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Matines

La Sibil·la se actualiza

Esta joya litúrgica se traslada a nuestros días con nuevas creaciones que aúnan tradición e improvisación - Carmen Jaime y Júlia Colom son dos de las cantantes que han entonado su propia versión del canto

Carmen Jaime, durante la interpretación de la Sibil·la el sábado en Pollença.

Hoy es el gran día. Las parroquias de Mallorca se preparan para vivir uno de los momentos más intensos de las Matines, la interpretación de la Sibil·la, un canto medieval que se ha convertido en un signo de identidad”. Desde hace unos años esta joya litúrgica vive un hito histórico. Su incorporación a la lista representativa de la UNESCO y el deseo de ser ampliamente reconocida ha ido ligado a un nuevo fenómeno. Y es que esta canción emblemática se moderniza y últimamente han surgido sibil·les de nueva creación. El musicólogo y experto en este canto medieval, Francesc Vicens, explica que se trata de propuestas inventadas que aglutinan antigüedad y modernidad pero sin interferir en la línea tradicional del canto. “Todo ello ha hecho de la Sibil·la una tradición del pasado que, como expresión viva, augura en convertirse en uno de los máximos exponentes culturales del siglo XXI”, resume.

El experto explica que las sibil·les de nueva creación surgen de cantantes que cuando eran jóvenes aprendieron el canto medieval y ahora interpretan nuevas piezas con la música que ellas controlan como, por ejemplo, el jazz. Vicens admite que se trata de un fenómeno puntual pero muy importante porque actualizan este canto tan arraigado en las Matines mallorquinas. Algunas de estas cantantes son Marta Elka, Júlia Colom o Carmen Jaime, que estos días ha celebrado varios conciertos divulgativos.

Contexto lúdico

El primer contacto de Carmen Jaime con el Cant de la Sibil·la fue en el año 2000 gracias a la Adoració del Tres Reis d’Orient de Llorenç Moyà. La afrontó en un “contexto lúdico” pero admite que desde la primera vez, deseó cantarla más veces. Repitió otra vez en la escenificación de Ses Voltes. “Es una semilla que se plantó en mi espíritu”, confiesa. “Durante ocho años busqué la manera de interpretarla. No surgió cantarla en unas Matines y pensé qué puedo aportar personalmente”. Asimismo admite que cantar en un contexto litúrgico no es su ámbito porque es cantante de jazz, blues, folk... “Por ello, decidí hacer mi propia Sibil·la, la de hoy en día”, concreta. Desde 2008 cada mes de noviembre se entrega “en cuerpo y alma” a este canto para presentar distintos conciertos divulgativos de esta canción declarada Patrimonio de la Humanidad, unos recitales que van acompañados de “un buena presentación histórica”. Estos últimos días ha interpretado su propio canto en Pollença, Andratx y Biniali. Y es que su interpretación es un intento de buscar nuevos caminos para contar viejas historias.

“Después de interiorizar el texto y las armonías”, Jaime propone una interpretación nueva y personal, eso sí, sin alejarse de la misteriosa melodía original. La profunda conexión que establece entre las palabras y la música le permiten llegar a un clímax que solo es posible alcanzar cuando la interpretación sale directamente del corazón. Su Sibil·la va acompañada de una preciosa espada obra del ceramista Rubén Cano y luce su propio diseño. No hay capa y su pelo está descubierto porque “la cabeza sirve para pensar”. También tiene movimiento. “Mi Sibil·la se acerca al personaje de una mujer sabia. Mi Sibil·la esta viva porque está renaciendo. Quiero liberarla del contexto litúrgico. Es decir, coger el personaje de la antigüedad para trasladarla a la modernidad. Es un gran reto”, argumenta.

En los conciertos divulgativos, el público se deja llevar por la profunda voz de un enorme didgeridoo (el instrumento acústico más antiguo del mundo) interpretado por Hernán Livolsi. Su sonido catártico cubren la voz de la Sibil·la con la respiración de la propia tierra. Las fluctuaciones armónicas y las vibraciones acompañan la terrible profecía. Asimismo, el theremin (el instrumento electrónico más antiguo) acaricia el aire gracias a las manos expertas de Biyi Amez. Las improvisaciones de la intérprete, intercaladas entre las estrofas del canto medieval, no dejan indiferente a nadie.

“Mi aportación no es que sea moderna porque el canto está acompañado del didgeridoo, que es el instrumento acústico más antiguo que se conoce, pero es innovador contextualmente”, razona. “Mi fuerza personal me lleva a hacer variaciones en cada estrofa. Son muy arriesgadas porque en el momento de cantarla en directo estoy improvisando. En cada concierto, surgen nuevas notas melódicas. Nunca interpretamos la misma Sibil·la”, añade. “Los espectadores se quedan impresionados, por ello, cada año tengo que enriquecer mi propuesta porque creo que los ciudadanos se merecen antes de que lleguen las Matines tener un monográfico sobre este canto con una puesta en escena espectacular y un sonido acaparador”, sentencia.

‘Ferments’

Júlia Colom sí que fue la Sibil·la durante tres años en Valldemossa pero ha explorado nuevas fórmulas creativas con esta pieza tan emblemática gracias a Miquel Brunet. El resultado de encerrar a la intérprete en un estudio con una quincena de músicos de distintas disciplinas puede disfrutarse en el trabajo Ferments. “La Sibil·la que canto en Ferments no estaba preestablecida. En el estudio me acompañaban unos quince músicos de jazz, de música tradicional y de otros estilos. Arranqué con el canto medieval sin saber cómo me acompañarían los otros músicos. Desconocía qué ocurriría. Evidentemente el resultado no fue la Sibil·la como la de Matines. Es una sibil·la más experimental con influencias de la improvisación. Es diferente”, concluye la cantante que defiende estas nuevas creaciones como una manera “de dar vida entre todos” a la emblemática canción.

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