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Entrevista

Clara Obligado: "Europa ha de reflexionar sobre su propia brutalidad"

"El Mediterráneo es un mar llamado a la lucha y al acuerdo, es a la vez una gran tumba y un gran balneario"

Clara Obligado (Buenos Aires, 1950). manolo yllera

El trabajo no le permitió viajar ayer a Palma, donde se presentó su novela Petrarca para viajeros, pero la escritora argentino-española contestó a las preguntas de este diario vía telefónica. Explicó que continúa con sus talleres de escritura creativa, que empezó hace 35 años, "y de los que están saliendo muy buenos autores". Subrayó la vigencia y actualidad de la historia premiada y ahora publicada: un viaje, la inmigración y la memoria de Europa como telón de fondo.

-El jurado ha comentado que su novela gravita sobre dos ejes: el viaje y la cultura europea. ¿Está de acuerdo?

-Sí. Es una novela que gira en torno al Mediterráneo y que toma el tema de la inmigración, los trasterrados, y qué sentido tiene la cultura en nuestro mundo. Con cultura me refiero a la alta cultura de la Vieja Europa y a la de ahora. También es una novelita de amor. Es una historia de amor entre dos personajes, un chico de 17 años, un estudiante que hace el interrail, y una chica de 27 años más o menos que huye de su marido. De trasfondo, la Europa actual.

-¿Por qué el tren?

-Viajo mucho y voy en tren, como los trenes que iban a Mauthausen.

-¿Cuál es el tono de Petrarca para viajeros?

-Ágil, pero incita mucho a la reflexión, a que pensemos sobre nuestra época. Ésta es la época de los desterrados, hay una masa de gente que va de un lugar a otro. Y yo me pregunto acerca de cuál sería el lugar y la responsabilidad de los europeos en todo ello.

-¿Desde dónde reflexiona en el libro?

-Desde varios niveles: la memoria, la brutalidad, el viaje como turismo superficial, el viaje como un símbolo de la vida, el viaje como algo doloroso...

-¿Y por qué el Mediterráneo?

-Yo soy argentina de origen, pero para mí el Mediterráneo es un mar llamado a la lucha y al acuerdo. Está todo en él. Me fascina esa cultura, en ella empezó todo. La cultura de la comunicación comenzó en el Mediterráneo. Yo siempre digo que me gustaría viajar por todo el Mediterráneo pero si te fijas la mitad está en guerra. El Mediterráneo es a la vez una gran tumba y un gran balneario. Creo que todo esto hay pensarlo ahora mismo.

-¿Se está refiriendo al drama de los refugiados sirios?

-De manera sutil, sí. No hay duda.

-Ha mencionado a dos personajes, pero hay un tercero. ¿Para qué le sirve éste en la narración?

-El tercer personaje es un guardagujas, un viejo en el presente que recuerda a los españoles que pasaron por Francia para ir a morir a Mauthausen. En concreto, me refiero a los refugiados en Angulema.

-¿Cuál es el papel de Europa en toda esta cuestión?

-Europa tiene que reflexionar mucho más sobre su propia brutalidad. Cuando consulto los medios de comunicación y llego a la sección de Internacional, no puedo tolerar la información de lo dura que es. Es brutal. Pero nos hacemos los ciegos como muchos hicieron con otras historias del pasado en Europa. Ahora hay países que tenían que acoger a gente y al final no lo han hecho.

-El desarraigo le toca muy de cerca, ¿verdad?

-Sí. Siento mucha empatía porque yo lo he vivido. He cruzado una frontera con peligro pensando que podía morir. Salí de Argentina huyendo de la dictadura de Videla y siento algo muy parecido a lo que reflejó Angelopoulos en la película El paso suspendido de la cigüeña. Soy una escritora de la frontera y quiero estar ahí.

-¿Cree en la literatura femenina?

-Creo que hay una diferencia entre literatura femenina y masculina cuando se trata de otorgar premios. Está clarísimo, ¿no? Yo creo que la escritura es algo personal y se me hace difícil hacer distinciones de géneros.

-¿Por qué decidió escribir una novela corta?

-La novela breve es un género terriblemente difícil. Mucho más difícil que el cuento y la novela. De hecho, está a caballo entre ambos. Por una parte, tiene el desarrollo y la tensión de una novela y por otra la contención de un cuento. Lo hice porque me gustan los retos. Éste es mi libro número 13 ó 14 y pienso que es el más sencillo de leer pero el más difícil que he escrito.

-¿La frontera es siempre el tema de su literatura?

-No siempre. Trabajo otras cuestiones también. Pero mis personajes siempre están en situaciones incómodas. La mía es una literatura mestiza, no me interesan las literaturas nacionales. Pienso que en España todavía no se han entendido del todo esas literaturas mestizas, el marco aquí es más cerrado. Mientras en Francia dicen "si es bueno, es de aquí", en España la cosa es "si no es de aquí, no existe". En EE UU, por ejemplo, hay escritores fronterizos que hasta tienen el Nobel. Es el caso, por ejemplo, de Toni Morrison. Pero aquí eso no es posible. Ahora empieza a entenderse un poco.

-¿Su trabajo es dar voz a los sin voz?

-No exactamente. Yo doy voz a una realidad que no es reconocida.

-¿Qué le parece la política de inmigración española?

-Un chiste. Política solidaria, cero.

-¿Diría que los españoles son poco solidarios?

-En este sentido, diría que España es muy dual. Por una parte, hay gente muy generosa y, por otra, gente que sólo mira por su billetera.

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