Sant Jordi estuvo de lo más familiar en su visita por Palma. El caballero de las letras no fue de lo más madrugador. Tardó en salir a pasear pero sobre las 12 del mediodía trajo con él una marabunta de familias con niños que aportaron color, alegría y mucho ambiente festivo en este Dia del Llibre, una fiesta más que arraigada en la sociedad mallorquina. Además del ambiente familiar, Sant Jordi estuvo acompañado por un día radiante. A pesar de las amenazas de lluvia que pusieron de los nervios a los libreros, el sol se alió con el caballero de espada y pluma y brilló como la propia fiesta. Una celebración que además de las familias y los niños tuvo otro gran protagonista, el beato mallorquín más universal Ramon Llull. Fueron muchos los que adquirieron una obra suya o sobre él, pero también sus palabras resonaron en el vestíbulo de Cort gracias a las Set hores amb Ramon Llull: la paraula dita, una iniciativa de la UIB que pretendía leer de manera ininterrumpida textos del filósofo. La presidenta del Govern, Francina Armengol; la consellera del Cultura, Ruth Mateu; el presidente del Consell, Miquel Ensenyat; el alcalde de Palma, José Hila o el rector de la UIB, Llorenç Huguet, fueron de los primeros en abrir esta lectura luliana que además de numerosas autoridades contó con la participación de los ciudadanos.

Las previsiones del gremio de libreros apuntaban a un récord de participación. Así fue. Estaban desbordados y pudieron comprobar que un Sant Jordi sabatino es un lujo porque la gente tiene más tiempo para mirar y rebuscar su libro preferido. Muchos de los lectores iban con un título claro, otros, en cambio, paseaban y disfrutaban del ambiente en busca de un tesoro literario que les sorprendiera. Los más pequeños colapsaban las zonas de los expositores dedicados a los libros infantiles. Los libreros ya lo intuían y pidieron a Sant Jordi que este año llegara cargado de cuentos ya que al caer su día en sábado era más que previsible que los padres salieran con los pequeños de la casa a por un libro que les llevara a mundos imaginarios. El protagonista del día no paró ni para repostar. Sirvió a 52 paradas (entre librerías, instituciones, asociaciones y partidos) instaladas desde Cort hasta Les Rambles, pasando por la calle Colón, la Plaza Marquès de Palmer, la Plaza Major, la calle Sant Miquel, Porta Pintada, Plaza de España y Oms. Los ayudantes de Sant Jordi, los libreros, andaban de cráneo despachando títulos y más títulos a los ríos de gente que querían un libro para evadirse de la realidad con su lectura.

Pero también hubo tiempo para la música, los cuentacuentos, los talleres y los pasacalles. En la Misericòrdia El follet vermellet desgranó todo un conjunto de actividades mágicas sobre el color mientras que Estíbaliz Mintegi enseñó a elaborar rosas de papel, las otras grandes protagonistas de la diada. Y en el día de Sant Jordi y las rosas no podía faltar el dragón. En este caso llegó de la mano del Circ Bover y su animado pasacalles. El Drac de na Coca capitaneaba este pasacalles ambientado en las Rondalles. Tampoco faltaron gigantescas payesas, un enorme pescado, la música en directo y las acrobacias del Circ Bover. En la Plaza Major, la parada del Consell estuvo cargada de leyendas gracias a na Caterina Contacontes que revivió algunas de las leyendas más emblemáticas de Palma.

También hubo tiempo para los versos gracias al Tast poètic. Trece poetas invitaron a los visitantes a viajar por todo el mundo a través de sus versos. Además del ajetreo de autores que iban firmando libros de una parada a otra, el vermut también quiso estar presente en este Dia del Llibre. Así, librerías como Norma Còmics celebraron Sant Jordi "vermuteando" gracias a Mallorca Gourmet Passport que invitó de 13 a 14 horas a los lectores mientras Marga Vinyes firmaba ejemplares de Catalina, la cuinera de l´òpera, el título más vendido en cuanto a ilustración se refiere. En Agapea, su vermut literario fue con Pilar Rubí y su Arquitectura modernista a Palma. Y como no podía ser de otra manera la música también encontró su espacio. Jazz y libros se fusionaron en El Corte Inglés de Jaime III, donde la cantante de tango Gabriela Giardino leyó obras de Cortázar acompañada por los ritmos de Jaume Riera al piano, Miguel Ángel Rigo al saxo y Joan Garcíes al contrabajo. Asimismo también hubo tiempo para ser solidarios. Si el viernes la biblioteca Can Sales intercambió libros por un kilo de alimentos a favor de Mallorca Sense Fam, ayer la parada del Institut d´Estudis Baleàrics regaló libros a cambio de productos de primera necesidad que entregaron a Banc d´Aliments.

Alegría en las paradas

A pesar de ir desbordados, la alegría y la sonrisa se notaba en los rostros de los libreros. "Este Sant Jordi está muy animado", celebraba Elisa Bonet de Àlia Llibres. En su parada, el Sant Jordi más vendido del año pasado, Sicília sense morts de Guillem Frontera, volvía a ser de los más demandados. En castellano, se vendía "un poco de todo". En Llibres Ramon Llull, Joana Barber explicó que la jornada arrancó tarde pero "el balance fue de una gran afluencia de público, sobre todo, de familias. Las ventas fueron positivas". En su caso, los más demandados eran Del Myotragus a Cecili Metel de Mark Van Strydonck, además de Vida Coetànea de Ramon Llull u otras obras sobre el beato mallorquín más universal como Ramon Llull. El mejor libro del mundo de Fernando Domínguez Reboiras o Ramon Llull. El viatjer de la paraula de Maribel Ripoll. Francisca Iglesias de la Llibreria de Jaume de Montsó estaba muy contenta porque a pesar de las amenazas de lluvia, "Sant Jordi trajo con él un día precioso". Celebró la gran participación de los ciudadanos y que las ventas fueran a buen ritmo. En su caso, el Premi Ciutat de Palma La ciutat de les ànimes de Miquel Àngel Vidal fue de los más despachados, igual que La dolça caterina de Montse Castaño. Como sus compañeros de gremio, Xesc Sanchís, de Embat y Born de Llibres, estaba desbordado. Las ventas fueron muy bien. No pudo quedarse con un título porque "hemos vendido de todo pero me ha sorprendido el éxito que ha tenido el libro de Sergi Pàmies Confessions d´un culer defectuós". "A las 12 Sant Jordi ha traído la marabunta a la Plaza Mayor. Es muy bonito ver a las familias pasear entre libros", comentaba Miquela Torrens de Lluna. El Ciutat de Palma también fue el más vendido.

En esta diada no hubo un libro estrella pero en catalán triunfó La ciutat de les ànimes; Les llegendes de la ciutat de Palma de Gaspar Valero y llorenç Garrit y el de Empar Moliner. En castellano, Reyes de Alejandría de José Carlos Llop, colaborador de este rotativo, y Mallorca 17 de Jordi Bayona tuvieron un gran éxito de ventas.

De todas formas, en este Sant Jordi con protagonistas de libros infantiles, uno queda tranquilo porque sabe que la afición a la lectura continuará en futuras generaciones. Ayer fue una jornada de libros, rosas, sol y muchos niños.