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A tiro

El año cero del Teatre Principal

Sorprende, en el buen sentido, el documento preparado por el Consell que recoge las opiniones de los profesionales de las islas sobre el sector de las artes escénicas y el Teatre Principal, además de la confección de las líneas de futuro del ramo. Es un buen punto de partida si se aplican sin dilación las propuestas enarboladas. Punto por punto. Podrían ser el perfecto año cero para la sala. En cambio, el apartado de las percepciones de los ciudadanos sobre lo que debería ser el buque insignia del teatro es simplón y se revela absolutamente innecesario por irrelevante. Lo que más se destaca es que la ciudadanía se muestra quejicosa por el precio de las entradas y por la escasa variedad de la programación. Dos topiquillos sin desarrollar. Sólo espero que todas estas encuentas de participación „el último grito en la política balear„ realizadas a 81 personas no vinculadas a la dramaturgia no nos hayan supuesto una sangría en el bolsillo.

Las líneas marcadas en el documento principal son la hoja de ruta con la que deberá trabajar el futuro director-gerente del Principal, cargo que acaba de salir a concurso público. Sobre las bases, dos aspectos que han despertado sendas suspicacias: la formación del jurado, sospechosamente politizado. Estará integrado por personas expertas en la gestión cultural del sector público y representantes de las instituciones. Y dos, el hecho de que no exista una baremación de cada uno de los méritos acreditados o del plan de gestión que se ha de elaborar. Otro aspecto sorprendente es que el jurado propondrá tres candidatos y el presidente de la Fundació Teatre Principal (el presidente del Consell Miquel Ensenyat) escogerá uno.

Entre las consideraciones apuntadas en el documento y sobre las que será más complicado trabajar está la de definir la propia personalidad del Principal. No sé qué les pasa a las instituciones culturales baleares, pero casi todas tienen el mismo problema. Basta ver Es Baluard, que pasan las legislaturas y nadie acaba de tener claro qué discurso o relato desea construir. Pues bien, leyendo el estudio del Consell, parece que absolutamente todo „excepto el amateurismo o las galas de fin de curso, menos mal„ tiene cabida en el teatro de referencia, cuando quizá no debería ser así. Sino que desde él, debería pilotarse una diversificación de las distintas artes escénicas y sus formatos o tipos en la importante red de teatros municipales que hay en la isla, unas infraestructuras que están vacías, sin programación y sin producir nada. Pienso que es importante que cada teatro tenga una línea de programación estable a fin de crear un público y fidelizarlo. Y acabar al fin por todas con el totum revolutum desordenado y caótico que es Principal y el resto de salas de la isla. Podría haber espacios más centrados en la creación emergente o experimental, otros en textos clásicos y algún otro en teatro infantil, etc.

Por último, uno de los objetivos a largo plazo que el documento recoge y que no comprendo por qué no podría ponerse en marcha ya es el de la creación de un organismo consorciado o instituto cuya propia naturaleza jurídica le permitiera funcionar de manera más autónoma y así evitar todas las trabas burocráticas que hasta ahora se han encontrado las compañías en el Consell.

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