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Crítica de música

Palma bien vale esa misa

Cómo es que Bach, un músico protestante, pone música, la mejor de las posibles, al texto Et unam sanctam catholicam et apostolicam ecclesiam del Credo latino? Lo explica Johnn Elliot Gardiner en su siempre recomendable y enciclopédico libro La música en el castillo de cielo editado por Acantilado: Lutero permitía que en algunas ocasiones concretas se utilizara la liturgia católica y además para él la expresión Ecclesia era válida si se utilizaba como sinónimo de unión cristiana, no solamente católica.

Pues bien, ese Aria, genial sin paliativos sonó el pasado domingo en Santa Creu de Palma, como parte de la integral de la Misa en si menor de Johann Sebastian Bach que dirigió Joan Company, al frente de diversos solistas y formaciones instrumentales y corales. Histórica la cita, por el hecho en sí de presentar en vivo esa partitura Patrimonio de todos y por la calidad del resultado.

Ya desde los compases iniciales, con esos tres gritos de esperanza que abren el primer Kyrie, seguidos de esa reflexión instrumental de fe, ya desde esos momentos, supimos que estábamos delante de una propuesta pensada y sentida. El coro, todo él y también la sección más cambrística, sonaron sumamente afinados en todo momento. Sus difíciles intervenciones, muchas y emotivas, llenaron la iglesia de fe y redención. El Kyrie, Gloria, Credo gregoriano incluso, hasta llegar al Dona nobis pacem final fueron cantados, qué digo cantadas, glorificados con una entrega máxima. Lluís Vilamajor, el músico catalán que trabajó con las corales hace unas semanas lo expresó en esos términos: "Tengas o no tengas fe, si no se cree en lo que se canta, la Misa de Bach no funciona". Y aquí sí funcionó.

Por lo que a los solistas se refiere, cumplieron muy bien con sus puntuales, pero delicadas, intervenciones. Las dos mujeres (la soprano Isabelle Savigny y la contralto Mélodie Ruvio), en solitario y en común supieron encontrar un equilibrio sonoro que las acercó al barroco. El tenor (Vincent Lièvre-Picard), de voz bachiana se sintió cómodo en su rol y nuestro barítono (Tomeu Bibiloni) consolidó lo que ya hemos comentado en otras ocasiones, que tiene voz apropiada para el oratorio, buena dicción y mejor sentimiento.

La orquesta, toda, muy afinada y aterciopelada, acompañó, o mejor coprotagonizó con un sonido entre el histórico (concepto) y el contemporáneo (instrumentos modernos) todas las partes. ¿Y los instrumentistas solistas? Magníficos sin excepción y sería de justicia citarlos a todos, aún a sabiendas de algún olvido: Gina Nicola como concertino, Raimon Ramon como solista de trompa, Mayte Abargues a la flauta, Roberto Morcillo y Mario Navarro a las trompetas, Javier Arnal al oboe, Josep Tatay al fagot así como Juan Carlos Murgui a los timbales y los integrantes del continuo (Jorge V. Dasa, violoncelo, Ania Endzelm, contrabajo y Rafel Riera al órgano). Muy buena idea la del director de que al final compartieran aplausos al mismo nivel que los cantantes. Sus intervenciones fueron sabias.

Joan Company, conocedor de la acústica de Santa Creu y de la obra, optó por no acelerar el tempo, más bien al contrario. La reverberación del templo hubiera perturbado la calidad de la interpretación de haber dirigido más allegro. (Ossana) in excelsis.

Missa en si menor de Bach

Església de Santa Creu de Palma

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Coral Universitat Illes Balears, Poema Harmònic, solistas vocales

BACHrroc ensemble

Joan Company, director

Fecha: 28-02-16

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