La Compañía Manuel Barceló estrena el próximo lunes en el Auditòrium de Palma una adaptación fiel de S'herència d'en Toni Fabioler, "la obra más cómica del teatro mallorquín", en palabras del actor y director.

Un montaje -en cartel hasta el 31 de enero- con el que Barceló reivindica el "teatro silenciado durante 40 años, el de nuestros padres y abuelos, el de nuestro humor y nuestra tragedia, el teatro que enseña a través del humor con sus tics, con sus palabras y modismos olvidados en el tiempo".

S'herència d'en Toni Fabioler fue estrenada en 1952 en el Teatre Principal de Palma. "Me hubiera gustado representarla ahí", confiesa Barceló, pero "soy un proscrito del Principal, un teatro que hace años se ha convertido en una sucursal del Nacional de Catalunya. En el Principal no quieren ni oler el teatro mallorquín. Durante la anterior legislatura hicimos Quin futur! y se nos tiraron encima", espeta.

La obra fue escrita por Joan Antoni Torrandell (París, 1924; Inca, 1989), hijo del célebre músico Antoni Torrandell, y desde su puesta en escena a cargo de la compañía Artis ha sido muy representada sobre todo por grupos amateurs.

"Es una obra para todos los públicos y recomendada para los más jóvenes, porque muchos no tienen ni idea de que exista un tipo de teatro como este, tan nuestro", subraya el actor del Pla de Na Tesa.

Sus personajes protagonistas son los propietarios de una tienda del norte de Mallorca, "de por Son Servera", que gracias a una herencia pasarán "de pobres a ricos, aunque seguirán siendo unos catetos".

El elenco está formado por Luisa Rattier, Andreu Guardiola, Pere Pau Martí, Clara Rodríguez, Xisca Monserrat, Bernat Serra, Rafa González y el propio Barceló, que actuará en familia, ya que sus dos hijas Xisca y Bárbara participan en el montaje.

Actor de cine, teatro y televisión, Manuel Barceló creó su propia compañía hace tres lustros para "hacer lo que yo quiera", confiesa. Odia "estar encasillado" y asegura haber probado de todo, desde Shakespeare hasta el Mort de dama de Llorenç Villalonga que dirigió su admirado Pere Noguera.

"Me siento más querido en Cataluña que en Mallorca", lamenta un intérprete que guarda muy buenos recuerdos de su presencia en festivales como el Grec.

"Soy actor y director porque no me queda más remedio. La escena de aquí es muy técnica y cuando solo se ve la técnica, deja de ser arte", sostiene Barceló, también enemigo de las subvenciones a los actores profesionales.