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Crítica de cine

Bendita ira

El título original traducido es El Estado contra Fritz Bauer. Un sarcasmo, porque Bauer no es/fue un criminal sino un defensor de la ley. Letrado de origen judío, en los inicios del régimen nazi firmó una carta de alabanza al régimen para que lo liberaran de prisión y después huyó a Dinamarca y Suecia. Tras la II Guerra Mundial fue nombrado fiscal general del estado alemán de Hesse.

La película se centra en su afán, a finales de los 50, por llevar a juicio a los responsables de Auschwitz. Bauer fue quien recibió, por un afortunado chivatazo, la pista buena del paradero de Adolf Eichmann (altísimo responsable del Holocausto) en Argentina. Por desconfianza hacia muchos jueces y policías alemanes, pasó la información al Mossad. Vemos un hombre enérgico, al borde de lo irascible, desconfiado, con puntuales momentos de duda. Vamos, un precursor de nuestro juez Castro. Y, sobre todo, convencido de que la rendición de cuentas a la justicia de los nazis no debía detenerse en Nüremberg. Con Eichmann se encontró ante un dilema: dejar que siguiera en un relativamente plácido escondite, con la probable connivencia del nuevo servicio secreto alemán (dirigido por el siniestro y esquivo Reinhard Gehlen) y el gobierno federal de Adenauer; o cedérselo a escondidas, o sea ilegalmente, a los israelíes conociendo su sed de venganza. La película es bastante académica y tiene una trama secundaria (los arriesgados devaneos amorosos del joven fiscal que le ayuda) blandita. Pero muestra con garra el intenso fuego amigo que recibió Bauer y sus dilemas éticos, reforzados con una enérgica actuación de Burghart Klaubner.

El caso Fritz Bauer

alemania, 105 min.

De Lars Kraume.

Actores: Burghart Klaubner, Ronald Zehrfeld, Laura Tonke.

Cines: CineCiutat.

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