El asunto panameño es perro flaco. El universo personal de Pedro Almodóvar parece agotado. Él llama madurez a un perceptible declive. En busca y captura de nueva musa argumental, con Julieta adapta tres relatos de la premio Nobel Alice Munro.
Incide el manchego en la contención, en evitar la histeria de sus personajes. Pero el cogollo de la historia es un mayúsculo melodrama: Varias muertes, una por suicidio evidente y otra presumible, una mujer en coma, otra con esclerosis múltiple, otra con demencia senil grave; infidelidad amorosa, una hija que se pelea con su madre y desaparece más de una década... Duelos y más duelos con diálogos planos, sin humor, llenos de estereotipos, poco trabajados en los detalles. Pescadores bucólicos, una correctora de libros viviendo en un pisazo del centro de Madrid, una asistenta marujona e hiper cotilla, un jubilado liado con una joven y emigrante criada... El tema del libro es el sentimiento de culpa, y ahí se nota la mano de Munro. Pero exige creerse que el disgusto del marido fue tan fuerte como para arriesgar su vida en el mar; y que la hija tuvo motivos para romper de cuajo la relación con su madre. Quizás en una sociedad anglosajona, con los vínculos entre padres e hijos más endebles, fuera eso creíble. En una mediterránea chirría mucho. Con cuestionable libreto queda la realización. Excelentes actores, brillante (a ratos) la fotografía, irreal la puesta en escena y vestuario (demasiado refinados para gente supuestamente corriente); y exagerada la música, fusilada de Bernard Herrmann. Almodóvar ha intentado recrear un drama femenino a lo Munro o Highsmith en una España idealizada. Mezcla extraña.
Julieta
España, 95 min.
De Pedro Almodóvar.
Actores: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Daniel Grao, Dario Grandinetti.
Cines: Augusta, Ocimax, Cinesa Festival Park.
