La pasión del fotógrafo mallorquín Toni Catany por el viaje atraviesa la mirada de la amplia retrospectiva que ofrece desde hoy la Fundación Catalunya La Pedrera, que incluye 160 imágenes, el setenta por ciento inéditas, según han explicado hoy los comisarios, Alain D'Hooghe y Antoni Garau.

"Cuando ir era volver" es el título de esta primera exposición del fotógrafo mallorquín desde su muerte en 2013, que se exhibirá desde mañana hasta el próximo 17 de julio.

Lejos de los calificativos habituales de su obra como tradicional, clásica o neopictorialista, los comisarios se proponen hacer una revisión de la obra de Catany para comprender mejor el extenso universo de este creador, que vivió durante cincuenta años en Barcelona, aunque no abandonó nunca su Llucmajor natal.

En la presentación, Garau, director de la Fundación Toni Catany, ha explicado que el recorrido "revisita la obra a través de sus temas habituales, el retrato, el desnudo, las naturalezas muertas, el paisaje, pero hemos querido recuperar una idea de viaje que se había ido perdiendo en los últimos tiempos".

Figura de referencia en el mundo de la fotografía contemporánea, Catany cultiva una obra atemporal de vocación pictórica en la que, como apunta Garau, "predominan los temas clásicos de la historia del arte, fotografiados con una sensibilidad y una estética muy personales".

Según Garau, las imágenes parecen suspendidas en el tiempo, efecto que consigue "experimentando con los procedimientos, mediante la recuperación de técnicas antiguas del siglo XIX, como el calotipo, o innovando con sistemas nuevos, como las polaroids transportadas o el uso de la cámara digital".

La muestra invita al espectador a realizar un sugerente viaje de ida y vuelta por la cartografía íntima de Catany, desde Roma, Grecia, Turquía, la cultura mediterránea, hasta el Caribe, la India y el Sudeste Asiático, fijada por las propias fotografías o por algunos objetos como las miniaturas de madera recogidas en sus numerosos viajes, que forman parte de la serie fotográfica inédita "Barcas y peces", en la que trabajó poco antes de morir.

D'Hooghe ha aclarado que "entre las imágenes inéditas no se han incluido fotografías que no hubiera aprobado Toni Catany" y ha revelado que "pocos saben en España, que además de ser una figura de la fotografía española, también era reconocido fuera de sus fronteras, en Bélgica, Francia o Italia".

Autodidacta, Catany se sentía libre de cualquier movimiento artístico o de cara a la galería y consideraba que sus fotos eran todas autobiográficas, "tanto si hay un cuerpo, como si muestran un melocotón, porque cuando quiero expresarme, las fotos que hago han de salir del corazón".

La exposición cuenta con el apoyo y la estrecha colaboración de la Fundación Toni Catany, que custodia el fondo y la colección del fotógrafo mallorquín: unos 90.000 negativos, unas 900 fotografías positivadas vintage y más de 3.000 copias en papel.

El propósito de la exposición, añade Garau, es dar a conocer el proyecto para la creación en Llucmajor del Centro Internacional de Fotografía Toni Catany, una iniciativa que cuenta con una ayuda finalista del Estado de 4,3 millones para el edificio, pero que se encuentra actualmente estancado por la provisionalidad del gobierno en funciones, que debería firmar la prórroga que mantuviera esta ayuda hasta 2018.

Tras su exhibición en Barcelona, la exposición, ha asegurado Garau, ya está comprometida para que se exhiba en Madrid y su intención es que también vaya a Mallorca.