cotas elevadas durante la representación. En una obra donde la palabra tiene una importancia capital, se da la circunstancia de un final en el que se apaga la voz de la protagonista. "María Moliner se quedó en silencio y apagada por la demencia senil que padecía", asegura el compositor, quien resume así su trabajo con la partitura: "He buscado iluminar las palabras de la lexicógrafa con la música, y darle también a ésta un sentido muy estricto hasta que la protagonista descanta en las últimas escenas un aria".

Para Parera, María Moliner, que podría girar próximamente por distintos teatros españoles, supone una aportación muy novedosa dentro del panorama operístico actual. "Normalmente, en una ópera nos encontramos con una soprano y un tenor que se enamoran. Los valores en esta pieza son muy distintos y están alejados de lo habitual", opina. "Pero es algo normal y lógico, esta obra se basa en una figura muy actual", continúa el compositor.

La escenografía, contenida, es de Paco Azorín. "Potencia mucho los movimientos que hay en la pieza, es una suerte de Torre de Babel muy característica", explica el mallorquín, que ya trabajó junto al prestigioso escenógrafo en Amb els peus a la lluna. La idea de convertir a María Moliner en carne de ópera fue de Azorín. "Hace cinco años, durante una cena, cuando yo aún vivía en Barcelona [actualmente reside en Suiza], me lo propuso y acepté", relata.

En cuanto al elenco, Parera destaca a la mezzosoprano María José Montiel, "muy metida en el ADN de Moliner", un personaje que alcanza la devastación al final, una presencia que nace y desaparece sobre el escenario. También reseña la colaboración especial del barítono menorquín Joan Pons en el papel de académico, en el sillón b. No falta sarcasmo en la representación.

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