París se rindió ayer a Miquel Barceló. La Biblioteca Nacional de Francia (BnF) y el Museo Picasso de París inauguraron una doble exposición del artista mallorquín que congregó a multitud de personalidades del mundo de la cultura y la política, así como a una nutrida comitiva balear y catalana.

Sobre los ventanales del ala oeste de la sede contemporánea de la Biblioteca Nacional, junto a sus salas de lectura y el recinto donde exhibe un centenar de sus obras, el pintor de Felanitx creó un fresco -es una obra efímera- de 190 metros de largo por 6 metros de alto. Pulpos, medusas, peces, crustáceos y animales marinos; serpientes, cocodrilos, bisontes, elefantes y otros mamíferos terrestres; escenas de inspiración rupestre, esqueletos, figuras fantásticas, humanas, vegetales y abstractas, invaden la infinita cristalera en perpetúa transformación, siguiendo la luz del día.

"Es arcilla sobre cristal, y la cosa es que el sol atravesando la cristalera proyecta imágenes en el suelo y sobre la gente (..), lo que me gusta es cómo la arcilla se vuelve pintura" y luz en movimiento, subrayó Barceló en el acto inaugural, al que asistieron la ministra de Cultura francesa, Audrey Azoulay, la presidenta de Balears, Francina Armengol, la consellera de Cultura, Esperança Camps; su homónimo en Cataluña, Santi Vila; el nuevo director del Institut Ramon Llull, Manuel Forcano o el director general de IB3, Andreu Manresa.

En la BnF, el núcleo está compuesto por un centenar de piezas, de ellas sesenta estampas, aguafuertes, litografías y grabados, junto a pinturas, esculturas, cerámicas, guaches, dibujos y cuadernos de Barceló, para quien ambas exhibiciones son complementarias. Fue él, quien propuso crear una colosal vidriera a imagen de la que adorna su taller en Vilafranca (Mallorca), con arcilla arañada, similar al que ahora propone en París, resaltó Cécile Pocheau Lesteven, comisaria de la Bnf. El conjunto es un homenaje al filósofo mallorquín Ramón Llull

Entre las más de 500 personas que acudieron al acto, se encontraban el escritor y articulista de este diario Biel Mesquida, el periodista y escritor Emili Manzano, el realizador Agustí Torres, el escritor Pere Antoni Pons o Bartomeu Mestre 'Balutxo'. Además de amigos, la familia arropó a Barceló en su gran día. Estuvieron su madre, Francisca Artigues, que cumple 90 años la semana que viene, su hermana Margalida y sus hijos Joaquim y Marcel·la. Tampoco perdieron detalle de las obras del artista el fotógrafo Jean-Marie del Moral, la cineasta Agnès Varda, el galerista Thaddaeus Ropac, el maestro de vitrales Jean-Dominique Fleury, el filósofo y lingüista Tzvetan Todorov, el pianista Alain Planès, el empresario y productor Jaume Roures o la cantante Sílvia Pérez Cruz, quien regaló su preciosa voz a los cerca de 200 asistentes que acudieron a la cena post-inauguración, celebrada en una brasería de la capital francesa.

Tras descorchar la muestra de la Biblioteca, la comitiva al completo se desplazó al Museo Picasso, donde se encontraría también con el primer ministro francés Manuel Valls. Aquí, el recorrido pasa por el jardín con las monumentales cerillas nunca expuestas antes y concluye en Los tres Llull, escultura de 2010 con tres rostros que pueden representar al artista, y a otros ilustres maestros como Tiziano y Miguel Ángel, explica Violette Andrés, una de sus dos comisarias.

El hilo conductor es aquí el taller del artista, plasmado en algunos de sus célebres óleos de la década de los 90 o en una recreación de su taller de yesos, que ocupan una sala rodeados de fotografías del taller de Picasso, obra de su compañera Dora Maar, Brassaï y otros.

La exposición fue programada por su anterior presidenta, Anne Baldassari, retomada por su sucesor, Laurent Le Bon, y retrasada un año para hacerla coincidir con la de la BnF.

Además de su catálogo y su título, Miquel Barceló. Sol y sombra, comparten obras sobre la tauromaquia, aquí varios óleos, y una reciente maqueta de grabado, así como una importante referencia a Copito de nieve, histórico gorila albino del Zoo de Barcelona que abre la exposición en el Museo Picasso.

Sus salas muestran, asimismo, un valioso conjunto de cerámicas recientes, en particular las realizadas con hollín, nunca expuestas antes, pues Barceló no había encontrado hasta ahora la técnica que le permitía fijar su negritud, explicó Andrés.

En diálogo directo con la vidriera de la BnF, dentro del museo, la monumentalidad la ofrece un trabajo hecho in situ, El Muro de Cabezas, que ocupa una sala en solitario, y cuyos tochos y piezas azules, verdes, blancos y negros fueron creados para la ocasión.

Reflejan la pasión de Barceló por el arte prehistórico y de culturas como la azteca, y sus famosos estantes funerarios de cráneos, los tzompantli, confeccionados con decenas de calaveras de enemigos sacrificados para contentar al dios del sol y de la guerra, Huitzilopochtli.