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Análisis

Pronóstico menos grave

Foto de familia de los premiados en la gala de los Goya celebrada el sábado por la noche. efe

El cine español va tan bien como la economía española: de la UCI ha pasado a planta. Todavía no camina porque el dinosaurio, el mal doliente, sigue ahí: las películas de presupuesto medio y recaudación media (las que obtenían leves beneficios con ayudas legítimas de las instituciones públicas), siguen desaparecidas en combate. Como los salarios de esa clase media que permitían ver más de dos películas al año. Los jerifaltes del cine (políticos y megaconsorcios audiovisuales) se aporrean el pecho por media docena de pelotazos muy oportunistas, el cacaolat de Ocho apellidos catalanes, la diáspora de becarios cruzando los Pirineos en Perdiendo el norte, la voluntariosa lección de ecología infantil de Atrapa la bandera, la insoportable levedad de Amenábar en Regresión o la millonésima comedia nupcial de Ahora o nunca.

Los Goya han mostrado un año más que el cine español de calidad, el que intenta esquivar ese oportunismo, sigue con el gotero. Hace décadas que no olemos una nominación al Oscar o un gran premio en los festivales de Cannes, Berlín o Venecia. Por lo menos productores y creadores se han permeabilizado en cuanto a la españolidad. Truman es un noble y sensible drama que merece todos los premios recibidos. Pero le falta un punto de riesgo para pelear por los premios anteriores. Y más del cincuenta por cien del mérito de esa película es la actuación del argentino Ricardo Darín, más inmenso y carismático que nunca. Isabel Coixet hace años que se busca las lentejas por medio planeta. Nadie quiere la noche partía con yesca muy atractiva (gran mujer en búsqueda desesperada de gran explorador) pero el guión no terminó de prender su pólvora. Con Un día perfecto ocurre algo parecido, buen planteamiento, excelentes actores y guión cojo. A La novia lo contrario, le pierde su traje, el preciosismo en la fotografía y puesta en escena acaban vampirizando el texto de García Lorca. Y poco, lamentablemente, más. Como insistió Darín en la ceremonia, hay que apoyar a la cultura. Si cambia el color del nuevo gobierno hay un leve rayo de esperanza.

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