Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La entrevista

Sebastià Perelló: "La incontinencia e inconsistencia verbales son muy contemporáneas"

El escritor Sebastià Perelló (Costitx, 1963).

­El autor mallorquín publica ‘Veus al ras’ (Club Editor), la novela de un amor truncado que plantea la historia de un hombre que se planta cada semana frente a la casa de su expareja y se dedica a murmurar mensajes incomprensibles.

­­

-Veus al ras es una novela con una narración y unos personajes mínimos donde la construcción del lenguaje forma parte del argumento. ¿Qué le motivó a tomar estas decisiones?

-La idea era reducir al máximo a los personajes, vestirlos a partir de pequeños detalles y dejarlos prácticamente reducidos a voces. La voz es una de las cosas que más nos identifican pero es lo más inaprensible de una persona. Me interesaba mucho trabajar en este sentido. Lo de la narración mínima se justifica en que todos acabamos siendo una mera antología de anécdotas. En la novela, ella recupera el pasado de él, de una persona a la que ha amado mucho. Y lo quiere recuperar poniéndole voz, palabras. Él se ha perdido en una suerte de narcisismo y egoísmo que es fruto de una enfermedad.

-Y ahí es donde entra el mito de Narciso.

-Sí, los mitos de Eco y Narciso. Pero también las mujeres del hilo: Ariadna, Penélope o incluso Aracne. Elaborar ese texto es tejer. Ella también teje y con sus textos lo perfila y, de algún modo, intenta salvarlo a él.

-¿Qué recursos de escritura ha empleado?

-Con las voces he trabajado a partir de la repetición y la incontinencia de ella.

-Esa incontinencia es un rasgo muy contemporáneo.

-Sí. Esa incontinencia verbal es muy actual: hablamos mucho pero en realidad hay muy poca conversación. La inconsistencia es otro rasgo de la contemporaneidad. Por otra parte, si paras de hablar, quizá lo que hay después es el vacío o algo mucho peor. Tenemos tendencia a rellenar ese vacío con la palabra. También quería que quedara patente la precariedad del mundo actual. Ese desencanto al que nos ha conducido la crisis. Ciertamente, en la novela se puede establecer un paralelismo con la sociedad actual y la parálisis que ha demostrado en los últimos años. En la novela, la idea de fragilidad contemporánea también está presente a partir de lo que comentaba de la anécdota. Porque al final es lo que acabaremos siendo: una mera anécdota.

-El lector siente cierta incomodidad durante la lectura.

-Sí. Los personajes se aguantan con hilos, están definidos frágilmente agarrándose a las palabras en su propia desesperación. Pienso que la ambigüedad que he utilizado provoca también esa sensación. Porque se supone que él padece algún tipo de locura, pero, ¿y ella? Por eso, he jugado con la frontera cuando se trataba de ella. Tampoco el lector sabe si ella manipula la voz de él cuando trata de desencallarla.

-Toda la novela es un monólogo de ella. Muy teatral, por cierto.

-No, yo no lo llamo monólogo. Yo prefiero hablar de desmonólogo porque hay un afán de establecer una conversación con él. Ella desea construir una conversación. De aquí que sea una novela de amor, un amor que está entre el exceso y el delirio. Estas dos últimas sensaciones están acentuadas con las repeticiones.

-¿Es una novela experimental?

-Hoy en día todo está experimentado. Sí hay en ella algunas probaturas con ciertos elementos. Además de las repeticiones, están las intermitencias de la narración. La estructura puede parecer débil a primer golpe de vista pero en realidad está muy pensada. Sin ser experimental, la novela conecta con prácticas literarias poco comunes. Pero ha de quedar claro que es la historia la que me ha pedido esta manera de trabajar, estos materiales precarios, descarnados, incluso un modelo de lengua determinado. Mi intención nunca ha sido hacer gala de virtuosismo lingüístico.

Compartir el artículo

stats