­Llevar a escena la ópera Salomé en un escenario de las dimensiones del Principal es más que un reto. La producción de la sala del Consell ha tenido que adaptarse a las ajustadas medidas de unas tablas que tendrán que acoger por las limitaciones del foso a unos treinta músicos sobre el escenario, los que han tenido que reforzar la Orquestra Simfònica de Balears. El motivo de tal refuerzo: la complejísima partitura de Strauss.

Para su XXX Temporada de Ópera, el teatro ha decidido encarar el reto de interpretar por primera vez en su historia una obra del compositor alemán. "También es la única ocasión este año que se podrá ver en España Salomé porque había una programada en La Coruña pero se ha suspendido", señala el coordinador artístico del ciclo de lírica, Pablo López. Para hacerse una idea del alcance del montaje, condicionado por la ocupación del escenario por parte de los músicos, se explicó que en el teatro se habían acabado todos los atriles y los juegos de luces. "Es una versión semiescenificada en la que el foso sube. En consecuencia, los cantantes se desplazan hacia delante y pasan a estar muy cerca del público", comenta López.

En la parte musical, la pieza cuenta con un director joven de carrera meteórica, Guillermo García-Calvo, quien ya ha dirigido la Deutsche Oper, la Sinfónica de Londres o la Nacional de España. "Strauss y esta ópera son un reto para cualquier formación, sobre todo si nunca la han tocado", comenta. "Hoy he tenido un ensayo con la sinfónica de aquí y estoy seguro de que vamos a hacer historia con este montaje. Me ha sorprendido la flexibilidad y adaptación de esta orquesta, y la precisión y seguridad de los cantantes", confiesa. En concreto, en el elenco hay cuatro voces de nivel internacional que han coincidido en más de una ocasión sobre los escenarios más importantes del mundo. Una es la soprano Nicola Beller-Carbone, que hace de Salomé. Ha interpretado este rol en Turín, Ginebra, Montecarlo, Bruselas, Montreal o Estocolmo. En 2015 fue reconocida como mejor intérprete en los prestigiosos Premios Líricos del Teatro Campoamor de Oviedo.

De gran nivel son también la mezzo Iris Vermillion (Herodias), que ha llegado a cantar con Claudio Abbado; el barítono Mark S. Doss (Jokanaan), habitual en las compañías de la Scala, el Covent Garden o la Staatsoper de Viena; o el tenor Peter Svensson (Herodes), que ha actuado en roles principales en las salas más prestigiosas de Europa.

En efecto, Nicola Beller confirma el exiguo espacio que queda para los cantantes. "Escasamente dos metros. Adaptamos nuestra actuación a esa medida", comenta la soprano. "Del mismo modo que tuvo que adaptar Gloria Swanson el papel de Salomé en el cine mudo", compara. "En definitiva, se trata de transmitir en un escenario invadido por los músicos una emoción auténtica sin falsificar la que destila la obra de Oscar Wilde [en la que se basa la ópera Salomé]", añade. Para la soprano, hacer bien un papel no está siempre ligado a una actitud física, sino más bien a la concentración en el personaje. "Tendremos que reducir los movimientos, lo que no significa reducir emociones ni contenido dramatúrgico", subraya.

El director de escena Jaume Martorell abunda en la calidad del reparto, "que es de disco y de vídeo". Asimismo, el escenógrafo mallorquín aplaudió la participación de diez cantantes isleños en el montaje. "Desde que yo hice la primera ópera aquí, en los 90, el ascenso en la calidad de nuestra gente ha sido sideral", asegura. Para la semiescenificación, Martorell ha reutilizado parte de la escenografía mágica de Turandot. "Lo que sí hemos hecho partiendo desde cero es la cabeza de Jokanaan", apunta. El vestuario del elenco está entre la completa caracterización y la vestimenta típica de un concierto. "En esta producción es muy importante el juego de luces y espejos, y la colocación de los cantantes", agrega.

Según García-Calvo, en esta ópera "toda la partitura es difícil". "No hay respiro para la orquesta. Cuando no es el balance, es la afinación o el virtuosismo", asegura. Quizá la parte más compleja sea la escena de los cinco judíos. "Es como una fuga de un cromatismo tan extremo que a veces suena a música atonal", continúa. "La escena en la que están Herodes y Herodias quizá es la más difícil a nivel estilístico porque es donde Strauss dio un paso más y llegó al extremo de su vanguardia", considera.

Esta Salomé, "casi en dos dimensiones", sólo podrá verse en dos ocasiones en el Principal. El estreno es el jueves día 10 a las 20 horas. La segunda función está prevista para el 13, a las 18. Pablo López justifica la escasez de funciones en el hecho de que "esta producción es una prueba para el público como ya hicimos con Wagner, una manera de testar cómo reciben los espectadores algo más novedoso", justifica. De momento, las ventas van a buen ritmo. Como complemento, se ha programado para el día 8 a las 20 una conferencia de Ramon Gener.

Espectáculo: Salomé

Lugar: Sala Gran del Teatre Principal.

Días de espectáculo: jueves 10, a las 20 horas; domingo 13, a las 18.

Entradas: Entre 8 y 55 euros.