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Entrevista

Miki Serra: "El escenario es más seguro que hurgar en la propia mente"

"Siempre me he sentido incómodo cuando la gente me observa"

Miki Serra, músico de rock alternativo.

-¿Por qué tanto tiempo entre la publicación de Relatos Cortos I y esta segunda parte? ¿Se considera muy autoexigente?

-¿Autoexigente? Por supuesto, quizás demasiado, seguro que demasiado, lo que a veces es muy frustrante. Pero poco a poco he aprendido cuáles son mis limitaciones y he aprendido a aceptarlas. Eso me ha permitido buscar estrategias para poder mejorar, con lo que volvemos de nuevo a la autoexigencia y al esfuerzo para mejorar. De todas formas, esa no fue la razón de haber estado tanto tiempo en publicar la segunda parte de Relatos Cortos. Al poco de grabar la primera parte de Relatos Cortos nació Lluís, mi hijo, y yo no llevo muy bien eso de no dormir. Estuve a punto de una crisis de estrés al intentar cumplir con mis tres obligaciones: familia, trabajo estable y música. Al final elegí familia y trabajo estable. Ahora Lluís ya no exige tanto y todo ha vuelto a la normalidad.

-¿Qué mueve su mundo imaginario, el eje de todas sus letras?

-Supongo que lo que mueve el mundo imaginario de cualquier compositor, los sentimientos. Y en mi caso los sentimientos los causa las relaciones personales, algunas de ellas muy complejas. De ese sentimiento difícil de definir surgen las melodías que a mí me interesan y es curioso cómo a partir de esta melodía surge la letra casi sin pensar, y esta letra explica perfectamente ese sentimiento con todos sus matices, en forma de un relato corto.

-¿Encontrar las palabras que lleva dentro es siempre una tarea placentera?

-Es muy intenso, casi una especie de exorcismo. A veces te sientes como Will Hunting cuando el psiquiatra le dice: "No fue culpa tuya".

-Ciencia ficción y serie B. ¿Son sus principales fuentes de inspiración?

-Para componer estos relatos cortos me he basado en películas, libros o artículos que he leído, todos ellos relacionados con sentimientos que ya tenía en mi interior. Por ejemplo, la canción Deconstrucción surgió de una noticia sobre dos tipos de Alemania que quedaron vía internet para que uno matara al otro y comérselo después. Esto me sirvió para describir una relación un tanto destructiva que tenía en ese momento con un amigo, al que quiero mucho, a pesar de todo.

-Algunas de sus canciones transitan entre el miedo, el dolor, el desamor... ¿Se ve como un autor atormentado?

-Me veo como una persona con suerte porque tengo mucho amor alrededor. Sin embargo el desamor deja mucha huella. Y no me refiero solo al amor de pareja, también a la pérdida de la amistad. Respecto al miedo, me lo planteo más como un reto. Creo que tenemos miedo porque tenemos imaginación, y de una situación determinada imaginamos una gran cantidad de posibles finales, y muchos de estos finales no son finales felices. Supongo que en esto somos todos iguales aunque en diferente grado. El reto se trata de superar estos miedos. Mi mayor orgullo es ser capaz de subir a un escenario y cantar mis canciones. Eso es algo que a los 15 años era impensable para mí porque era un chico muy tímido y siempre me he sentido incómodo cuando la gente me observa. Es verdad que la edad ayuda, pero creo que aún ayuda más el afrontar los miedos.

-"No dejéis de hacer ruido que eso a mí no me molesta". ¿El noise fue su escuela?

-Otra frase de la misma canción es "es el aburrimiento el que va a hacer que yo me muera". Las dos frases quieren decir algo así como "haced algo interesante, coño! Aunque no sea cómodo hacerlo, aunque alguien se moleste o aunque os cueste un esfuerzo o sufrimiento".

-La música: ¿una evasión o una necesidad vital?

-En mi caso empezó como una evasión y se ha convertido en una necesidad. De hecho cuando acabo de componer una canción me encuentro en un estado de ánimo excelente, que va decayendo y decayendo hasta que llega otra canción. Es como una terapia para mí.

-Si Sexy Sadie supuso su formación, ¿su aventura en solitario supone su madurez artística?

-Dicen que se aprende de los errores y no de los aciertos. Yo no estoy para nada de acuerdo con esta frase. Cuando das con la tecla, aunque sea de casualidad, ya sabes que eso está bien, que funciona. Dar a una tecla equivocada no te garantiza que la siguiente tecla sea la buena, solo que esa tecla era equivocada. Dicho esto, diría que con Relatos Cortos he dado con la tecla.

-¿Por qué recurriste a Jaime G. Soriano para la producción?

-Tras tantas grabaciones me ha quedado claro que para dar con la tecla necesito contar con un buen productor, que tenga una experiencia contrastada y que entienda bien tu música. Jaime cumple con todos estos requisitos de sobra.

-¿Ha leído su Caído del cielo?

-No lo he leído. Me ha dicho que tiene un ejemplar guardado para mí, así que lo leeré cuando le vea. Muchos amigos me lo han recomendado, y son amigos con buen criterio.

-Página 15 del libro: "A Miki qué coño le pasa? ¿No le importa el grupo o qué? Pregunta: ¿Sexy Sadie llegó a cansarle?

-Recuerdo que cuando me fui a Barcelona a estudiar se me hizo muy duro, echaba de menos el grupo, vernos, tocar? Sin embargo, la distancia hizo que nuestra evolución personal fuera por diferentes caminos. Mi visión de lo que debía ser el grupo ya no coincidía con el del resto de la banda, por lo que al final tuve que dejarlo estar.

-¿Alguna vez se ha sentido un kamikaze sobre un escenario?

-Creo que soy más kamikaze a la hora de componer. Como dice la canción de El Kamikaze sonriente "bordear es más inteligente pero yo me hundo entero". Creo que el escenario es más seguro que hurgar en la propia mente.

-"Lo salvaje se durmió", canta en otros de sus nuevos temas. ¿Ya no resulta divertido caminar por el lado salvaje?

-No he dejado de caminar por el lado salvaje en el sentido de explorar cosas que para mí son desconocidas aunque conlleven cierto riesgo. Eso es diferente a ir haciendo el salvaje por lugares de los que no vas a aprender nada, aunque hacerlo de vez en cuando también es divertido. La letra que dice "no te enteras de que lo salvaje se durmió y ahora no eres más que un Pocoyó" va dirigido a otra persona, que ha dejado de caminar por el lado salvaje.

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