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Entrevista

Juan Antonio Horrach Moyà: "El arte en mayúsculas no es cultura de masas, sino una burbuja de rigor y excelencia"

"La Nit de l´Art ha creado una confusión en la gente sobre lo que es arte y lo que no lo es"

Juan Antonio Horrach Moyà, en su galería de Drassanes.

Juan Antonio Horrach Moyà reparte su programación entre las dos galerías que regenta, la de la calle Catalunya y la de Drassanes, abierta hace dos años y medio. Siendo un estudiante de Derecho, desde el espacio que poseía su padre, de línea más comercial, fue sintiendo curiosidad por el arte más abstruso y fue dejándose seducir por las corrientes modernas. Acabó convirtiéndose en un galerista que apostó por los nuevos lenguajes de los noventa y un introductor de la fotografía y el vídeo contemporáneos en Palma. Es de los que piensa que los galeristas de Art Palma no deberían continuar en la Nit de l'Art, "nos ha pasado factura y no suma nada nuevo a la cultura". "Habría que decirle la verdad a la gente: en la Nit el criterio es el no-criterio", apunta. Aboga por la creación de una bienal, feria o cualquier otro evento en la ciudad que sea de calidad, excelente, "con un comisario de alto nivel para las propuestas, como se hizo en la Nit Niu (Pollença), por ejemplo". Acudirá en febrero a ARCO con Muntean/Rosenblum.

-¿Cuántas galerías mallorquinas llegaron a ir a ARCO?

-Llegamos a ser seis o siete en el programa general. Te hablo de la época en que estaban también Guaita, Altair, Kunstmann, Cano, etc. Ahora la presencia en el programa general se ha reducido a dos, Pelaires y nosotros [Kewenig, con casa madre en Berlín, también acude]. Y Louis 21, que participa en la sección Opening. Nosotros estamos sujetos a un comité de selección que valora nuestra programación día a día. Es una pena que esta presencia que había de la alta cultura hecha desde aquí se haya reducido tanto. ARCO es la primera feria de España y una de las importantes en Europa. Que ahora sólo haya dos o tres galerías mallorquinas invita a la reflexión. ¿En qué nos podemos haber equivocado? Nuestra responsabilidad tenemos.

-¿Acudir a ARCO sigue siendo tan importante como hace 15 años?

-No sé si es tan importante, pero sí es más exigente. La competencia es increíble. ARCO es más que nunca, en un momento de confusión como éste, un escenario de arte en mayúsculas. Es riguroso en su selección y sigue siendo un escaparate para el mercado del arte. Es fundamental estar allí por visibilidad y porque le da coherencia a tu trabajo.

-¿Por qué cree que hay menos galerías mallorquinas?

-Los motivos corresponden únicamente a la decisión del comité. No puedo juzgar.

-¿La crisis ha afectado más a las galerías isleñas?

-No. La crisis nos ha tocado por igual a los que estábamos ahí. El caso es que éramos una comunidad autónoma con una gran presencia en la feria en relación a otras.

-¿Puede haber influido el escaso apoyo institucional balear al arte contemporáneo en comparación con otras comunidades?

-Todo influye. Es verdad que hay comunidades autónomas que tienen un apoyo institucional a través de subvenciones importantes. Nosotros no las tenemos. Se habla aquí de una ayuda al transporte, pero es que no es ni mencionable dado el volumen de lo que supone una participación en ARCO. Yo no voy ni a acogerme a ellas. Pero decir que, si hubiéramos tenido más ayudas habríamos tenido más participación en ARCO, no creo que sea una ecuación directa. Aunque es cierto que desde hace mucho tiempo no existe en la isla una política de adquisición a las galerías de arte.

-¿Qué opina de Es Baluard?

-Pienso que el ciudadano tiene derecho a poder visitar el Solleric, la Miró, sa Llonja y Es Baluard y que exista detrás de ellos una programación que de alguna manera apunte hacia la excelencia. O que al menos exista una programación. No podemos encontrarnos un Casal Solleric donde en este momento no hay ni siquiera un director, o una Fundación Miró en la misma situación o un espacio tan maravilloso como sa Llonja vacío, que está bien durante un tiempo sin nada, pero que a mí, personalmente, me gustaría que fuera un escenario de arte contemporáneo en mayúsculas. Es Baluard es la institución a la que le deberíamos exigir más en cuanto a esta excelencia de la que hablo. Y debo decir que en este espacio se han programado exposiciones que nunca deberían haber entrado. Mira, el arte se ha convertido para mí en una barricada contra lo establecido, contra la sociedad del entretenimiento y contra lo políticamente correcto.

-Pues la Nit de l'Art es entretenimiento.

