Auchzet, frohlocket! Auf, preiset die Tage!
Así, con esta exclamación de alabanza, "¡Alegraos, cantad felices! ¡Alabad este día!", empieza el Oratorio de Navidad de Bach, o mejor dicho, empieza la primera de las seis cantatas que forman ese todo divisible que el maestro compuso para las fiestas navideñas de 1734 y principios de 1735.
El genio de Bach está presente durante todas las partes de la obra; ya desde ese inicio coral, acompañado de timbales y trompetas además de otros instrumentos, ya desde ese grito emblemático tras los redobles más inspirados de la historia de la música, se adivina una obra de arte.
Carlos Ponsetí lo sabe, conoce la obra y la reconoce como patrimonio de todos. Por eso imprime a la sonoridad de ese comienzo una energía que nos transporta al barroco. Brutal el sonido de esa percusión, magníficos los acordes de los metales, enérgica la línea de las flautas, acogedor el continuoafinado y el coro. ¡Oh el coro! Sin duda lo mejor de esa velada que convirtió la sala del Conservatorio en la Thomaskirche de Leipzig. Bach íntimo pero también envolvente. Sonido aterciopelado, claro, preciso. Para el disfrute.
Studium Aureum quiso aportar a ese tiempo tan apto para la música su propio villancico a través de dos de las seis partes del oratorio bachiano. La primera y la tercera. Una hora de música en estado puro. Coros y Corales (solamente Bach es capaz de utilizar la misma melodía para el nacimiento de Jesús y para su muerte de tal manera que resulta apropiada en ambos casos), recitativos (bien Antoni Aragón), dúos (correctos Marcela Inguanzo y Xavier Mendoza) y arias (muy bien Frédéric Sizaret) sonaron de forma muy coherente. Bach exige eso: coherencia. Uno puede preferir un Bach grandioso y romántico al estilo Richter o bien optar por una visión histórica y más barroca al estilo Harnoncourt; todo ello es válido si se es coherente. Bach lo permite todo, he aquí el genio.
Oratori de Nadal
Bach
Solistas vocales
Studium Àureum.
Carles Ponsetí, director
Conservatori de Palma