-Exacto. Pienso que tenemos que luchar contra toda esta cultura de masas y del entretenimiento. El arte es otra cosa. Hay que entender que el arte en mayúsculas es una burbuja de rigor y excelencia. Y a partir de aquí, ¿qué pasa? Pues que nos quedamos en minoría. Al final es una minoría sectaria la que configura lo que podríamos llamar arte en mayúsculas o alta cultura. Pienso que el arte no puede cambiar el mundo, pero el arte sí puede cambiar a algunas personas. Y estas personas en cierta manera podrían influir en el mundo.

-Eso es elitismo.

-A los galeristas nos llaman elitistas porque vendemos artículos de lujo. Pero hay muchas maneras de entender el lujo. El lujo es venir a ver una exposición de Lawrence Weiner, aunque no te puedas comprar una obra, o leer un buen libro en un rincón de tu casa. El lujo nos sirve para alimentar el alma humana. Y eso hace que evolucione la sociedad y no estemos en retroceso.

-¿Qué opina de la democratización del arte?

-La cultura se ha convertido para los políticos en un eslogan, en un comodín. Los políticos lo único que buscan es contentar a todos los sectores, sin distinción. Pienso por eso que es muy importante que la alta cultura no se confunda con otra cosa. Por este motivo nos encontramos con eventos como la Nit de l'Art que ya han cambiado por completo su sentido inicial y su esencia. Al principio tuvo una pretensión cultural, pero el acontecimiento ha cambiado por completo debido a la concepción imperante de cultura de masas, en la que todo vale. Ahora nos encontramos con un acontecimiento alegre, festivo y turístico, pero no propiamente con un acontecimiento que apunte hacia la excelencia.

-La Nit ha añadido dos días para profesionales para corregir esta idea. ¿Qué más se puede hacer desde el galerismo?

-Nuestro papel es contemplar lo que está sucediendo, cuidar nuestro propio espacio e intentar que siga con el mismo rigor pero teniendo en cuenta que el contexto es fallido. Y reconocerlo con humildad. ¿Qué puedes hacer en la Nit de l'Art? Abrir antes o directamente cerrar ese día. De hecho, yo cerré unos cuantos años. Ahora abro. Es una decisión que tienes que poner sobre la balanza. Lo que está claro es que esta historia fallida al final se extiende por todos los pueblos de la isla. Para mí, este acontecimiento lo único que crea al final es confusión en la gente sobre lo que es el arte contemporáneo con lo que no lo es. En esta barricada contra lo políticamente correcto, lo establecido y el entretenimiento es donde se encuentra, para mí, el verdadero arte en este momento.

-¿Cómo se siente un galerista en una isla como Mallorca con un contexto fallido y con un público escaso? ¿Y por qué continúa aquí?

-Al final tú tienes tu espacio expositivo allí donde tienes los medios para poder llevarlo a cabo con la máxima eficacia. Ahora estamos haciendo cinco o seis ferias internacionales al año, que es donde se produce el contacto real con los coleccionistas. Uno siempre trabaja con esta sensación de que estamos en minoría. La excelencia se encuentra en una situación de minoría. Esta marea de cultura de masas que al político le interesa para crear un igualitarismo se impone.

-Está definiendo una política más bien de izquierdas.

-Pues es una gran decepción porque tú piensas que la izquierda será precisamente la que apoyará más que nunca la cultura. Y me doy cuenta de que es un comodín que utilizan pero que no abogan por la excelencia. Hemos de estar en una burbuja de rigor y de excelencia, y es a partir de aquí que hemos de construir el espacio en el que nosotros estamos. Y después defenderlo.

-Usted quizá lo tiene más fácil que otros porque tiene las espaldas bien cubiertas económicamente.

-Sí. Pero te podría dar muchos ejemplos de personas que tienen más capacidad económica y no lo hacen, no apuestan por esta alta cultura. Por otra parte, la galería ha de responder a un ejercicio que funcione comercialmente porque, si no, tendríamos un problema.

-¿El arte es el mercado del arte?

-Hay muchas definiciones de arte. Podríamos decir que el arte es aquello que se vende en aquellos escenarios preparados para mostrar arte. Cierto es que deberíamos definir cuáles son estos escenarios. También hay muchos tipos de mercado. Hay artistas que cumplen las expectativas de unos determinados coleccionistas que a lo mejor buscan una historia más estética. Donde estamos nosotros y a lo que me dedico, que es la alta cultura, debe haber un contenido. Hoy en el mercado del arte hay muchos agentes que influyen. Pienso que ahora los coleccionistas, muy bien informados, tienen una importancia que antes no tenían y que recaía sobre todo en los directores de museo. Ahora la figura del coleccionista ejerce una gran influencia sobre las decisiones del mundo del arte. En los 90 se hablaba de Saatchi, ahora de Pinault.

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